Por Alicia Alejandra

Twitter: @Alisless

 

Abres los ojos en el esperado fin de semana y encuentras una nota encima de la cama.

La casa con aroma a las rosas que me traes al llegar y algunos destellos de sol iluminando la habitación. Sonríes y me buscas por el resto de la casa. No me encuentras.

La nota en el que solo hay escrito: ¿Tienes hambre, amor? Te ríes y lo lees una y otra vez intentando buscar pistas para comprender un poco hacia dónde va todo eso. Piensas en hablarme al celular o sentarte delante del televisor esperando que llegue y te explique el porqué de esa nota, pero esperas paciente y entiendes que es un juego de muchos que tenemos y es una de mis maneras de sorprenderte o al menos de intentarlo. Esperas paciente y abres una cerveza del refrigerador, impaciente me mandas un mensaje y no tienes respuesta. De pronto encuentras otra nota en el comedor y te revuelve la cabeza por no saber qué pasa. La nota dice que vayas al restaurante de enfrente, al fin de cuentas la primera nota tiene relación con la segunda y te decides a cruzar la calle y entrar al lugar, lo haces un poco indeciso pero no hay dudas de que ahí te espera tu desayuno. Al llegar, el mesero del lugar se acerca a ti y pregunta si puede ayudarte en algo, realmente no sabes qué responder, pero le dices que alguien está esperando por ti. El mesero ya está enterado de todo, pero le divierten tus gestos de asustado, se asegura de tu identidad y te lleva a tu mesa. Te asombras de no encontrarme ahí y le preguntas al mesero por mí, él no responde nada y sigue con las reglas del juego; sigues sorprendiéndote pero decides no preguntar nada. Llega el desayuno con café, pan tostado con panela, huevos con mantequilla y jugo del que más te gusta. Te agrada lo que está pasando pero no dejas de pensar en lo que sigue, desayunas con calma pero sabes que no tienes mucho tiempo porque ya quieres ir por mí. El mesero te pregunta si deseas algo más y respondes que la cuenta. Cuando regresa, te entrega otra nota como las de casa que decía: “Espero que estés satisfecho y lleno de energías, pero sobre todo, espero que hayas disfrutado el desayuno, ahora necesitas ir a la farmacia de la esquina y comprar una prueba de embarazo”. ¿Una prueba de embarazo? Y ya no sabes cómo reaccionar porque estas completamente sin palabras, no sabes bien si ir o no y solo te quedas pensando si esa es mi manera de darte la noticia de un hijo. Te quieres hacer a la idea pero finalmente vas a la farmacia y haces lo que te pido. Al entrar, la chica de la farmacia te pregunta que qué es lo que necesitas y le indicas. Después la chica te saca otra nota y te confundes aún más y no quieres leerlo por los nervios que te atormentan. La nota decía: “¿Embarazada? No”. Pero eso era para inquietarte un poco y que tengas bastantes sentimientos encontrados e inesperados. Para que no se te olvidé, por favor pasa a mi librería favorita, esa que está cerca de casa y compras una agenda. Vas y pides la agenda, la persona de ahí te entrega otra nota y tú de plano ya te encuentras desubicado. La nota decía que un taxi te espera en la puerta de la casa…. Llegas y encuentras al taxi, no sabes adónde te llevará pero con todo lo que ha pasado decides subir y descubrir el misterioso recorrido. El taxista te reconoce, te invita a entrar y te pide que te vendes los ojos con la bufanda que está atrás, también te dice que no te preocupes por nada y que algo te espera al llegar. Durante el recorrido, el grandioso taxista pone “casualmente” canciones que significan algo para nosotros, que por cierto son muchas. Sonríes de nuevo y tienes curiosidad por saber adónde llegará, tienes ganas de abrazarme y darme un beso. Y créeme que yo también las tengo.  Al llegar, al fin te abro la puerta, te quito la bufanda de los ojos y te recibo con un tierno beso. Te asombras al ver que estamos en el aeropuerto y te explico que nos vamos a Cuba. Que la agenda significa que debemos ponerle fecha a todos los viajes que queremos hacer, por los que hemos soñado y por los que estamos luchando, también que en alguna parte de esa agenda escribas lo grande que es nuestro amor y el camino que aún nos falta por recorrer.

Y está de más explicarte que me encanta viajar contigo y conocer lo inexplorado, que nunca hemos hecho el amor en Cuba y que te amo como a nadie.

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