El Hospital General de México: Putrefacto


Roselli Reyes Cuevas
13 de abril de 2001

 

"Se van a morir estos hijos de la chingada, les voy a meter unos balazos."

La frase anterior, entre algunas otras, son parte del acervo cultural heredado al Hospital General de México por su director Francisco Higuera Ramírez.

Temeroso de volver la vista atrás para comprender la magnitud del deterioro del Hospital General, sobre todo los últimos dos sexenios, Frenk Mora apuesta al futuro sin enfrentar los problemas del presente.

Inaugurado por el entonces presidente Porfirio Díaz en 1905, a propuesta del doctor Eduardo Liceaga y el ingeniero Roberto Gayol, el Hospital General de México, enfrenta innumerables penurias.

Frente a una paradoja trágica, Frenk Mora conmemoró, el pasado 5 de abril, el "Día Mundial de la Salud."

Paradójico; porque dijo así:

— Hace 53 años, varias naciones, México entre ellas, dieron un paso que habría de cambiar el destino de la humanidad. El 7 de abril de 1948 entró en vigor la Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Con ello dio inicio una verdadera revolución sanitaria, que ha traído beneficios incalculables. Las ganancias en materia de salud durante este medio siglo han sido mayores que en toda la historia previa de la humanidad.

Trágico; porque no puede hablar con el mismo orgullo del Hospital General, institución que vive hoy, momentos de putrefacción.

MISION IMPOSIBLE

Ante lo que se antoja como una misión imposible, Rodolfo Cruz Mejía, jefe de Hematología de los Laboratorios Centrales del Hospital General de México (HGM), platica a la reportera que desde la época de Miguel de la Madrid, las condiciones en el Hospital General se han deteriorado. Explica: "Han disminuido las camas y no existe la tecnología que se debería tener. No se invierte lo que se debe de invertir para atender la salud. Es un hospital donde hay mucha demanda de la población."

Cruz Mejía dice en la entrevista que el Hospital General es una institución Federal que está en la ciudad de México, y que resuelve problemas al ISSSTE, al Seguro Social del Gobierno del Distrito Federal y de los Estados, aparte de los trabajadores del mismo hospital.

El hematólogo ejemplifica "Si en el Hospital General atienden a pacientes de otras instituciones, deberíamos recibir las cuotas correspondientes. Y ese dinero se podría invertir en el hospital."

Luego de una plática con Andrés Manuel López Obrador y con Cristina Laurel, Cruz Mejía comenta que le pidieron "que llevara algo concreto", y se pregunta: ¿Cómo lo vamos a hacer? Si en la ciudad de México estamos atendiendo a todos.

Al asegurar que diputados del PRD y del PAN, así como autoridades de la Secretaría de Salud, conocen los problemas que tienen en el HGM, Cruz Mejía dice que luchan por que el hospital conserve lo que está especificado en el decreto de 1995 firmado por el entonces presidente Ernesto Zedillo, en donde se especifica que "el hospital es una institución de alta especialidad que conservará la filosofía de gratuidad.”

Cruz Mejía concluye:
— No estamos pidiendo cosas fuera de la Ley. Las autoridades no están cumpliendo con ese decreto. Nosotros tenemos el concepto de que el derecho a la salud es una obligación del gobierno, y en donde tiene que invertir, no que el paciente tiene que pagar todo para cuidar su salud. Y pienso que para calificar la eficacia de un hospital, no se debe medir por la cantidad de consultas, sino por la efectividad.

En entrevista conjunta para Imagen Médica, Antonio Sánchez Arriaga, Noé Vargas Tentori y Rodolfo Cruz Mejía, comentan a la reportera las actividades que realizan.

Sánchez Arriaga sostiene; "estamos por el rescate" del Hospital General de México, y que, desde el 8 febrero del presente año, por instrucciones del secretario de Salud Julio Frenk Mora, se instaló una mesa de negociaciones.

Explica:
— En realidad fueron dos tipos de mesas; la mesa administrativa y la mesa política. Esta última, esencialmente, pide la destitución del doctor Francisco Higuera Ramírez por grandes irregularidades en su administración. Agrega que el actual director es una gente prepotente que abusa de autoridad, además de que tiene un gran desconocimiento administrativo que ha llevado al hospital a una situación de ingobernabilidad.

El líder del SITS recuerda que en la administración pasada, con Juan Ramón de la Fuente, hicieron la petición de un nuevo tabulador, porque se estaba perdiendo la asistencia del hospital a la gente más necesitada, debido a los altos costos.

