Bioterrorismo. No estamos preparados
La impunidad acaba con el Indre

Valentín Cardona
14 de abril de 2003

Poco después de tomar posesión como presidente de la República, Vicente Fox Quesada destinó millonarios recursos para remodelar unas “cabañas” en Los Pinos. Así, se creo un pequeño mundo de lujo apartado de toda realidad. Un mundo feliz con toallas de cuatro mil pesos, pues.
Poco después de tomar posesión como secretario de Salud, Julio Frenk Mora destinó millonarios recursos para remodelar su oficina. Así, se creó un pequeño mundo de lujo apartado de toda realidad. Un mundo feliz, pues.
En aquellos tiempos, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre) vivía, como ahora, momentos de anarquía y restricción presupuestal que lo llevaron, incluso, a carecer de los insumos básicos para desarrollar su delicada labor. Vivía, además, bajo la dirección de Elsa Josefina Sarti Gutiérrez, uno de los momentos más caóticos de su historia, como ahora.
En aquellos tiempos, la sección 5 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), entonces bajo el liderazgo de Elodia Astrudillo Crucillo, fue de los primeros en denunciar los estragos que el gobierno del “cambio” causaba al sector salud -Imagen Médica 2 y 5 de julio de 2001-.
Hoy, a 29 meses de gobierno del “cambio”, las cosas están peor.
Impedida por los trabajadores para ejercer su función de directora del Indre, dentro de las instalaciones del Instituto, Elsa Sarti inauguró una forma insólita de dirigir instituciones: a control remoto. Método que, por cierto, ha demostrado poca confiabilidad.
Dos casos lo ilustran.
En búsqueda de la dirección de la OMS, en obvio, “por tener como prioridad su proyecto personal y su futuro individual por encima de los intereses sanitarios de México”, y con goce de sueldo, Julio Frenk abandonó el país justo cuando el sistema nacional de salud pasa por la peor crisis de su historia y cuando surgió en Comitán, Chiapas, la mayor emergencia sanitaria conocida en ese Estado.
Con argumentos fuera de toda lógica que incluso rayaron en la inmoralidad, Julio Frenk trató de justificar las muertes de al menos 32 bebés, como resultado, fue literalmente destrozado por el “circulo rojo” y, lo que es peor, resultó reprobado y rechazado por el “circulo verde”.
En pocas palabras, Julio Frenk está acabado.
Enlodado por el caso de sus “Amigos”, en un acto de cobardía, y justo cuando México necesitaba asumir una actitud seria y frontal contra el Imperio, Vicente Fox “enfermó”. Luego, se dedicó a manejar el país a control remoto, a través de videoclips. A pesar de que su imagen levantó un poco al manifestarse de manera tibia contra la guerra, a sus 29 meses de gobierno de continuismo ya está acabado.
Lo cierto es que a dos años de manejar al Indre a control remoto, Elsa Sarti lo mantiene ya al borde del abismo, por eso, trabajadores de la sección 5 del SNTSA, reactivaron los movimientos de protesta, luego de la “tomada de pelo” que Roberto Tapia Conyer les hizo para “entretenerlos” los últimos dos años.

LA LUCHA

Y es que según trabajadores del Indre encabezados desde noviembre pasado por la secretaria general de la sección 5, Guadalupe Granados López, el subsecretario de Prevención y Protección de la Salud Tapia Conyer ha reconocido “la fallas” de Elsa Sarti, pero cansados de dos años de “engaños”, decidieron pasar de las palabras a los hechos.
En efecto, a finales de enero pasado, Granados López y Juan Manuel Campos Cervantes, presidente de la Comisión de Vigilancia y Justicia de la sección 5, presentaron una denuncia ante la extinta Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) -hoy Secretaría de la Función Pública (SFP)-, entonces conducida por Francisco Barrio Terrazas, con el objeto de que “se finquen las responsabilidades que procedan” a Sarti Gutiérrez y a su coordinador administrativo José Antonio Ruiz Martínez.
La denuncia se realizó por “la serie de atropellos que se han venido presentando, por abuso de autoridad, intimidación y falta de compromiso en la responsabilidad en el desempeño de sus obligaciones al cargo que les fue conferido como funcionarios”.
Luego de exponer en siete puntos algunos de los atropellos, abusos, intimidación y la falta de compromiso, los trabajadores solicitan a la SFP “reforzar” el proceso de auditoría interna, ya que, sostienen, “existe un gran retraso en el abastecimiento de insumos para llevar a cabo un mejor desarrollo de las funciones de este instituto”.
Días después, los trabajadores sufrieron represalias, esta vez, económicas. Y es que en la segunda quincena de enero a 13 trabajadores les fue aplicada una sanción por presuntas faltas cometidas casi tres meses atrás.
Por esa acción, Granados López y Campos Cervantes volvieron a denunciar a Sarti Gutiérrez y Ruiz Martínez ante Barrio Terrazas, esa vez, porque consideraron las acciones de la directora “de hostigamiento, inequitativas, autoritarias, parciales y dolosas”.

