Por un puñado de dólares
En Tecate, Baja California, la extorsión es la Ley
La Secretaría de Gobernación no ve una

Jaime Velázquez
15 de agosto de 2001

 

Los dólares mueven todo.

Ésta, es una historia como muchas de complicidad y corrupción, sin embargo, delata una complicada y bien estructurada red delincuencial que opera en Tecate, Baja California Norte, cuna de la impunidad con que operan elementos del Grupo Beta, al margen de todo lineamiento legal.

Y más aún, expone de manera descarnada el estado putrefacto en que se encuentra la administración de la Justicia en ese estado, desde ministerios públicos, hasta jueces, que con su actuar demuestran que para ellos, la vida y la libertad no valen nada.

El sueño de cientos de miles de migrantes de diversas nacionalidades de pisar y vivir algún día en territorio estadunidense, se convierte también en mina de oro para funcionarios públicos, que al amparo del poder y ante las lagunas de la Ley Federal de Responsabilidades, no desaprovechan la oportunidad de negociar con los migrantes forzados a caer en desgracia.

LOS POLLEROS

El 11 de abril último, Roxana Jiménez Vera y su esposo Carlos Alberto Hernández Ávila, arribaron a Tijuana procedentes de Ecuador. Ambos tenían sus pasaportes -SL 20860 y SL 2086- en regla, así como las visas 310 y 311 expedidas por la embajada de México en el Ecuador, vigentes por 10 y 30 días respectivamente.

La pareja de ecuatorianos se hospedaron en el hotel La Siesta, ubicado en la colonia Buenavista, donde luego de varios días de estancia, contactaron a un sujeto conocido como El Fredy, quien de acuerdo con Roxana, "frecuenta el hotel en busca de gente que quiera cruzar a los Estados Unidos de Norteamérica en forma ilegal".

El Fredy llevó a Carlos y Roxana a la casa de una pareja de polleros en el fraccionamiento Los Álamos, a quienes presentó como El Jeny y La Jessie, quienes les pidieron un pago adelantado de mil 600 dólares por cada uno. El teléfono celular de El Jeny es el 04464935633.

Después de pagar, fueron trasladados a un domicilio en el fraccionamiento Murua, donde se hospedaron en la casa de otros polleros llamados El Sargento y El Gaby, cuyo celular es el 04466636405. Allí, había otras doce personas esperando cruzar la línea fronteriza.

De acuerdo con Roxana, "en esa casa padecieron bastante intranquilidad", porque El Sargento se drogaba constantemente al fumar piedras de crack con un foco perforado. "En una ocasión -aseguró Roxana-, El Sargento intentó violarme, pero El Gaby llegó a tiempo y lo impidió".

No es todo, El Gaby exigió de nuevo el pago a Carlos y Roxana, entonces ellos le dijeron que ya le habían pagado a El Jeny y a La Jessie. El nuevo pollero se negó a trasladarlos, a menos que le pagaran otra vez. Como el dinero ya les comenzaba escasear, prefirieron buscar a El Jeny y a La Jessie y reclamarles el servicio contratado. Nunca aparecieron.

El Gaby los llevó entonces con otro pollero a Villa Fontana, y los hospedaron en una casa a la altura de las torres de electricidad que pasan por el fraccionamiento. Ahí trataron con el pollero Alexandro, quien les dijo que "respetaría el pago realizado" –a El Jeny y La Jessie-, bajo la promesa de que le pagaran "una cantidad extra" al entregarlos con una tía de Carlos que radica en Los Ángeles, California, de nombre Teresa Ollaga.

LA COFRADÍA

El 23 de abril, Alexandro, su esposa y Mario -sobrino de Alexandro-, llevaron a los ecuatorianos, junto con tres mujeres más provenientes de Veracruz, a la terminal camionera ubicada en la zona centro de Tijuana, donde abordaron un autobús en el que ya había otras 12 personas y salieron con rumbo a Tecate para cruzar a la altura de la zona de El Hongo.

Se bajaron del autobús en el paraje denominado La Ciénega Redonda -eran las 3:25 de la tarde- y casi inmediatamente los interceptó una patrulla del Grupo Beta, quienes se identificaron como agentes de esa corporación y les pidieron a su vez a los migrantes indentificarse y explicar a qué iban a esa zona.

Alexandro dijo a los del autobús "que él hablaría por todos", y se separó del grupo con uno de los agentes Beta al que llamaban alternadamente como Jesús, o El Trece.

De acuerdo con la descripción física realizada por Roxana, Jesús usa barba de candado, tiene cabello lacio y es bajito; luce entradas en el cabello, y tiene aproximadamente 30 años de edad.

En la camioneta lo esperaban dos agentes más. Se llevaron a Alexandro a una distancia como de 300 metros y a los quince minutos regresaron por todos y los trasladaron a la oficina del Grupo Beta en Tecate.

