por Arturo Garmendia


Sergio Arau, además de ser hijo del también cineasta Alfonso Arau, ha destacado como caricaturista, roquero irreverente (creó la banda Botellita de Jerez en los ochentas) y finalmente cineasta autor de media docena de cortometrajes, uno de los cuales, realizado en 1988 es el antecedente directo de Un día sin mexicanos puesto que se llama igual y explota la misma idea básica del filme que ahora se estrena: Un díael estado de California despierta y se encuentra con que una tercera parte de su población ha desaparecido. La característica que une a los 14 millones de desaparecidos es su origen:se trata de mexicanos, españoles, latinos, sudamericanos, méxico-americanos,centro-americanos,caribeños, etc. De otra parte, California está incomunicada del resto del país y rodeada por una gruesa cortina de niebla que impide tránsito o comunicación alguna con el resto del mundo.
Se trata de un falso documental, evidentemente en tono de farsa, que toma por eje la indagación que del asunto hace un canal de televisión local, uno de cuyos comentaristas, el encargado de leer los pronósticos climáticos, ha desaparecido; mientras que misteriosamente otra locutora es la única persona de origen latino que permanece en el estado.
Las vicisitudes que provoca la ausencia de trabajadores domésticos, dependientes comerciales, jornaleros agrícolas, colectores de basura y agentes de limpieza urbana, en el hogar de un político reaccionario que en la coyuntura debe cambiar radicalmente su posición, el canal de televisión, la familia gringa de un roquero, el ejército que no duda en acudir a los experimentos más extremos para controlar la situación, los “científicos” afiliados a la especulación para-normal, las sectas religiosas, los adeptos al “fenómeno alien” y aún la migra, preocupada porque los latinos no sólo han desaparecido sino que no intentan infiltrarse nuevamente a esa parte del “paraíso americano”, lo que pone en riesgo sus empleos, forman la trama de la cinta, enlazando una tras otra diversas situaciones caricaturescas, aderezadas con abundancia de una sal un tanto gruesa. Formalmente, la cinta no tiene mayor preocupación que hacerse inteligible, lo que con trabajos logra pues la fotografía es plana, la escenografía improvisada, las actuaciones rudimentarias y la banda sonora deficiente. No había mucho presupuesto y con ello mayor oportunidad de lucimiento, es cierto. Entonces, la apuesta es por el contenido, que toca un tema de “palpitante actualidad”: no la migración latina a los Estados Unidos, ni siquiera la condición marginada y sin garantías de los migrantes en ese país, sino una cierta percepción de discriminación sentimental hacia los latinos, cosa injusta porque bien se sabe cuán simpáticos somos.

Gracias a su coartada documental, la cinta logra filtrar ciertas estadísticas: Hay 14 millones de latinos en el estado de California, aportan el tanto por ciento del PIB; consumenen servicios sólo un x por ciento,conmucho inferior a lo que aportan; han permeado culturalmente a toda la población (díganlo si no la masiva penetración de los “burritos”), reforzado la bóveda celeste hollywoodense con estrellas que van de Ricardo Montalbán y Dolores del Río a Diego Luna y Salma Hayek y, para acabar pronto, contribuido a mejorar la puntería de la border patrol,ahora sólo con balas de salva, tanks Fox.

Somos buenos, y aunque no somos tan bonitos, somos baratos. Entonces ¿porqué no nos quieren? Según la cinta, porque no nos ven. Pero si de veras desapareciéramos, se darían cuenta de que somos imprescindibles y tal vez entonces, nos querrían. Porque aquí no caben reivindicaciones económicas, prestaciones sociales, ni alto a la violencia racista: all you need is love. O tal vez Arau Jr. piense que, con el amor, todo lo demás vendrá como agregado. Después de todo, no sería el único: veanlo que le pasó a nuestro presidente al confiar ensu amistad ranchera con el inquilino de la Casa Blanca.

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