UN POCO MÁS

Pero la sucia historia de impunidad de Sarti Gutiérrez bajo el encubrimiento y complicidad de Tapia Conyer no se acaba ahí.
Y es que de acuerdo con un documento titulado “Que es el Indre y su función dentro del sistema de salud en México”, Sarti Gutiérrez “es una profesionista que solo ha trabajado para promover su ascenso en el ambiente político, con la única intención de conseguir un mejor hueso en los próximos sexenios, sin ningún interés real por mejorar las actividades que se desarrollan en la institución para consolidar verdaderos sistemas de vigilancia que coadyuven a vigilar y mejorar la salud de los mexicanos”.
La lista de irregularidades atribuidas a Sarti Gutiérrez y consignada en el documento repartido entre todos los trabajadores del Indre es larga, señala, entre otras, las siguientes:

— Desde su ingreso a la institución, por malos manejos de re-ingeniería organizacional, generó conflictos hasta ahora no resueltos y agudizados con investigadores y
trabajadores en general (algunos con trayectorias de trabajo destacadas dentro de la institución).
— Ha coartado toda posibilidad para seguir realizando investigación (ha señalado en diversas ocasiones que la investigación no será apoyada por su administración y lo ha cumplido cabalmente).
— Ha bloqueado el desarrollo científico y académico del personal que no sirve a sus intereses personales (no apoya salidas a congresos y reuniones internacionales).
— Ha entorpecido la cooperación con los CDC (en el ámbito de capacitación, desarrollo tecnológico, referencia y control de calidad internacionales).
— Ha propiciado el retraso en los procesos de licitaciones públicas internacionales para la adquisición de reactivos y material (aun no se reciben los materiales y reactivos del 2002).
— Ha distribuido sin ningún objetivo o visión particular millones de pesos en equipamiento nuevo, lo cual no ha redundado en la ampliación del marco diagnóstico y de apoyo a la vigilancia epidemiológica (no se ha contribuido a la implementación de ningún diagnóstico nuevo en casi tres años de gestión y gran parte de este se encuentra en pasillos y bodegas).
— Ha promovido la compra de equipo obsoleto e inservible (microscopios y un traje de bioseguridad de 30 mil dólares).
— Ha pregonado la creación de sistemas de información más ágiles y eficientes para generar resultados de diagnósticos (coordinados por gente de su confianza que además ha demostrado a saciedad su ineptitud), en los que se ha invertido mucho dinero y a la fecha no funcionan.
— Ha propiciado el mal manejo de los actuales sistemas de información al mantener personal altamente incompetente en dichas áreas.
— Mantiene guardadas, hasta mejorar su estado de ánimo, cientos de computadoras que podrían ser empleadas productivamente en todos los laboratorios del Indre.

LA EXPERTA VIAJERA

De acuerdo con el documento, “la directora Sarti ha tomado el papel de experta en todo lo que concierne al diagnóstico de laboratorio y ahora juega un papel imprescindible en el gabinete de Tapia Conyer”.
Y se le acusa de haber “despreciado” la experiencia real, de muchos años, de investigadores prestigiosos del Indre, “todo en el afán de siempre mantener su papel de experta y poder relucir ante sus jefes”.
El documento hace énfasis en que “algo muy grave para el país” lo es el hecho de que Sarti Gutiérrez está considerada como una de las “principales” representantes mexicanas en el Consejo Mundial de Bioseguridad y la principal “experta” en laboratorios de bioiseguridad nivel 4 (P4).
Sin embargo, aclara, “dicho reconocimiento se lo ganó debido a que con el apoyo de Tapia Conyer realizó un ‘tour mundial’ para conocer las instalaciones de los mejores laboratorios P4 del mundo”.
Y objeta: “sabemos que viajar da conocimientos, pero realizar un ‘tour’ no convierte a nadie en un experto y menos en un área tan delicada y especializada”.
Así, advierte el documento, “su ‘amplia experiencia’ en laboratorios P4, ha motivado a Sarti Gutiérrez a promover ideas sobre la conveniencia de la construcción de un laboratorio de este tipo en México”.
Pero además, en el documento se contrasta la posición de Sarti Gutiérrez, “aun cuando ella misma ha pregonado que la creación de un laboratorio de este tipo requiere inversiones multimillonarias y que su mantenimiento, al mediano y largo plazo, es más costoso que su propia construcción”.
Según el documento la intención de Sarti Gutiérrez es la de “convencer” a la gente de lo importante que sería, a su vez, convencer al secretario de Salud para que otorgue el presupuesto para su construcción.
En este contexto dice el documento, “es inadmisible e ilógico que la doctora Sarti siga promoviendo dicha idea a altos niveles políticos, siendo que el Indre requiere una inversión fuerte y prioritaria para mejorar sus condiciones de bioseguridad actuales, ya que muchos microbios peligrosos que se trabajan de rutina se estudian y analizan en condiciones subóptimas o precarias, que pueden generar accidentes serios para la salud de los trabajadores y del público en general del país”.
“ Es una actitud antiética y plenamente impugnable”, remata.

