Grupo Carlos Herrera se resiste contra Ismael Hernández

El Tribunal Federal Electoral tiene denuncia para
anular proceso interno del PRI en Durango

Manifestación priísta pide a Carlos Herrera, ser candidato ajeno al tricolor

 

Pese a ser el candidato oficial del PRI a la gubernatura de Durango, Ismael Hernández Deras sigue enfrentando resistencias del grupo Carlos Herrera, al quien venció en la pasada Convención priísta del 14 de diciembre de 2003.
El hostigamiento no sólo es político, también incluye el aspecto legal. Impugnado ante el TRIFE, recién terminó la Convención del 14 de diciembre, por el ex dirigente estatal de la Liga de comunidades agrarias de la CNC , el ex diputado federal, José Manuel Díaz Medina. La denuncia ante el organismo electoral, quiso desmentirla el propio gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, quien teme que la acusación prospere.
Por otra parte, en el frente político, miles de vehículos portan en sus defensas calcomanías, exigiendo al dueño del grupo Carlos Herrera, ser candidato a gobernador por cualquier partido. Además, en las principales plazas de armas de las ciudades más importantes del estado, se establecieron mesas receptoras de firmas para demostrar que el cacique gomezpalatino goza de fuerte peso político en Durango.
Los ánimos amenazan con desbordarse. El peligro es real para el PRI, a tal punto que puede resquebrajarse, antes de las votaciones del 4 de julio del presente año.

Por Juan Monrreal López

 

Gómez Palacio, Durango.- El jueves 29 de enero, amanecieron instaladas en las plazas de armas de las principales ciudades del estado, mesas receptoras de firmas de apoyo. La intención era demostrar que el avecindado gomezpalatino, Carlos Herrera Araluce, reúne apoyo suficiente para registrar su candidatura a gobernador, pese haber perdido la nominación en la Convención estatal priísta.
Simultáneamente, brigadas de jóvenes pegaron miles de calcomanías en las defensas de los automóviles, en donde se exige a Carlos Herrera, registrarse como candidato a gobernador. A la vez, cientos de mantas, se colgaron de los principales puentes peatonales, parques públicos, comercios; demandando que el jefe del grupo de Gómez Palacio, contienda para gobernar, al margen del tricolor; que en ultima instancia, los capitanee por cualquier partido.
Para quien a seguido los acontecimientos de la nominación priísta, sabe que el trasfondo de las protestas, son los duelos políticos entre el grupo Carlos Herrera y el de Maximiliano Silerio Esparza.
La nominación de Ismael Alfredo Hernández Deras como candidato oficial del PRI a la gubernatura del estado, lejos de apagar las reyertas, las acendró. Los choques vienen desde que Silerio Esparza gobernó Durango y Carlos Herrera, despachaba en la presidencia municipal de esta ciudad.
Ahora con las riñas en puerta -engendradas para alcanzar las nominaciones de diputados locales y alcaldes – un Ángel Sergio Guerrero Mier, diezmado, sin credibilidad partidista, es testigo mudo del desbarajuste priísta a todos sus niveles; desde sus secciones y comités municipales, hasta el Comité directivo estatal.
Por eso, no existe una norma para los procesos internos pendientes. Las nombramientos serán por delegados en algunas circunscripciones y municipios; en otras, los aspirantes se elegirán por votación universal. En síntesis, cada municipio y distrito actúa como mejor le acomoda la realidad política, no porque la democracia florezca en el priísmo. 

Sergio Guerrero Mier, se puso la camiseta priísta

Los secretos priístas se guardan en voz baja; no es, que no se divulguen. En el PRI, es conocido que la disciplina guardada por Carlos Herrera, frente a la candidatura de Ismael Hernández Deras, es de los “ dientes para fuera”. En este contexto, se ubica la denuncia de José Manuel Díaz Medina, ratificada en el TRIFE, por el oficial mayor de la CNC , Raúl Castañeda Romero.
La presión legal es tan real que el propio Guerrero Mier, desmintió el 14 de enero, en una de sus giras de trabajo por este municipio, la querella contra el proceso interno del PRI. La defensa consistió sólo en declarar que la acusación “estaba retirada”. Quince días después, el representante campesino Raúl Castañeda Romero, desdijo la afirmación del abúlico gobernante.
La respuesta del grupo Carlos Herrera, fue a más. El 31 de enero emprendió, en jardines públicos y miles de viviendas de la Comarca Lagunera de Durango, otra ofensiva contra la candidatura de Ismael Alfredo Hernández Deras.
Casa por casa, fueron distribuidos libelos, denunciando la imposición del candidato oficial. Para oponerse a tal efecto, en los pasquines se invitó a manifestarse el 4 de febrero, por las principales calles de Gómez Palacio. El morbo priísta y ciudadano junto con los deseos de que el PRI se divida, levantó expectativas de ver reunidos, cuando menos, quince mil manifestantes. La realidad desmintió este sueño guajiro de los herreristas.

