Los renglones torcidos del Indre
El discurso de Frenk Mora, contrario a la realidad

Jani Luna González
21 de abril de 2003

Que “el pez se empieza a pudrir por la cabeza”, dice un popular refrán.
Y eso es exactamente lo que sucede en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre). Y aunque hay tres cabezas visibles y responsables de su operación -Julio Frenk Mora, Roberto Tapia Conyer y Elsa Josefina Sarti Gutiérrez- será por deducción a lo absurdo la forma de encontrar cuál de las tres cabezas está más descompuesta que las otras dos.
En el ocaso del primer año de gobierno del “cambio” -el 2001-, las instalaciones del Indre fueron sujetas a trabajos de remodelación, la fachada del edificio y algunos de sus interiores, recibieron “una manita de gato”. La nueva pintura, así como el arreglo de los jardines en los que se sembraron florecitas, hicieron que en efecto, el Indre perdiera el aspecto tétrico y de corrupción que irradiaba al exterior.
Pero al interior nada cambió.
En mayo de 2001, trabajadores de la sección 5 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) impidieron a Elsa Josefina Sarti Gutiérrez el ingreso al Indre, entonces se mudó a un edificio de la Secretaría de Salud (Ssa) en la calle de San Luis Potosí, en la colonia Roma. Y desde ahí, se dedicó a “manejar” el Instituto a través de telefonazos.
Y lo hizo bajo la complacencia de su jefe Roberto Tapia Conyer, subsecretario de Prevención y Protección de la Salud y, por ende, con el consentimiento del titular del ramo Julio Frenk Mora.
Cubierta del manto de la impunidad que le brindaron tamaños funcionarios, Sarti Gutiérrez siguió una agenda de trabajo que la llevó a viajar por el mundo al grado de convertirse en “experta” en laboratorios de bioseguridad nivel 4 (P4). Así, mientras ella mantenía una vertiginosa subida, el Indre continuaba en su estrepitosa caída.
Pero más allá de las palabras, hay en el Indre un monumento a la pudrición, la imagen fiel del funcionamiento, hoy, del sistema nacional de salud: unas escaleras.
Fueron construidas para brindar “seguridad” -no a todos los mexicanos-, sino a los trabajadores que ahí laboran. Se hicieron bajo el argumento de la remodelación y por carecer el viejo edificio de adecuadas rutas de evacuación. Ahí están, hechas de acero y pintadas de amarillo.
Esas escaleras, ¡no están conectadas con el edificio! …
Y no es todo, la dirección del Indre compró tres “trajes contra bioterrorismo” y equipos de laboratorio de muy “alta tecnología”.
Lo malo es que los trajes contra bioterrorismo “no funcionan y nadie sabe donde se encuentran”. Y que algunos de los costosos equipos de laboratorio “descansan” en los pasillos, los más, “no funcionan” por falta de insumos.
Por si faltara algo, un centenar de computadoras nuevas se encuentran “desaparecidas” y una millonaria cantidad que se destinó para construir una “red interna de comunicación” resultó inútil, pues hasta la fecha, tampoco funciona.
De ese calado son los renglones torcidos en el Indre…

