Que paguen los trabajadores
Santiago Levy, el chantaje
Vega Galina, la humillación

Jani Luna González y Valentín Cardona
12 de Octubre de 2003

El pasado miércoles 8 de octubre los trabajadores del IMSS tomaron las calles, despertaron de un letargo de casi 15 años de sometimiento y de degradación por parte de “las autoridades” del IMSS.
Desde ese día, un sepulcral silencio ha sido la característica principal de Santiago Levy Algazi, el “enemigo número uno de los trabajadores” y director de la institución. Y por eso, en una búsqueda hasta ahora infructuosa, los trabajadores le cantan a coro: “Santiaguito, Santiaguito, dónde estás, dónde estás…”
En un ambiente de extrema incertidumbre, tensión y nerviosismo, la mañana del jueves 9 inició el XLII Congreso Nacional Ordinario del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS). Y fue así, porque la tarde anterior se consumó la rebelión de los 52 congresistas de la sección 34, quienes frente a las oficinas del IMSS en Reforma, exigieron a su líder nacional, Roberto Vega Galina, la defensa del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), así como dejar intocado el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP).
Ese día, y a través de airadas consignas, los disidentes hicieron literalmente pedazos a Santiago Levy Algazi. Anunciado que fue el movimiento de los congresistas, Roberto Andraca González, todavía secretario general de la sección alzada, no tuvo más remedio que “escapar” de la sede del sindicato en Zamora, para sumarse a una atropellada marcha que partió del Centro Médico Nacional Siglo XXI con destino a Reforma, donde para su fortuna, unos mil disidentes lo recibieron de buena manera, aunque bajo la advertencia de “Andraca no te vendas”.
Miedoso y protegido por algunos de sus huestes, Andraca González prometió a los trabajadores y congresistas que defendería, con todo, tanto al CCT como al RJP. Esa tarde del miércoles 8 se convirtió en algo así como un ensayo de lo que sucedería dos días después.
En medio de un brutal despliegue policiaco, al mediodía del jueves y mientras se desarrollaban los trabajos del Congreso, ya había afuera del Centro de Convenciones del sindicato, sobre Tlalpan, unos 600 trabajadores que a través de equipos de sonido hacían llamados a los congresistas para que defendieran los intereses de los trabajadores y no permitieran, que a través de un Congreso Extraordinario, el sindicato se comprometiera con el Instituto a la revisión, y mucho menos, a la modificación del RJP.
Llamaban también a sus compañeros a que se comunicaran a sus unidades y que avisaran a los trabajadores que al término de sus labores se concentraran ahí en Tlalpan, para estar alertas ante cualquier “traición”.

