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Por Valentín Cardona
Primera parte
9 de diciembre de 2014

Para eso de convocar a licitaciones y subrogar servicios médicos que no puede o no le conviene otorgar al Hospital Regional de Salamanca de Pemex, Jesús Francisco Guerrero Romero y Edilberto Rodríguez Cobos –director y subdirector del Hospital Regional Salamanca de Pemex– se pintan solos.

No por algo México se encuentra en el poco honroso lugar 103 de 174 en el mundo, en cuanto a niveles de corrupción se refiere. Es decir, México es un país harto corrupto, comenzando por la “casa blanca” de la pareja presidencial encabezada por “La Gaviota”, Angélica Rivera.

El caso es que apenas el 3 de diciembre último, Transparencia Internacional indicó que México alcanzó 35 puntos en una escala de 0 a 100, y que “una calificación pobre es probablemente una señal de la prevalencia de cohecho, falta de castigo por corrupción e instituciones públicas que no responden a las necesidades ciudadanas”.

Transparencia Internacional  expresó alarma porque “ningún país obtiene una calificación perfecta y más de dos terceras partes quedó por debajo de 50 en una escala de cero (altamente corrupto) a 100 (muy limpio)”.

De acuerdo con información obtenida por Imagen Médica, la Licitación Pública Internacional LA-018T41013-T102-2014, referente a “Servicios Médicos Subrogados para el Hospital Regional Salamanca –de Pemex”, se trató de todo un concierto de corrupción, al grado de que el Órgano Interno de la institución se abstuvo de firmar las actas de notificación del fallo del hospital. Quizá, para no verse involucrado en acciones sucias a la luz de cualquiera, aunque actuó en complicidad.

Para adjudicar los diversos contratos de subrogación de servicios médicos, Rodríguez Cobos – responsable de la evaluación técnica de las propuestas- se aseguró de confeccionar un traje  a la medida de los “ganadores”, con la complicidad de María del Carmen Zapata Dolbecker, la jefa del departamento de Adquisiciones y responsable de la evaluación legal y económica de las propuestas. Y lo hicieron bajo la premisa de su estrecha relación con Fernando Pacheco Martínez, líder de la sección 24 del sindicato de Pemex en Salamanca.

Pero las redes de complicidad se extienden hasta el manto protector de Carlos Romero Deschamps, líder único sindical de Pemex quien pese a múltiples señalamientos de corrupción por años, no está pudriéndose en la cárcel. Y no queda exento el secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración Pemex , Pedro Joaquín Coldwell quien destacó el 7 de octubre pasado –en la instauración del nuevo Consejo de Administración de la paraestatal-, que todos los integrantes del nuevo Consejo “son profesionistas con una distinguida trayectoria y sabrán regirse bajo los principios de transparencia, honestidad, eficiencia, equidad, responsabilidad social y ambiental, plasmados en la Ley”.

Coldwell olvidó que “abajo” de los flamantes y nuevos funcionarios existen intrincadas redes de corrupción que manejan a Pemex y que en ese submundo se ubica precisamente el sindicato. A pesar de llamar a la transparencia y honorabilidad, Coldwell olvidó citar a los funcionarios “menores” de Salamanca.

Y, mientras, Joaquín Coldwell se deshacía en elogios para el depauperado presidente Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin, director general de Petróleos Mexicanos informaba que el 18 de noviembre se presentaría ante el Consejo de la paraestatal el proyecto de reestructuración de Pemex, lo que sin duda contribuiría, dijo, “á a conseguir los objetivos y metas planteadas en el proceso de transformación de la empresa”, sí, como no.

El caso es que la Licitación Pública Internacional LA-018T41013-T102-2014, referente a “Servicios Médicos Subrogados para el Hospital Regional Salamanca” se trató de una mayúscula faramalla, en la que el Órgano Interno de Control guardó silencio y hasta filtró información al hospital para que Rodríguez Cobos limpiara sus triquiñuelas.

Rodríguez Cobos se dice protegido por Pacheco Martínez,  éste mantiene una estrecha y misteriosa relación con María de Jesús Flores Bribiesca -“la Marichuy”-, la mujer de Rodríguez Cobos y tesorera de la sección sindical.

En el arte de la manipulación, la Marichuy despojó de su puesto a una médica ginecóloga de larga trayectoria para otorgar la plaza a su hijo ginecólogo y en el colmo del cinismo y prepotencia, haciendo arte pleno del nepotismo, consiguió plaza también a su hija y a las respectivas parejas de sus vástagos.

Cuentan en los pasillos del hospital a quien esto escribe, que Rodríguez Cobos siempre tuvo una trayectoria “chafa” como médico y que incluso no contaba con el perfil solicitado por el hospital para ocupar la subdirección, hasta que la gracia le sonrió por su estrecha relación con los poderosos caciques sindicales, quienes le brindaron el punto de apoyo para comenzar sus triquiñuelas y buscar desesperadamente una jubilación –en diciembre próximo- con el último sueldo como subdirector. ¡¡Viva el México de Peña Nieto!!

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