Por Alicia Alejandra

Twitter: @Alisless

 

Las emociones siempre perdurarán hasta que nos lo propongamos, esas las ideas que vibran más alto… nuestros ideales: la paz, la libertad, la justicia, el amor, el perdón, incluso el sacrificio.  Por supuesto el sacrificio voluntario de sí mismo no obligado por nadie o en favor de otros.

 

Accionemos los sentimientos y dejemos que entren aquellas emociones que pueden revivirlos y darle fuerzas para seguir adelante, para poder luchar por una sociedad más libre, más feliz, pero que se sienta de verdad.

 

Lo que vibra alto nos estremece por dentro, nos anima, nos impulsa a la vida. Una vida que va más allá y hasta otros tiempos. Nos incita a abrazar al que tenemos al lado, a la familia, a los amigos.

 

Así como el tiempo se encarga inexorablemente de mostrar la verdad y la verdad es lo único que nos hace libres.

 

Es aquello que el tiempo no ha podido derribar. Todos estos anhelos agarrados de la mano, inseparables. Sueños y esperanzas que se avientan con dolor cada día por andar y que anhelan el derecho de existir y de hacerse realidad en este mundo. Y se convierten en realidad para darles cabida. Lo que apunta a lo completo sin llegar a serlo aún son cosas que se prolongan en la distancia y el tiempo, se prolongan más allá de lo que pueda imaginarse y quedan libres para tener toda la grandeza que puedan.

 

Un solo toque basta para convencernos por el resto de la vida de que todo podemos hacerlo posible.

 

 

Pocas cosas son inalterables, momentos que nos hacen libres y solo a esas pocas

cosas hay que amarrarse.

Foto tomada en Cancún, Quintana Roo, by Alicia Alejandra.

 

 

 

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