LA POSTURA DE VEGA

Como a la una y media de la tarde de ese jueves 9, inició la conferencia de prensa a la que el sindicato convocó a los medios de comunicación. Al salón anexo al recinto donde se explicaba a los congresistas cuáles habían sido los avances en la revisión del CCT y reglamentos, y en donde el Congreso decidiría “si se aprobarían o no”, llegó Vega Galina acompañado por todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional y la mayor parte de los secretarios seccionales del país.
Fue el secretario de Prensa, Félix Perusquía Castillo, quien anunció el objeto de la conferencia, “es para informar del estado actual de las pláticas con el IMSS, entendido éste como patrón”, dijo.
Y enseguida, Vega Galina soltó:
— Para decirles que estamos en un acto totalmente estatutario, democrático, con 994 delegados de las diferentes secciones que tenemos desde Quintana Roo hasta la Baja California Sur, que son electos a través del voto directo y secreto de mis compañeros.
Nosotros presentamos en tiempo y en forma un pliego petitorio serio, viable, responsable, sin poner en peligro la estabilidad económica de nuestra institución, de nuestra fuente de trabajo, lo presentamos en tiempo y en forma ante las autoridades laborales de este país, y lo analizamos desde finales del mes de agosto, hasta la semana pasada.
Llegamos a acuerdos en donde tenemos avances sustanciales en nuestro impacto laboral, sobre todo es difícil que un Contrato Colectivo como el nuestro, podamos tener un número muy importante, generalmente son adecuaciones para que la atención que nosotros damos a la derechohabiencia sea más fluida y la nominación y el manejo de los recursos humanos -de nosotros los trabajadores del Seguro Social- sea más fácil, sin tantos trámites burocráticos. Indudablemente que nosotros también buscamos mejoras económicas, porque ésta es una revisión contractual, y salarial.
Ahí hemos llegado a acuerdos importantes, trascendentales, y también platicamos sobre un programa que se está envejeciendo y que no tiene condiciones laborales adecuadas, que es el programa IMSS-Oportunidades, que dentro de las pláticas que tenemos en la revisión de nuestro CCT es de que ya queden incluidos con un trabajo seguro, e ir avanzando para que tengan condiciones dignas como lo marca la Ley Federal del Trabajo, y se vayan incluyendo algunas de las prestaciones que tienen los trabajadores del régimen ordinario.
Evidentemente este es un compromiso que tendremos que hacer tanto el sindicato, el instituto y la Cámara de Diputados, para que el programa IMSS-Oportunidades tenga más recursos, para que se les otorguen las prestaciones que indudablemente por ley tendrán mis compañeros que actualmente firman contratos cada año.
Con esto, si nosotros firmamos que mis compañeros queden incluidos en la cláusula 4 y 11 del CCT, tendrán, insisto, un trabajo seguro en condiciones dignas.
Hemos platicado también sobre el incremento salarial, la propuesta que nosotros hicimos es seria, no hacemos propuestas del 50 o el 20 por ciento, somos realistas, considerando que somos una institución con problemas financieros y que además somos una nómina de 350 mil trabajadores activos y más de 110 mil trabajadores jubilados.
Estas revisiones repercuten también en nuestros compañeros jubilados y pensionados de la institución, nuestras prestaciones son serias, son viables, estamos dispuestos al diálogo.
El problema que tenemos en este momento, es que el director del Seguro Social quiere tocar el Régimen de Jubilaciones y Pensiones, pero nosotros no estamos dispuestos a hacerlo en este momento. Hemos hecho un trabajo serio, en forma responsable desde hace dos años, pero indudablemente que en tres días o en 24 horas, nosotros no lo podemos analizar.
Estamos convencidos y hemos trabajado en forma seria, para que fortalezcamos a nuestro RJP, lo adecuemos a todas las situaciones que se hablan que están generando problemas en todos los regímenes de jubilaciones y pensiones, pero indudablemente este trabajo se tiene que hacer en forma programada, un trabajo con todos los datos que tenemos, serio, y sobre todo, con conocimiento y consenso de los trabajadores, porque es una de las prestaciones que todos los mexicanos aspiramos a tener.
Insisto, el SNTSS no está cerrado a la negociación, nuestra propuesta es seria, pero la propuesta del señor director es que si no tocamos el RJP, no firma el CCT. Eso pone en peligro a una de las instituciones más importantes de este país, porque en este momento está aquí todo el país en un acto, insisto, estatutario, y las decisiones que nosotros tomemos, indudablemente serán para que conservemos y fortalezcamos todas y cada una de nuestras prestaciones.
Insisto y subrayo, el SNTSS no está cerrado a la negociación, simple y sencillamente las cosas se deben de hacer en forma bilateral, en tiempo y en forma para que podamos tener éxito, y dar pasos hacia adelante para solucionar un problema que no nada más tiene el Seguro Social, sino que tiene este país, que son los regímenes de jubilaciones y pensiones.
Este es el motivo de informarles cómo van las negociaciones, donde no ha habido ningún acuerdo, porque el compromiso que quiere el señor director con el sindicato, es el de firmar todo el CCT en un ‘paquete’ que incluya al RJP y en eso nosotros no estamos de acuerdo.

