Para proteger a Laura Reyes Retana: dinero público para cohechar
Raúl Sifuentes entregó ilegalmente 300 mil pesos
al partido de la Libertad

• Negociaron la candidatura de Leonel Chaúl Chamut.


Por Juan Monrreal López

Febrero de 2003

Decir a estas alturas que Enrique Martínez y Martínez, gobernador de Coahuila, comanda un grupo de delincuentes sin sentencia enquistados en la administración, no es reiterativo. Día tras día, las pruebas documentales que asientan los actos ilegales del primer empleado del estado, junto con sus secretarios, se convierten en irrebatibles.
Carentes del sentido político, hicieron del dinero ilegal, la amenaza, la persecución y el acoso; poderosos instrumentos para apoderarse de la gubernatura.
Con estos mismos medios, pretendieron ganar las elecciones locales, el pasado 29 de septiembre.
El pueblo de Coahuila, rechazó en las urnas al gobierno autocrático martinista. El cincuenta por ciento de la población votó contra una regencia que por incapacidad y expoliación, sigue empujando al estado hacia el atraso económico y social, como lo muestran las cifras oficiales.
Esta es otra pequeña historia de depredación llevada a cabo por este grupo contra las Leyes del Estado.

Saltillo Coahuila.- El código penal del Estado de Coahuila reza en el Apartado Segundo: Delitos Contra la sociedad. En su Título Primero: Delitos contra las instituciones electorales. En su capítulo primero asienta que todos los delitos electorales se persiguen de oficio.
Por eso en su Artículo primero Fracción III habla del delito de peculado electoral específica en que consiste este delito. Dicho artículo dice que: Peculado Electoral. Destine fondos, bienes o servicios que tenga a su disposición en virtud de su cargo, al apoyo de un partido político o de un candidato; sin perjuicio de las penas que puedan corresponder por el delito de peculado; o proporcione ese apoyo a través de subordinados, usando el tiempo en que deben desempeñar sus labores.
Las sanciones especifica el testo, son de cincuenta a doscientas veces el salario mínimo; o sanciones de seis meses a seis años de prisión. Ambas sanciones a juicio del juez.
Y esto hizo Raúl Sifuentes Guerrero, secretario de gobierno, el tercer sábado de agosto de 2002, poco antes de que se cerrara la inscripción de candidatos a la presidencia municipal de Torreón.

Los hechos

Aprensivo porque la imagen de su candidata la priísta Laura Reyes Retana, no prendía, Raúl Sifuentes Guerrero, nervioso, aquel 10 de agosto, buscó vehemente por toda la ciudad de Torreón a los dueños del partido de la Libertad, Oscar Olveda y Gustavo Rodríguez Lack; el objetivo era detener la candidatura de Leonel Chaúl Chamut.
Comprarles la aspiración no era tanto problema, era la cantidad de dinero que tendría que entregar.
Chaúl Chamut, ex secretario general del PRI en torreón; cohesionaba en esos momentos a un buen número de seccionales priístas, inconformes con la candidatura de Laura Reyes Retana; hoy directora del Instituto estatal de la mujer. Raúl Sifuentes buscó al par mencionado por toda la ciudad de Torreón. Los encontró orondos en el café restaurante Bens, ubicado en la avenida Morelos y calle Treviño.
Como policías, la comitiva se introdujo al restaurante. Aspaventero, Ernesto Mesta, conocido como “el jato” se dirigió a la mesa donde se encontraban el par de vagabundos políticos y delincuentes electorales, Oscar Olveda y Gustavo Rodríguez Lack.
“Hola como estás” dijo el secretario de gobierno a un acompañante del par de franquicitarios del llamado partido de la Libertad. “Date una vuelta por Saltillo, hay algo bueno para ti”.
Vénganse para acá, ordenó “el jato” a sus testaferros; golpeadores políticos oficiales desde que se instalaron las mesas de concertación política, donde se discutió la ilegal Ley electoral prevaleciente en Coahuila.
Arrinconados a un lado del baño, Raúl Sifuentes escuchó la primera propuesta de la subasta. La apertura fue de 1 millón doscientos cincuenta mil pesos. “Necesitamos ese dinero licenciado, para hacer una buena campaña, dijo Rodríguez Lack.
Sifuentes Guerrero rechazó entregar tal monto. La negociación quedó en que el domingo a mediodía, se les concederían 300 mil pesos. “Allá nos vemos en Saltillo”. Se paró, “el jato” Mesta retiró las sillas al paso del secretario de gobierno, sellando la suerte de Chaúl Chamut que estuvo esperando ser registrado.
Contrario a su costumbre – de prorratear todo lo que sea dinero- Raúl Sifuentes entregó los trescientos mil pesos prometidos al par de gitanos de la política, el domingo 17 a mediodía. Ese fecha, fue un día alegre para los bolsillos de este par desaparecido de la escena pública; como todos los candidatos morrallos que se prestaron a ser comparsa.
Los resultados ya se conocen; Laura Reyes Retana no ganó, como tampoco el ilegal partido de la Libertad, consiguió el registro.

Delincuente electoral y narco político

Si existe un secretario sobrado, por ser ilegal en el gabinete martinista, se llama Raúl Sifuentes Guerrero. Señalado abiertamente como narcotraficante en el reportaje de Ricardo Ravelo “El narco todo lo toca en la Comarca Lagunera” aparecido en el portal electrónico de la agencia Apro de noticias, primeramente; para después aparecer publicado en el semanario Proceso; este delincuente sin sentencia, guardó silencio ante el escrito.
Quien calla otorga, dice la sabiduría popular. Raúl Sifuentes siempre calla en público, paro lanza las amenazas en privado. Para eso es eficiente.
En el reportaje, efectivamente aporta pocos datos nuevos, acerca de los vínculos de Sifuentes Guerrero, con esta actividad ilegal, pero el secretario de gobierno, nada dijo. Ahora se encuentra amparado por el poder del delincuente mayor de la entidad, Enrique Martínez y Martínez, quien quiere “la grande” no se sabe si la celda o que; porque allí es donde debe de estar, da acuerdo con la Ley.
Una cosa es cierta, el Código Penal de Coahuila estipula que los delitos electorales se persiguen de oficio, encomienda que Oscar Calderón Sánchez, procurador del Estado, no cumplirá.
Como se sabe, las bandas delictivas así funcionan; con base en el encubrimiento. Solo la ciudadanía con su presencia real, puede ubicar a estos funcionarios donde deben de estar. A ver cuando.
Seguimos haciendo responsables a Enrique Martínez y Martínez y Raúl Sifuentes Guerrero, si alguno de los miembros de Demócrata Norte de México, familiares o sus bienes sufren algún daño. Que no quede duda que ellos fueron.

 

Publicado con autorización de la Revisa Demócrata Norte de México.

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