Al llegar a la oficina, le colocaron unas esposas al ecuatoriano Carlos Alberto y lo separaron de los demás. Alexandro el pollero continuó dialogando con el agente Beta Jesús, hasta que frente a los demás detenidos le entregó un fajo de billetes. Jesús se fue a otra área de la oficina y el pollero simplemente salió y se fue.

“Había otro agente Beta en la puerta -narró Roxana-, que lo vio salir -al pollero-, y no dijo nada”.

La esposa de Alexandro, también se encontraba entre los detenidos, les dijo que el dinero lo había dado para que soltaran a todos, pero transcurrió mas de una hora y Alexandro no regresó.

A las 6:00 de la tarde soltaron a las otras mujeres y sólo quedó en la oficina de Beta Tecate Roxana, pues a Mario, el sobrino del pollero Alexandro, y a Carlos, esposo de Roxana, se los llevaron a esa hora a declarar en la Agencia del Ministerio Público Federal de esa población.

Mario regresó a las 9 de la noche y le indicó a Roxana que a su esposo lo soltarían hasta el día siguiente. El agente Beta Jesús los llevó en su vehículo hasta la casa de Mario, en Villa Fontana, donde se hospedó Roxana porque no tenía dinero ni otro lugar para alojarse.

Cinco días después, Carlos pudo comunicarse con su esposa a casa de Alexandro y su sobrino Mario, y contó a Roxana el desenlace hasta su reclusión en la calle Ocho, en Tijuana. Carlos fue consignado bajo el cargo de ser el pollero que conducía al grupo, y con el nombre de David Gómez Ávila, por si fuera poco, Mario lo señaló como el pollero, y los Beta lo reportaron como mexicano.

Incrédula y sorprendida Roxana escuchaba a su marido, cuando Mario le arrebató el teléfono y dijo a Carlos: "Si no aceptas los cargos, y declaras ser mexicano: no volverás a ver a tu esposa". Y colgó.

CUANDO OPERA LA MAFIA

El reportero tuvo acceso a la bitácora y el parte informativo de la coordinación del grupo Beta en Tecate, así como a la averiguación previa levantada por la Procuraduría General de la República.

De los documentos que integran la bitácora, se desprende que los agentes Beta 13, Felipe de Jesús Flores Hernández; Beta 7, Jaime Noris Valle; y Beta 16, Reynaldo Mendoza Soto, "llevaron siete migrantes encontrados aproximadamente a las 16:00 horas en el lugar conocido como Ciénega Redonda”.

La bitácora indica que en la detención y el traslado de los migrantes participó el agente Beta 13 (Jesús), -quien es señalado por Roxana como la persona que recibió el dinero del pollero Alexandro para dejarlo ir-, pero en el parte informativo enviado al Agente del Ministerio Público Federal (AMPF) en Tecate, con número de oficio Beta/646/01 sólo firmaron los agentes Noris Valle y Mendoza Soto.

Además, mientras el parte informativo señala la detención de cinco mujeres y dos hombres, y se describen los nombres, edades y supuesta procedencia de las siete personas, los agentes Beta sólo presentaron ante el AMPF a Mario Gutiérrez Torres, de 24 años de edad y originario de Puebla, como único “testigo de cargo para que le sea tomada la declaración correspondiente”.

Y no es todo, al ecuatoriano Carlos Alberto Hernández Ávila se le presentó como David Gómez Ávila – supuesto nombre con el que intentaba cruzar hacia Estados Unidos-, de 37 años de edad y originario de Tijuana. Los agentes Beta 7 y Beta 16 declararon que los demás migrantes “coincidieron en señalarlo” como la persona que los guiaba hacia la línea fronteriza. Pero ningún otro migrante fue presentado, ni citado a declarar ante el AMPF.

Por si fuera poco, el mismo 23 de abril, el subdelegado local del Instututo Nacional de Migración, Eusebio de la Paz Ochoa, presentó formal denuncia en contra de David Gómez Ávila a través del oficio DLQ/059/01 por el delito de violación al Artículo 138, párrafo tercero, de la Ley General de Población, el cual se tipifica como delito grave, tiene una penalidad de seis a 12 años de prisión y no alcanza el beneficio de la fianza.

Insólita es también la averiguación previa 111/2001 iniciada en la delegación de la Procuraduría General de la República de Tecate a las 7 de la noche (tres horas después de la detención), pues sólo se sustenta en el parte informativo de los agentes Beta; en la declaración de David Gómez Ávila (Carlos) -quien se declara inocente de los cargos-; y en la acusación de Mario, señalado por Roxana como el sobrino del pollero Alexandro.

AL AMPARO DEL PODER

Roxana estuvo unos días más en la casa de los polleros, donde –confesó-, vivió atemorizada; después se fue a vivir a una casa "de apoyo al migrante", y luego contrató los servicios de un abogado que les recomendó Teresa Ollaga, la tía de Carlos en Los Ángeles.