Y a pesar de que desde el 5 de enero del 2001 se aplica el nuevo tabulador de cuotas, que señala una tarifa de 31 pesos para la consulta, su inconformidad consiste en que lo empiezan a aplicar desde tercer nivel, en vez del primero de los seis que existen.

Nosotros insistimos, dice, "en que se debe de aplicar al primer nivel por primera vez. Y si posteriormente si requiere un examen, o una cirugía, entonces intervenga trabajo social y se aplique el nivel correspondiente; y se pague lo justo o que no pague el que no tenga. Ese es el sentido de gratuidad."

Para Sánchez Arriaga, otra inconformidad se da en la carrera hospitalaria, con 60 años de existencia, y en la cual se norma como va ascendiendo el médico por su trayectoria en el hospital, hasta llegar a jefe de servicio, luego jefe de unidad, y así hasta llegar a director. Sánchez Arriaga acusa que Higuera Ramírez "hizo un reglamento propio y unilateral, sin tomar en cuenta a la comunidad médica."

Después de cinco años de insistencia, "presionaron" con la realización de un mítin el 8 de febrero pasado, finalmente, "se abrió el diálogo" con las autoridades de salud. Sin embargo, ante la escasa atención, amenazan con otro mítin para el próximo mes de mayo.

VIOLENCIA, DROGAS Y TRAMPAS

Las inhabilitaciones, los cambios de área de trabajo, las amenazas y persecuciones, son sólo algunas de las represalias que denuncian trabajadores pertenecientes al Sindicato Independiente de Trabajadores de Salud (SITS), por oponerse al estilo de trabajo de Higuera Ramírez y de Joel Ayala.

Como ejemplo, el doctor Antonio Sánchez Arriaga, secretario general del SITS, dijo a la reportera que por órdenes de Joel Ayala Almeida secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), lo secuestraron en julio de 1999.

Explica:
"Iba circulando por Reforma, y entre Hacienda y la PGR, me interceptaron y me quitaron mi carro nuevo." Acusa: "Joel es un cocainómano; lo he tenido que sacar muchas veces de crisis."

Sánchez Arriaga asegura que los trabajadores del HGM simpatizantes del SITS, son objeto de amenazas e intimidaciones del director Higuera Ramírez, quien les amenaza y les dice: "se van a morir estos hijos de la chingada, les voy a meter unos balazos."

El líder del SITS asegura que son vigilados a la orden del día, por lo que tienen guardias con sistemas de comunicación de los llamados "walkie-talkie".

En entrevista conjunta, Rodolfo Cruz Mejía explica que a Jacobo Pérez Elvia "le tendieron una trampa", debido a que le levantaron un acta, por lo que se enojó, y tuvo fricciones con el delegado administrativo Alejandro Maldonado Hernández, así como con la jefa del Laboratorio Central, Martha Marysela Flores Muñoz.

Cruz Mejía agrega que también a la doctora Rodríguez, diplomada en Tomografía Computarizada, "la cesaron" por tener fricciones con la doctora Rojas, jefa de Gastroenterología.

Por si fuera poco, el neurocirujano Noé Vargas Tentori, puso una demanda en la Contraloría Interna del hospital, a la que recayó el número 159/98.

Explica:
— La demanda se hizo en contra del doctor Francisco Velasco Campos por la experimentación que realizó sobre 20 niños que padecen epilepsia. Los experimentos se hacen bajo responsabilidad del paciente; además de pagar por sus estudios.

El doctor Tentori asegura que reciben aproximadamente un millón 125 mil pesos para la realización de los experimentos.

Como consecuencia de su denuncia, Vargas Tentori fue cambiado de lugar de trabajo, y lo pusieron en "los checadores", sin desarrollar ninguna otra labor.

Además, el neurocirujano platica que "una asociación de laboratorios le dio al director Francisco Higuera diez millones de pesos para la construcción de una clínica de Investigación Farmacológica para certificar medicamentos genéricos –cada certificación cuesta dos millones de pesos-, utilizando pacientes del Hospital General.

Otro caso sucedió el 21 de agosto de 2000, cuando Miguel Angel Esquivel Linares se dirigió al Hospital General de México a "checarse" por la molestia de una piedra en el riñón. De acuerdo con Esquivel Linares, en los estudios y la urografía "apareció una mancha rosa en la vejiga", que el doctor Alejandro Arce le aseguró era cáncer.

