Por: Alejandra Coral

Twitter: @ayflaca

 

Es un mal necesario, un guilty pleasure. Ver una comedia romántica se ha vuelto, para muchos, en la dosis de amor surrealista necesaria para, de manera un poco irónica, recuperar la esperanza y volver a creer en el amor. Es un círculo vicioso de las audiencias que necesitan regenerar su realidad con ficción. Y sin duda, un negocio rentable que año tras año recauda millones de dólares. Por el éxito de las comedias románticas, pareciera que estamos enamorados del amor. Disfrutamos la sucesión de destinos que se entrelazan y deshacen en la pantalla y los sufrimos y los añoramos y los perseguimos al ritmo de canciones pegadizas que acompaña la aventura. Entonces queremos ser ellos, los personajes. Y no queremos sólo el final feliz que nos regalan; también ansiamos poseer la historia completa. Quizás eso suceda porque justo en ese momento de gloria romántica estamos convencidos que la felicidad que conquistó esa pareja, durará para siempre.

Y no es nada nuevo. La comedia romántica ha sufrido muchos cambios a lo largo de la historia desde William Shakespeare, quien inició con el género en el teatro. Sin embargo, los inicios de la comedia romántica en el cine, se sitúa por los años 30. Directores como Howard Hawks, Ernest Lubitch y Frank Capra, cada uno en su estilo, marcaron los cimientos de la actual comedia. La Gran Depresión que sufrió la economía de Estados Unidos en 1929 se apunta como una de las razones por la cual, el género ganó territorio. A partir de la década de los 40, las películas empiezan a cambiar. Las comedias maritales se hacen más comunes y la figura de la mujer cobra mayor importancia debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, donde los hombres se veían obligados a abandonar el hogar. Esa fue la época de grandes guionistas y directores como Garson Kanin, Charles Brackett o Preston Sturges.

De los años 50 se destacan Roman Holiday, de William Wyler, de donde surge la memorable escena del paseo de los protagonistas en Vespa por Roma; y Sabrina, de Billy Wilder, película de la que en 1995, Sydney Pollack, hizo un remake con Harrisond Ford y Julia Ormond.

Sin embargo, durante la época de los 60, donde la industria del cine está en su peor momento por la irrupción de la televisión, la comedia romántica es uno de los géneros más afectados, y esto continúa hasta principios de los finales de los 70 hasta la llegada de un nuevo creador: Woody Allen. El neoyorquino le da a la comedia romántica un aire más intelectual y profundo con Annie Hall y Manhattan.

En los años posteriores a Allen, Hollywood apuesta por una producción masiva de películas tópicas. Todas, con finales felices. Recurso que fue objeto de análisis por la Universidad Heriot-Watt, de Edimburgo, en el Reino Unido. Su estudio explica que ver comedias románticas en exceso, puede ser nocivo para la pareja ya que éstas transmiten una falsa realidad donde existen relaciones perfectas. En las comedias románticas se suele hacer énfasis en el concepto de la media naranja, en el cual, se concibe a la persona sin pareja como un ser incompleto, donde la independencia equivale al desamor. Como resultado, al comparar una relación con las que salen en pantalla grande, siempre se encontrará una decepción.

Y como el amor parece haber perdido seguidores, en los últimos años el tipo de comedia romántica que se produce, cambió. El sexo pasó a primer plano y el hombre es ahora, el que sufre más. 500 Days of Summer es uno de los ejemplos de este giro donde además, Marc Webb no regala el clásico final feliz entre los protagonistas y expone una versión más realista de la vida donde no siempre te quedas con quien quieres. Y lo mismo ocurre en películas como No Strings Attached o Friends with benefits, que en el 2011, apuntaron al sexo sin amor entre amigos, donde el enamoramiento y el romance casi desaparecen de la trama. Al parecer la apuesta de las nuevas comedias románticas apunta a disminuir la dosis de romance y aumentar, o al menos intentar, la dosis de humor.

 

Las 10 comedias románticas más taquilleras del cine.

Película

Año

 Recaudación

My Big Fat Greek Wedding, dirigida por Joel Zwick. Con Nia Vardalos, John Corbett y Michael Constantine.

2002

 US$241,438,208

What Women Want, dirigida por Nancy Meyers. Con  Mel Gibson, Helen Hunt and Marisa Tomei.

2000

 US$182,811,707

Hitch, dirigida por Andy Tenant. Con Will Smith y Eva Mendes.

2005

 US$179,495,555

Pretty Woman, dirigida por Garry Marshall. Con Richard Gere y Julia Roberts.

1990

 US$178,406,268

There’s something About Mary, dirigida por Bobby Farrelly y Peter Farrelly. Con Cameron Diaz, Ben Stiller y Matt Dillon.

1998

 US$176,484,651

The Proposal, dirigida por Anne Fletcher. Con  Sandra Bullock y Ryan Reynolds.

2009

 US$163,958,031

Sex and the City, dirigida por Michael Patrick King. Con  Sarah Jessica Parker, Kim Cattrall, Cynthia Nixon y Kristin Davis.

2009

 US$152,647,258

Runaway Bride, dirigida por Garry Marshall. Con Richard Gere, Julia Roberts y Joan Cusack.

1997

 US$152,257,509

Knocked Up, dirigida por Judd Appatow. Con Katherine Heigl y Seth Rogen.

2007

 US$148,768,917

As Good As It Gets, dirigida por James L. Brooks. Con  Jack Nicholson, Helen Hunt.

1997

 US$148,478,011

 

*Este artículo fue escrito inicialmente para la revista “Vamos” de Ecuador por Alejandra Coral.

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