LA IMPUNIDAD

En entrevista conjunta con Imagen Médica, integrantes de la sección 5 del SNTSA cuentan que luego de varias pláticas con Tapia Conyer, este reconoció “fallas” en el trabajo de Sarti Gutiérrez, fallas que les prometió serían corregidas, y que, por eso, accedieron a dar una “nueva oportunidad” a la directora. Ese hecho permitió a Sarti el regreso al Indre, en julio de 2002.
Pero poco le duró el gusto, pues el 22 de noviembre del mismo año, de nuevo abandonó el cargo, al menos, de las instalaciones del Indre. Esa vez se mudó a un edificio de la Ssa en Polanco, desde donde hoy, presuntamente “dirige” al instituto.
De acuerdo con los trabajadores, en los meses que estuvo Sarti en el Instituto, “no pasó nada”, pues continuaron con la falta de insumos y “crecieron” las irregularidades del Departamento Administrativo. Simultáneo al regreso de Sarti, agregan, comenzó la Contraloría Interna a realizar auditorías al ejercicio de la directora, razón que incomodó a Sarti y empezó de nuevo a levantar actas contra los trabajadores por no haber “checado” su tarjeta. Esos trabajadores, aclaran, “no tenían obligación de checar tarjeta”.
Corrida de nuevo, Sarti se fue bajo el pretexto de que, con motivo de la auditoría, iba a hacer su “cierre de ejercicio”, y se mudó a Polanco junto con todo su equipo de trabajo.
Según los trabajadores, la Contraloría ha encontrado “irregularidades”, en el manejo de los recursos.
Dicen los trabajadores que les llamó la atención escuchar recientemente -a través de los medios- a Julio Frenk sostener que “estamos preparados” para hacer frente al bioterrorismo, y que, por eso, ellos también decidieron “llamar la atención” de los medios, a través de manifestaciones y de parar el tráfico en calles, ya que ellos “realmente no saben si están preparados para afrontar el bioterrirismo”, pues “ni siquiera tienen los insumos suficientes” y que hay solicitudes de trabajadores aptos en espera de trabajar y sin respuesta de las autoridades.
En enero pasado, revelan, fueron recibidos por la Oficialía Mayor y por Raúl Contreras Bustamante.
— ¿Qué respuesta obtuvieron? Se les preguntó
— Con Julio Frenk no hemos tenido ninguna plática. Tuvimos respuesta ‘a medias’ con María Eugenia de León May, que es la subsecretaria de Finanzas, ella nos comentó que este problema ya se tenía que terminar y que nos iba a dar solución de manera inmediata, pero eso fue en el mes de enero.
— ¿Les dio algún documento o nada más de palabra?
— Sólo fue de palabra. En esa reunión también participó el secretario general del Sindicato Nacional, él nos apoyó en este sentido y con la misma posición. Hemos estado esperando la respuesta, pero no ha llegado.
— ¿Tienen ustedes el apoyo del Sindicato Nacional?
— Sí, ha estado apoyando. Él mismo nos advirtió que esta funcionaria no iba a entrar ya a la institución y que están en pláticas con el secretario; de hecho, nos adelantó que esto era inminente y que de alguna forma ella tenía que salir.
— ¿Cómo están de insumos?
— Hemos tenido carencias. Estamos en la misma situación. Lo que hacemos los trabajadores es tratar de que con los recursos que tenemos -si se necesita un reactivo para ‘X’ enfermedad o diagnóstico, lo tomamos de otro laboratorio, es decir, hemos estado tapando hoyos, aunque se destapan otros- estamos tratando de sacar el trabajo lo mejor posible.
Ha habido muchas circunstancias, porque también ha habido denuncias en contra de los propios trabajadores, las cuales hemos enviado a Secodam, aunque nos dicen que aun no termina la investigación que están haciendo en cuanto a finanzas.
Nos adelantan que sí encontraron observaciones, que en la primera etapa que ellos llevan hay observaciones, pero que va a haber una segunda etapa, y que esa etapa tiene que terminar antes de un mes, es decir, estamos hablando que antes de que termine abril sabremos la situación del Indre.
En reactivos, nos dicen que cierran el almacén, que lo abren… a veces nos dicen que es por las auditorias mismas. Ha sido un sube y baja, a veces los dan y a veces no los dan, así estamos.
— ¿Qué porcentaje de reactivos tienen?
— Estamos trabajando con un 50 o 60 por ciento, ese es el promedio, porque el pretexto también es de que como no está aquí la directora, se tiene que enviar la solicitud a donde está ella -en Polanco-, para que ella apruebe o no apruebe la compra de estos reactivos, este es uno de los pretextos que tiene para no comprar estos insumos.
— ¿Remodeló la fachada?
— Arregló la fachada y los jardines.
— ¿Y los elevadores que no funcionaban?
— Sí. Y también pusieron la escalera de “emergencia” que de plano no tiene funcionalidad. Ahí está la escalera, pero no funciona porque no hicieron los huecos, no hay por donde pasar, está mal planeada. Y es que también ahora argumentan que no hay presupuesto para hacer esos huecos. Ahorita le pusieron malla alrededor, porque la quieren usar como almacén.
Hay tres trajes contra bioterrorismo que compraron a principios de año, pero vemos que no tienen utilidad. Hasta ahorita no nos han dicho si tienen entrada para el oxígeno, porque nada más es el puro traje sin tener oxígeno propio y por eso no se le ha dado utilidad.
En el caso de un posible ataque en cualquier lugar -ya sea en el Metro o en la calle-, y en el caso de que estos trajes se pudieran utilizar, tendrían que ser desinfectados, y tampoco hay en donde desinfectar.
Ni siquiera han explicado cómo se deben utilizar, siendo que nosotros tendríamos que recoger muestras de estos posibles ataques.
— ¿En dónde están los trajes?
— Hasta el momento no sabemos en dónde están. ¡Deben de estar aquí! Esa fue una de las denuncias que hicimos.