NO ESTAMOS PREPARADOS

En “Qué es el Indre…” se destacan también “errores de actitud” de Sarti Gutiérrez, como el hecho de mantener en puestos claves -direcciones de área- “a personas que no han dado resultados beneficiosos a la institución, pero que contribuyen a mantener alto su ego”.
Y cita el caso de la directora de Enseñanza Evaluación y Desarrollo Humano, Rocío Cuevas Vargas, de quien se dice que entre sus funciones y dentro de la política de calidad del nuevo gobierno, “está encargada de coordinar el proceso de certificación de todas las actividades que realiza el Indre”.
Explica que al inicio de su gestión se le recomendó -a Cuevas Vargas- colaborar con quien ya había logrado la certificación de procesos similares en el Laboratorio Nacional de Salud Publica (LNSP), sin embargo, acusa, Cuevas Vargas “jamás mostró voluntad de cooperación”.
En numerosas ocasiones, asegura el documento, La Química del LNSP “puso en evidencia la falta de visón e incompetencia” de Cuevas Vargas, razones más que suficientes para bloquear de manera definitiva su participación en la certificación de nuestros procesos.
Como resultado, sostiene el documento, “hasta la fecha la Dra Vargas no ha logrado consolidar avance alguno en este terreno, y ha tomado la actitud cómoda de decir que el Indre, por autoridad, puede acreditar cualquier proceso sin estar certificado”, y califica los argumentos de Cuevas Vargas como “mediocres”, porque asegura, “sabemos que sí es posible implementar sistemas de calidad, pero con una dirección adecuada”.
Para los trabajadores que elaboraron el documento, “es difícil” plasmar en pocas palabras lo que hace el Indre y explicar el importante papel que juega dentro del sistema
de salud, y particularmente dentro de la Subsecretaria de Prevención y Protección de la Salud, una vez que se conoce el gran universo de actividades que ahí se desempeñan.
Los trabajadores aseguran que no se puede hablar de tener un Sistema Nacional de Salud integral con un Indre “desarticulado y en vías de extinción” como lo mantiene Elsa Sarti, y consideran “bochornoso y simple mentira” que en México el secretario de Salud hable siquiera de tener posibilidades de hacer frente al bioterrorismo y a enfermedades contagiosas y recientes como la “neumonía atípica” -o Sindrome Respiratorio Agudo (SARS)-, cuando se mantiene al Indre en condiciones deplorables y sin siquiera los insumos para hacer frente a las enfermedades “comunes”.
“ No estamos preparados”, afirman.
Y es que sostienen que el Indre es una institución cuyo papel es de “pilar de soporte estructural” a los sistemas de prevención y control de enfermedades infecciosas, y parte fundamental de un sistema integral de salud.
Ú ltimamente, denuncian los trabajadores, los medios masivos de comunicación sólo se han ocupado “por denunciar las grandes deficiencias en los sistemas de atención médico-hospitalaria, que si bien es lo más evidente dentro de un sistema de salud, no es lo absolutamente más importante para mantener, proteger y vigilar la salud de los mexicanos”.
Como ejemplo, citan, “en los últimos sexenios el gobierno mexicano ha invertido en forma consistente cantidades muy fuertes en la compra de vacunas (utilizadas en las campañas masivas de vacunación infantil), bajo la lógica de que son la mejor manera de prevenir las enfermedades o limitar los estragos de epidemias”.
Sin embargo, contrastan, en países desarrollados la estrategia para controlar y prevenir enfermedades “es integral” e incluye la inversión apropiada y sostenida para el crecimiento y buen funcionamiento de las instituciones de referencia como el Indre -en México- y los CDC (Centros de Control de Enfermedades) -en otros países-, ya que los resultados que ahí se generan “permiten saber qué es lo que está causando un brote o una epidemia, de donde viene ese agente causal, como se está moviendo y orienta para implementar estrategias en su control y prevención en la promoción de la salud y en la educación de la gente en general en el campo de la salud pública”.

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