Los líderes convidantes

José Antonio Leyva Sánchez cabecilla de la CNC , y los líderes de colonias populares, Pedro Quiñónez, Genoveva Alanís miembro del PT, ex regidora en el periodo de Carlos Herrera; junto con Rosalía García de Gamboa, esposa del ex alcalde de esta ciudad, movieron sus grupos para inducir a la “gran marcha” de protesta.
La cita quedó programada para el 4 de febrero, a las 4 y treinta de la tarde, en el estacionamiento del restaurante Martin`s, ubicado en el Bulevar Miguel Alemán. Sin embargo, la incitación no tuvo el eco deseado. A las 5 de la tarde que partió el movimiento, sólo 250 personas arrancaron con sus desangelados gritos y anhelos, hasta el edificio del PRI municipal.
Allí, sin que nadie los atendiera, volvieron a desfilar hasta la plaza de armas, culminando a las 7 de la tarde frente a la casa del líder del grupo Carlos Herrera. Entonces, fueron escuchados por el hijo de quien creyó ganar la candidatura a gobernador. Ernesto Herrera Ale – en medios señalado por hipotéticos vínculos con narcotraficantes – dialogó varios minutos con los sublevados.
En ese momento, con el más clásico de los estilos del auto engaño, el hijo del cacique gomezpalatino, comprometió a su papá para acompañar a los manifestantes inconformes a la ciudad de Durango, en la semana que va del 9 al 14 de febrero, a fin de exigir su registro como candidato; o en su defecto, exigir la anulación del proceso interno priísta.
Aceptó por el autor de sus días, que este actuará en evento publico programado en la plaza de armas de la ciudad, el viernes 13 del presente. Un día después, en pleno día del amor y la amistad, se supone que los seguirá a la ciudad de Durango, sitio en el cual llevarán a cabo un programa de rechazo similar.

Las vacilaciones de Carlos Herrera

La prepotencia de Carlos Herrera en todo el proceso de nominación priísta fue su primer gran error. Esta actitud es la que condujo al entonces todavía jefe del PRI en el estado, Ángel Sergio Guerrero Mier, a dudar de las bondades de aliarse con el cacique gomezpalatino. Por ello, fueron aliados de último momento, cuando la elección prácticamente la tenía ganada el grupo del ex gobernador, Maximiliano Silerio Esparza.
Ahora con los ánimos todavía encrespados, Carlos Herrera, duda de apuntalar públicamente la rebelión que el mismo patrocina.
Con una semana de preparativos, la movilización programada para el 4 de febrero, fracasó entre otros factores, por las vacilaciones del cabecilla del grupo Carlos Herrera. De acuerdo a miembros del grupo, Antonio Leyva Sánchez, junto con los otros líderes, recibieron apoyo económico de este neo rebelde de las sombras; “ si no de dónde” dice un dirigente, al tiempo que hace una seña con los dedos índice y pulgar de la mano derecha, simulando un círculo.
Ese mismo 4 de febrero, como a las 13 horas, después de terminar la sesión de Cabildo, la alcaldesa de esta ciudad e hija del protagonista, declaró que recién se había enterado de la manifestación “ quiero manifestarles que no estoy de acuerdo con esa marcha, que mi familia y el propio Carlos Herrera no están de acuerdo, el que perdió perdió y el que ganó ganó. Don Carlos a dicho que no se voltea ni dormido”.
Sin embargo, en las oficinas públicas de la alcaldía se promovió la marcha, pese al desplegado aparecido en los diarios locales, en los que se pedía por parte del ex candidato derrotado, no participar en el evento. Si las vacilaciones públicas son las que han minando la fuerza y movilización de las huestes herreristas; el manifiesto acabó por desconcertarlas aun más. El lacónico e impersonal manifiesto dirigido al limbo político, hundió más profundamente en la desazón, a los cabecillas de los círculos inconformes.
Para los seguidores de Carlos Herrera, el desplegado desmoralizó a sus mesnadas. El “jefe sigue igual: falto de estrategia y pericia política. Se invitó a trabajadores del municipio, del edificio Durango, e inclusos se habían contratados ciento cincuenta camiones para trasladar a las personas, antes y después de la manifestación; pero ya ve lo que pasó” . Termina diciendo este líder que cree asistir al ocaso del grupo Carlos Herrera.

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