Por Alicia Alejandra

Twitter: @Alisless

 

 

 

 

La verdad de nuestra existencia sin sabor ni conciencia contaminada por la aparatosa realidad, la crueldad de los seres humanos y de mucha tanta gente que vive con la maldad sin tiempo para el arrepentimiento y con la mente sucia de palabras sin escrúpulos. Mirando este mundo miserable y en pie de guerra, siento la respiración del fuego de aquellos cobardes que en mi entorno se amontonan sin pensar en la virtud más bella de la vida en sí. Siento la vida como una guerra, no por mí, sino por los abusos de la política, la violencia y la tradición de la moralidad infundada en valores caducos y completamente muertos.

 

 

 

Solo el placer temporal de hacer mi vida mejor me solventa paz y sosiego. Escapar de todas las masas agitadas que se revuelven con la buena sociedad. Mi visión de ser mejor día con día y formar ese cerrito de buenas acciones me hace creer que la cosecha será buena y sin pensar en lo que pienso, me despierto en mi seleccionada realidad, ajena del mundo y del tiempo. Dulcemente acurrucada en mis pensamientos, en mis veredas trazadas olvidando lo malo por una mañana sin pensar en el pasado ni el presente, solo viviendo de mis sentidos, comiendo de mi mente y bebiendo de los míos. Todo lo bueno y hermoso no siempre prevalece y tal vez se muere en el intento, pero prefiero un día de paz que estar pensando siempre en el tormento.

 

 

 

De este morir del mundo, vivir es lo que quiero. Con las buenas presencias, permítanme disfrutar mientras dure, que para todo lo demás quizás no tenemos suficientes manos para acabarlo.

 

 

 

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