Por Fernando González

Twitter: @DePapelyTinta

 

 

Vida mía:

 

Necesito decirte que sepas, que en verdad todo se trata de ti. Que despertar no tiene sentido alguno si no te sé a mi lado. Que mis noches son de duelo si estás ausente. Que las horas me son inútiles si no las gasto contigo; que tienes que estar, eso no es cuestionamiento. Que sé que te he fallado y seguiré haciéndolo porque está en mi naturaleza, porque así soy: torpe y tan imperfecto en tantas maneras distintas.

Me has fallado, también lo sé y no te lo negaré. Pero no espero nada distinto porque entonces sé que eres de carne y hueso, que eres real, palpable, con un corazón y con un alma que, espero, esté a ritmo unísono del mío. No te pido perfección porque entonces estaría profanando tu esencia, eso que siempre te he dicho: “No tratar de ser perfecta es justo lo que te hace perfecta”. Eres justo lo que nunca supe que quería, eres más de lo necesario y más de lo imaginado, por eso tengo el miedo latente a perderte. Porque te amo y porque sé que ni buscando debajo de las piedras, ni en el rincón más vago del planeta, ni en el soplido más efímero del viento, podría encontrar todo lo que encontré en ti; todo lo que me hizo amarte.

Te equivocas, amor mío: no se trata de mí, se trata de los dos, de nosotros estando juntos y nada más. De dos cuerpos compartiendo un corazón, un amor, una eternidad. Que tus brazos sean mi camino, que tu cuerpo sea mi mapa y tus ojos mi luz. Que no te quepa duda que eres mi principio y mi fin; que vivas con la certeza de que mis suspiros llevan tu aliento y que mueras sabiendo que siempre permaneciste intacta. Que sepas que para mí siempre fuiste la predilecta y que viviré hasta el final redimiendo mis errores. No nos abandones, amor mío, que aún me resta una eternidad para demostrarte que yo nunca lo hice; nunca nos abandoné.

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