El abogado es Jorge González Arenas, actual delegado de Desarrollo Social del gobierno del Estado en Tecate, quien de acuerdo con Roxana, le pidió ocho mil dólares a la familia de Carlos, "para repartir dinero y lograr la salida de Carlos". Se los entregaron, y González Arenas les dijo que sus honorarios serían de tres mil dólares más, "pero que esos los cobraría cuando liberaran al recluso".

Roxana aseguró que el funcionario público le dio alojamiento en un camper ubicado en el jardín de su casa y la comenzó a utilizar como sirvienta sin salario, sólo por el hospedaje y la comida, “mientras llevaba su caso”.

Le negaron recibir llamadas de su esposo, argumentando que los teléfonos podrían estar intervenidos y como Jorge González y su hermano, el Síndico del Ayuntamiento de Tijuana estaban en la política, "no les convenía que los pudieran relacionar con este caso".

La ecuatoriana afirmó que Jorge González iba a sacar a su esposo argumentando que Carlos era mexicano y no alegarían la nacionalidad ecuatoriana para demostrar su inocencia, "pues así no los deportarían al salir libre Carlos y tendrían la oportunidad de poder intentar nuevamente cruzar hacia Estados Unidos".

Roxana indicó a Imagen Médica que se cansó de la carga de servicios prestados en la casa de Jorge González, pues hacía la comida, barría, trapeaba y hasta sacaba a pasear a los perros, por lo que decidió regresar a la casa de asistencia al migrante.

Mientras Carlos lleva casi cuatro meses recluido en el penal de La Mesa bajo la causa penal 94/2001/8B radicada en el Juzgado Octavo de Distrito -acusado de ser pollero mexicano-, Jorge González ya no quiere contestarle las llamadas a Roxana ni a la tía de Carlos :”Se pone bravísimo cuando le hablamos y le preguntamos cómo va el caso”, dijo Roxana.

Y según ella, de los ocho mil dólares ya pagados, nada…

LA DEFENSA INSÓLITA

En entrevista con Imagen Médica, Jorge González declaró que las acusaciones de Roxana en su contra son falsas, y negó también haber recibido ocho mil dólares por el asunto, así como haber utilizado a Roxana como su sirvienta. Sin embargo, aceptó que su despacho, en sociedad con Francisco Pedroza Franco, lleva el caso por contratación directa de la tía de Carlos, y que acudió a platicar con Roxana al hotel Azteca, donde se encontraba hospedada.

Así mismo, el delegado de la Sedesol en Tecate, aceptó que solicitó un anticipo de mil dólares, y posteriormente recibió otros dos mil dólares "por llevar el asunto".

Sobre el trato que dijo Roxana recibió en su domicilio argumentó:

— Considero que si Roxana tiene mi teléfono, el de mi demás familia, mi celular, conoce mi domicilio y sabe hasta que tenemos un camper, es porque ella acudió a las entrevistas que tuvimos para hablar del asunto.

Respecto a la situación jurídica de Carlos Alberto, aseguró no saber que la pareja era de nacionalidad ecuatoriana, y dijo desconocer si la tía de Carlos también era ecuatoriana. Según su dicho, "se enteró hace apenas unos días de la nacionalidad de su defendido", por eso no había alegado en la defensa la "falsa identidad" con la que lo mantienen preso.

Gonzalez Arenas agregó que "incluso tramitó el amparo 249/2001 a nombre de David Gómez Ávila ante el Juez Sexto de Distrito, y le fue concedido". Amparo que por cierto, en este momento se encuentra en la fase "de revisión". "Uno de los puntos por los que procedió el amparo fue porque el subdelegado del INAMI, De la Paz Ochoa, se acreditó con la credencial 01210 vencida en 1999, lo que le restó personalidad jurídica", sostuvo.

Hoy, a casi cuatro meses de permanecer recluido como "pollero mexicano", y que González Arenas ya sabe que su cliente "es ecuatoriano", el futuro que aguarda a Carlos es incierto, tan es así, que el abogado solicitó al juzgado el careo entre los agentes Beta y el detenido; si embargo, los agentes Beta no acudieron a su primera cita el 31 de julio.

— Si usted realiza una defensa en forma, bien hecha, como usted mismo lo dice: ¿Por qué lo ataca Roxana? Se le cuestionó a Jorge González.

— No lo sé. Pienso que es parte de la desesperación de ella y de Carlos, pues aparte de todo, éste último me ha dicho que su madre está muy enferma. Está verdaderamente desesperado por salir de prisión. "Pero aquí están las pruebas de que yo he cumplido", concluyó el abogado y funcionario estatal al mostrar una copia del expediente judicial de Carlos.

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