QUE PAGUE EL TRABAJADOR

Cuando Vega terminó su discurso se armó la ronda de preguntas y respuestas. La seriedad de sus acompañantes era mortuoria, parecía que estaban en un funeral.
Vega explicó que respecto al aumento salarial, estaban pidiendo “lo que le han dado a otros sindicatos, entre el 4 y 5 por ciento de incremento”.
De las presuntas modificaciones que se harán al RJP, dijo: “las modificaciones nosotros las sabemos, tenemos que aportar más, nosotros aportamos al ahorro de nuestro RJP y tendremos que aportar más. Seguramente tendremos que analizar las condiciones de los jubilados y pensionados de 1988 a la fecha, y bueno, ver como van a tener su RJP las futuras generaciones. Eso habíamos platicado, tenemos corridas actuariales serias, hechas desde hace dos años, que arrojan datos que igualmente tendremos que platicar y consensuar las partes para que podamos tomar decisiones”.
Y justificó: “Para analizar una prestación de esta magnitud se necesita realizar todo un programa, un proyecto, porque somos una institución muy grande, nosotros estamos proponiendo que se de el tiempo necesario, no un año, ni dejarlo, sino simple y sencillamente llegar a un acuerdo con las autoridades institucionales, un tiempo prudente en el que nosotros podamos tener los resultados de este análisis, de este trabajo, y luego tener un evento extraordinario para que el único punto del orden del día, sería relacionado al RJP”.
De las posibilidades de llegar a la huelga, Vega señaló que el derecho a la huelga es un derecho de los trabajadores, y sentenció que de no llegar a un acuerdo, “tenemos los procedimientos legales y los tiempos ahí están, en la Junta de Conciliación y Arbitraje”.
Reconoció que la revisión del RJP es de los temas “torales” de la discusión con el instituto, y advirtió que “indudablemente las futuras generaciones que van a vivir más, tendrán diferentes condiciones, en eso estamos de acuerdo, tendrán otro Régimen de Jubilaciones y Pensiones”.
No es todo, el líder sindical acusó que en el IMSS “no hay un fondo” para pagar las jubilaciones y pensiones, el dinero con el que se pagan, apuntó, “es de la cuenta corriente del Seguro Social, porque no se tuvo el cuidado de fortalecer los fondos de jubilaciones y pensiones, se utilizaron para la infraestructura que tiene el Seguro Social, pero nunca se pagaron los préstamos ni los intereses de los fondos que se tomaron de los trabajadores”.
Vega añadió que sacaría una cita para platicar con Santiago Levy “una vez que termine mi Congreso, para decirle que nuestra postura es muy clara, que no nos negamos a la negociación, pero lo único que no aceptamos es que en este momento, el día de hoy o en estos próximos 15 días, analizar de forma irresponsable una prestación que es fundamental en la vida de cualquier trabajador.
Hizo énfasis y repitió: “no hemos dicho que no queremos que no se toque, pero sí que en este momento no”.
Según Vega, los trabajadores están consientes de que el IMSS necesita más recursos, pero no pedimos, aclaró, “más recursos para nuestras prestaciones, haremos lo necesario para que el Seguro Social tenga más recursos para mejorar la calidad de los servicios, ese es el meollo del asunto, nos estamos peleando por ver qué le quitamos a los trabajadores, y no nos estamos preocupando por fortalecer financieramente a las instituciones en la calidad de los servicios y en eso es en lo que nos debemos preocupar”.
Finalmente, Vega remarcó a los reporteros: “no somos un sindicato del todo o nada, el que nos está llevando en este momento al todo o nada son las autoridades institucionales o a lo mejor es una indicación del gobierno federal, de querer fraccionar o debilitar a este sindicato, pero en este momento es al revés, si había alguien que estaba con el pensamiento de que íbamos a tocar nuestro RJP, acabamos de corroborar que no lo vamos a permitir”.
Y concluyó, “el liderazgo del secretario general está fortalecido, tengo el respaldo de las 37 secciones del país”. Y en efecto, como en los viejos tiempos, los secretarios presentes lo ovacionaron con un una especie de porra: “Vega, Vega, Vega…”.

LA HUMILLACIÓN

Dos horas después de que Vega detalló a los medios la situación, la noticia se conoció a las afueras del Centro de Convenciones, “los congresistas habían acordado ‘por mayoría y en paquete’, la realización de un Congreso Extraordinario en marzo próximo, para revisar el RJP”; la gente se enardeció y todo, todo se volvió un caos.
Al mismo tiempo se inició una guerra de información por ambas partes, los de afuera, llamaban a concentraciones ahí en Tlalpan; los de adentro, indicaban que fueran hacia Reforma. Y poquito después, se conoció de la rebelión, al interior del Congreso Nacional, de los congresistas de las secciones 34, 35, parte del Estado de México y la de Veracruz Norte, en contra de la celebración del Congreso Extraordinario, “son como 120”, se informó.
Como a las cuatro y media de la tarde el Congreso se declaró “permanente” y se decretó un receso, para continuar los trabajos a las 10 de la mañana del viernes siguiente. Pero los rebeldes no aceptaron salir del recinto y en una rápida movilización, los de afuera, que para esas horas sumaban casi dos mil, bloquearon los accesos laterales y posterior del Centro de Convenciones. Nadie entraba, nadie salía.
A las cinco de la tarde ya se habían concentrado a las afueras de Tlalpan unas dos mil personas provenientes de diversos centros de salud, clínicas y hospitales del Seguro Social en el Distrito Federal y Estado de México, incluso, gente proveniente de los estados de Oaxaca, Veracruz, y Jalisco, entre otros, hacían uso del sonido instalado en el descanso del puente peatonal -que se encuentra justo frente al Centro de Convenciones-
Hasta ese momento las consignas de rechazo y de desprecio eran sólo para los congresistas “vendidos” y para Vega Galina. Al micrófono se escuchaban voces que recordaban el movimiento del 89 en el XXI Congreso, que indicaban que las condiciones estaban dadas para que se repitiera la historia de Punzo Gaona, esta vez, sobre Vega Galina.
La guerra informativa estaba en plenitud, nadie de los de afuera sabía a ciencia cierta lo que pasaba adentro.
A las seis treinta de la tarde se dio el aviso de que a los congresistas rebeldes no los dejaban salir a hablar con sus bases, que estaban “encerrados”, se decía. En efecto las puertas habían sido cerradas por el personal de seguridad del sindicato con la ayuda de congresistas leales a las políticas de Vega Galina. Pero luego llegaron a la segunda puerta de acceso y a través de las rendijas gritaban a los de afuera que estaban en la lucha, que no los iban a traicionar.
Como pudo, uno de los de afuera brincó el enrejado de protección -de cuando menos tres metros de altura- del edificio y les hizo llegar un megáfono, para que pudieran emitir sus mensajes.
En el caos total, los congresistas rebeldes salieron como a las siete veinte de la noche y a través de las rejas, a grito desesperado comunicaban a sus bases que ahí se iban a quedar y les repetían que no los traicionarían.
20 minutos después salió Roberto Andraca a tratar de calmar los ánimos, pero nadie lo peló, lo insultaron y lo acusaron de traidor.
Peor suerte corrió Vega Galina, a quien se le ocurrió salir como a las ocho de la noche a tratar de hablar con las bases, apenas y lo dejaron, ayudado de un megáfono, dijo a la turba enardecida, algunos bajo los efectos del alcohol, que el “enemigo estaba afuera, que no estaba adentro”, les pidió que lo dejaran salir y, luego, prácticamente ya no pudo hablar.
La gritería y los chiflidos eran ensordecedores. Le mentaron la madre, “traidor, ratero, vendido”, le gritaron. En un brevísimo lapso de silencio, se escuchó que un trabajador que se encontraba justo frente al líder lo llamó vendido. Vega perdió la cabeza, apuntándolo con el dedo índice de la mano derecha lo retó: “eso me lo vas a demostrar”, le retachó.
Fue un espectáculo aterrador, Vega todavía pidió una oportunidad y no se la dieron. Se retiró humillado.
Y luego, todos se metieron, disidentes y leales, invitados, desde luego, por la fuerza de seguridad interna.