LA TRISTE REALIDAD

En una larga entrevista realizada en las oficinas de la sección 5 en el Indre, Guadalupe Granados López, secretaria general; Juan Manuel Campos Cervantes, presidente de la Comisión de Vigilancia y Justicia; y Juan Alciviadez, secretario de organización, aclaran algunas situaciones.
Aseguran que ante el conflicto interno del Indre, no se está afectando el servicio, y que siguen laborando con ahínco “sin autoridades y con limitaciones”.
Explican que ante la falta de autoridad y de dirección, están elaborando un proyecto para realizar cursos de capacitación con el objetivo de preparar “sin alarmismo” al personal, porque sostienen, “tenemos que reconocer que una de las peores crisis en materia de salud que estamos viviendo, se está dando en este sexenio”.
“ Mucho se habla de que estamos preparados para cualquier brote terrorista o de las otras enfermedades que han proliferado o las que incluso han resurgido, pero la realidad nos conduce a otra circunstancia: la realidad es que el sector salud no tiene la capacidad para atender una crisis sanitaria. ¡Esa es la gran verdad!”, resumen.
Algo que dicen les llama la atención y que está generalizado, es que “hoy, las demandas de los trabajadores ya no son por incrementos salariales, ahora son por insumos, por material, por mejores condiciones de trabajo y por un mayor número de personal”.
En particular, Juan Alciviadez señala que “no podemos negar que ésta es una de las peores crisis que el sector salud está viviendo y tenemos que pronunciarnos como tal”.
Dice que el hecho de que las enfermeras y los trabajadores de hospitales estén bajo la incertidumbre de ser demandados por negligencia médica, se debe a que “falta personal y porque faltan condiciones para poder trabajar ante la demanda que prolifera”.
Y por eso, acusa, “nosotros hemos demandado al propio doctor Julio Frenk que, por beneficio de la atención, por beneficio del mismo servicio, ya remuevan a los malos funcionarios; que necesitamos insumos y funcionarios que tengan el compromiso con el servicio, y no funcionarios que busquen foros para ir a protagonizar el hecho de que estamos preparados o que se tiene toda la experiencia cuando la realidad nos demuestra todo lo contrario.”
Asegura que en el Indre hay personal que tiene toda la experiencia, la disposición y la voluntad para poder “atacar” cualquier brote que se de, aún con las limitaciones que tienen. “Si queremos dar cursos, abunda, es porque queremos que los trabajadores en primera instancia conozcan las condiciones básicas de seguridad.”
Sobre el pronunciamiento de Sarti Gutiérrez de construir un P4 en el Indre, explica que les “agrada” que se construya, pero al mismo tiempo les preocupa, ya que “es un área de seguridad de alto riesgo”, por lo que es necesario, primero, “que haya una buena dirección” y que los trabajadores también estén preparados “para no correr riesgos”.
Advierte que la preparación debe ser generalizada, e indica como ejemplo, “imagine un hospital que llegara a recibir un paciente con algún padecimiento, si no tienen buena preparación, ‘el impacto sería un brote de contaminación’, por lo que tendríamos que acordonar inmediatamente ese hospital”.
Por eso, enfatiza, nos preocupa y por eso nos estamos pronunciando “para que el doctor Julio Frenk voltee a vernos, que haga caso de lo que estamos mencionando en razón de que sin ser alarmistas ni amarillistas, sí queremos nosotros como trabajadores, como ciudadanos, dar respuesta a la ciudadanía, porque estamos comprometidos”.
“ Y porque queremos que sepa que nosotros, aún cuando estamos ante un conflicto interno, no hemos dejado de brindar el servicio, aunque desafortunadamente nos enfrentamos ante una autoridad que ha buscado, más que fortalecer a la institución, es llevarla a pique”, concluye.

