Levy al filo de la guillotina
Firma, o firma

Valentín Cardona
15 de Octubre de 2003

Echadas las cartas, la suerte de Santiago Levy parece que ya está definida. O firma el Contrato Colectivo de Trabajo con el sindicato del IMSS sin condicionarlo a la revisión del Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP), o lo firmará un nuevo director.
Encajonado, sin aparente salida, Santiago Levy pensó que peleaba con el líder del sindicato, pero nunca consideró que la verdadera afrenta se la hacía a un dragón que ayer por la tarde tenía la cabeza en el Palacio Legislativo de San Lázaro, la cola en el Zócalo, y miles de sus células en el resto del país.
La intentona, pues, le salió muy cara. Además, nada garantiza a Levy que en marzo próximo, en efecto, se revise el régimen, porque la base trabajadora ya despertó, y así como Vega Galina dice que las manifestaciones hasta ahora convocadas han sido sólo una probadita, él mismo ya recibió la suya, y eso, de sólo una parte de los 80 mil trabajadores que ayer lo apoyaron.
Si Vega lo intenta en marzo, otro secretario general lo impedirá.
Fuentes sindicales confirmaron a Imagen Médica que la modificación del RJP que Levy quiere imponer “a fuerza”, es la base para mover las prestaciones, primero, de los burócratas, y después, de un sin número de gremios sindicales, es decir, generar un efecto “cascada”.
No es todo, la importancia para el gobierno federal de defender con todo su “proyecto neoliberal”, es que precisamente con el sindicato del IMSS daría inicio la denominado reforma estructural en materia laboral, conocida popularmente como la “Ley Abascal”. Además, con las reformas que Levy daba por hechas, la Secretaría de Hacienda ya habría hecho sus cálculos para el presupuesto de egresos de 2004.
Cierto o no, mientras Fox viaja irresponsablemente por Japón, no hay en México quien enfrente el problema, y existe sólo un ataque indiscriminado a los trabajadores “flojos e ineficientes”, que gozan de “onerosas conquistas” sindicales.
Nadie habla de echar un vistazo al pasado, de analizar a fondo las finanzas del IMSS, las compras indiscriminadas, las concesiones a los empresarios, la “desaparición” de los fondos de los jubilados y pensionados, la corrupción toda, pues. Son más fuertes los intereses de los que por muchos años han manejado al IMSS por evitar que se revise todo y todo el mugrero salga a flote.
Pero hay muchas voces que dicen: Qué paguen los trabajadores, porque es necesario para la estabilidad “económica” del país. Y muchas más que irresponsablemente enuncian que Lula lo “hizo” en Brasil.
Lo único cierto es que la estabilidad social no tiene precio; que los trabajadores se han ganado sus derechos y prestaciones, y que México no es Brasil.
También es cierto que hoy a las doce de la noche se vence el plazo fatal para que inicie la huelga en el IMSS, de darse, nadie aun puede pronosticar de qué tamaño serán las consecuencias, a todos los niveles.

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