EL DESENLACE

Afuera, se formaron comités para resguardar los accesos de las instalaciones, la gente se empezaba a retirar y los oradores pedían refuerzos para “aguantar” toda la noche. Y de igual manera, otra vez recordaban el movimiento del 89 en el XXI Congreso y se daban ánimos para “triunfar”.
Adentro, entre Vega y los secretarios seccionales el ambiente era, como al inicio del día, de total incertidumbre, fluían las ideas y propuestas para terminar con el conflicto, unos se inclinaban por el uso de la fuerza pública y otros no. Lo cierto es que estaban totalmente desconcertados desde temprano, cuando Santiago Levy se negó, de plano, a firmar el CCT. Y más porque condicionó la firma a la revisión del RJP.
Tan perturbados estaban, que no entraba en la cabeza de Vega, ni en la de los secretarios, ni en la de los asesores, que luego de casi dos meses de negociaciones con Santiago Levy “en muy buen plan”, el director del IMSS les hubiera jugado el dedo en la boca en el último minuto, encajonándolos hacia un callejón sin salida.
Hasta Arturo Alcalde Justiniani, abogado y asesor del gremio no digería el enredo. “Nunca he visto una organización sindical tan democrática como ésta, secuestrada por los propios trabajadores que afuera están creando la división”, habría dicho a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional.
Pero estaba muy claro y todos lo sabían, Fernando Rocha Larrainzár, el anterior secretario del gremio, nunca se “metió” con el RJP, y vaya que soportó presiones; Vega Galina, sí.
Finalmente, Vega Galina y sus asesores tenían que encontrar una solución. Usaron la técnica del “aguante”, y como a las 12 de la noche se autorizó el uso de la fuerza pública para sacar a los congresistas “revoltosos” -Imagen Médica 10 de octubre-.
Aunque hubo aclaraciones al texto referido, el hecho es que sí se utilizó la fuerza pública, y con la acción de ésta, se logró la salida de todos los congresistas, quienes se retiraron por grupos a reunirse con sus secretarios correspondientes.
Que no hubo desalojo a “golpes y empujones”, y que se trató sólo de una “invitación a salir por las buenas”. Un desalojo pacífico, pues.
Así acabó el jueves 9, noche en la que Levy durmió tranquilo y se apuntó su primera victoria para descuartizar al sindicato, mutilar su contrato y modificar sus jubilaciones y pensiones. Hasta donde da la información, Levy sigue apostando al descrédito de los trabajadores ante los derechohabientes a través de una sucia campaña mediática, que en efecto, se le podría revertir.
Por cierto que, desde el miércoles 8, nadie sabe a ciencia cierta donde está Levy; que se hizo “ojo de hormiga”, dicen los trabajadores, y por eso, le han dedicado una corta canción:
“Santiaguito, Santiaguito, dónde estás, dónde estás; chingas a tu madre, chingas a tu madre, donde estés, donde estés”.

Nota de la redacción: Esta crónica continuará bajo el título “La reivindicación forzada”.

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