UN POCO MÁS

Para los trabajadores no hay vuelta de hoja, “la construcción de un P4 sería como levantar un edificio sin cimientos”, indican que tan sólo el mantenimiento de un “elefante” de ese tamaño es más costoso que la misma construcción y que antes, “deben fortalecerse los laboratorios de los niveles inferiores P1, P2 y P3, además de reforzar las áreas con personal capacitado, echar a andar todos los equipos con que cuentan y contar con insumos suficientes”.
Sostienen que a la Secretaría lo único que le preocupa “es que anunciemos que no tenemos las condiciones para afrontar el bioterrorismo”. Se preguntan: “¿Cómo pueden hablar de que estamos preparados cuando no tenemos el respaldo legítimo y real de parte de nuestras propias instituciones?”
Y se responden: “La realidad es que tenemos condiciones limitadas y que lejos de andar pregonando o lejos de andar diciendo que se es experto, creemos que se debería de empezar por establecer las condiciones básicas a los trabajadores para estar preparados”.
Por eso, repiten, ante la indiferencia “no nos queda más que implementar cursos internamente para generar condiciones de seguridad ante una emergencia sanitaria, y en los que no solamente tendría que participar un laboratorio; tendrían que participar todos los trabajadores de hospitales, clínicas y centros de salud para pode decir: ¡ahora sí estamos preparados! Aun con condiciones limitadas”.
“ Es imposible decir que estamos preparado contra el bioterrorismo, es un absurdo, es una agresión a los trabajadores”, rematan.
Pero además, advierten que la preparación y la capacitación deben darse a todos los ciudadanos, porque aseguran, “todos estamos en riesgo ante la proliferación de una enfermedad de las que ellos tanto mencionan”, por eso, indican, “la misma sociedad debe de estar preparada, debe de darse mucha información a la sociedad”.
Como ejemplo, citan, “estamos viendo cómo en los países en donde se dieron los brotes del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) -neumonía atípica- la misma sociedad reacciona y está tomando precauciones”, aquí, abundan, “si se hablara de un caso de SRAS, tendríamos que ser alarmistas, tomar todas precauciones que se requirieran y sobre todo atender a la comunidad; pero darle todo el seguimiento, y no estar negándoles la información ni negándoles una atención”.
Ante los problemas de salud de la globalización, concluyen, también se tiene que tener mucho cuidado en la administración y el manejo de recursos, “porque no podemos aprovechar una circunstancia para un interés personal de fortalecimiento hacía otras áreas, sino que tienen que estar destinados específicamente a los programas”.
“ Ante cualquier siniestro -como el de Chiapas-, sería tachable o criminal que se aplaudiera o que suceda para poder adquirir recursos; tendremos que vigilar como trabajadores, como ciudadanos, que los recursos estén bien destinados para poder enfrentar estas crisis sanitarias.”

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