Por Rebeca Leal Singer
Twitter: @Rebecrop

Odia el afán fresco y derecho

que ha insistido en convertirse en riesgo

de tus frágiles ideas ya perdidas,

por olvidarse a ellas mismas y al pecho.

 

Son lamentables tus pobres y antiguos recuerdos,

la sátira de un cáliz enfermo,

es tres y setecientas mil veces

peor que reconocerse como estrella de mar.

 

A uno mismo que es solo eso,

uno quieto, muy quietecito entre los peces.

Que se menean en el líquido dar,

incluso después de haber sentido el peso.

 

Glup, Glup: tragos muy lentos de agüita.

Diferente a la otra, esquina de yeso,

estás acostumbrada a tener que pagar.

 

El tuyo es un contenedor, circular recipiente.

¿Serás tú también redonda?

Como el ciclo de la falta de memoria.

 

Eres tú, sí.

Cáliz que fue de vida sana y de vida enferma.

Un lápiz sin grafito, indispuesto a documentar.

 

O giró a tu nuca con fuerza

y ha sido de ese modo, como se dificulta el evocar.

De un día o han sido varios.

No podría en este momento aseverar.

 

Recapitulo por ti, inhumana pintura,

arte absurdo que no es arte, no lo es de cerca.

De lejos se mira y se aprecia,

al desempolvar omitido pasado. 

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