Luego de más "estudios", Miguel Angel fue programado para cirugía, y recibió la fecha: 22 de noviembre, le dijeron.

Puntual el día de la cita, y listo para la operación, llegó su esposa Erika Cruz Beltrán con otros estudios que se realizó su marido en el Instituto Nacional de Cancerología. Para su sorpresa, los estudios revelaron que no tenía cáncer, sino tuberculosis renal.

El 26 de marzo pasado, Miguel Angel acudió a consulta al Hospital General, llevaba en brazos a su hijo Héctor de cuatro años de edad. El policía de la entrada, "Trinidad", le indicó a empujones que dejara al niño fuera del hospital, y como Miguel Angel "respondió", fue "brutalmente golpeado" por diez elementos de seguridad del hospital, a cargo del comandante Luis Emilio Hidalgo y Rubio.

LA DESTRUCCION

Pero los problemas no sólo se dan con los médicos, y trabajadores simpatizantes al SITS; han llegado también a los trabajadores de la "Bibliohemeroteca o Centro de Información", considerada como una de las más importantes que existen en los hospitales de la Secretaría de Salud; por ser también escuela para los residentes.

Entre libros de medicina, una trabajadora comenta para Imagen Médica que un 5 de febrero de 1996, se presentaron en la biblihemeroteca el entonces director José Luis Ramírez Arias, y su jefe de Información César Augusto Macias Chapula con un objetivo: "Tirar los libros del acervo del doctor Liceaga".

De acuerdo con nuestro testigo, médicos del hospital, trabajadores y la Sociedad Médica se opusieron a la destrucción de los libros, y agrega que "incluso llegaron fotógrafos, pero no los dejaron pasar."

En el pequeño cuarto con poca luz, y frente a 20 computadoras con que cuenta la biblioteca, el testigo entrega fotos de los libros empacados y tirados sobre el piso, al igual que copia de una circular, de ella se desprende que en 1989, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, nombró director del HGM a Ramírez Arias.

La circular 30231/0374 da cuenta que el director José Kuthy Porter, fue notificado por el secretario de Salud, Jesús Kumate de la "designación" que Salinas de Gortari hizo a favor de Ramírez Arias.

En entrevista por separado, César Augusto Macias negó que se hayan tirado los libros, y da su versión:

"Lo que sucedió fue un conflicto de tipo político al interior, y el caso de los libros se tomó como bandera para lesionar al director general en esa época y distorsionar su imagen. Pero se cerró el caso, porque es una biblioteca abierta a todo el público.

Augusto Macias aseguró que "los libros del doctor Liceaga, están en el segundo piso."

Otros trabajadores de la biblioteca comentan a la reportera "que el doctor César Augusto Macías es un déspota, grosero, y que trata mal al personal." Agregan que "no tiene educación y que ha tenido problemas con mucha gente."

Acusado también de prepotente y de llevarse bien sólo con Gelacio Ramírez Jiménez, Maria Elena Pérez Cortés, y Joaquín Equia Márquez, a quienes identifican como su gente, el jefe de la hemeroteca se defiende.

Explica:
— Esta situación se deriva de cambios que se están dando. He tirado el esquema con el cual habían venido trabajando, sólo he querido agilizar la función de la biblioteca. Es por ello que se da una especie de choque. Todo cambio en el diseño organizacional donde hay nuevas tecnologías llega a generar caos.

Augusto Macías agrega: "A nadie se le va a correr, sólo se van a cambiar de actividades. En el año de 1998 dejé este puesto y regresé el 25 de enero del 2001 con le proyecto que ya traía. Antes de ocupar este cargo, mucha gente hizo campaña para que no llegara a esta biblioteca, por que los iba hacer trabajar, por que ya estaban acostumbrados a checar tarjeta y andar por ahí. Lo del sindicato, aclara, sólo fue un acercamiento."

¿En que condiciones está la biblioteca?, preguntó la reportera
— Estoy trabajando para fortalecer las colecciones, cada año o cada semestre renovar adquisiciones contar con proveedores, administrar lo que el hospital produce con el apoyo de las tecnologías.

Pero para médicos especialistas del Hospital, las cosas no llegan a tanto, afirman que "a la biblioteca le hacen falta muchos libros, porque los que tiene están muy viejos, para que sea escuela y hospital le falta mucho."

Las 20 computadoras con que cuenta la biblioteca fueron agregadas al servicio a solicitud de Augusto Macías, y son rentadas a quien las solicite a 143 pesos mensuales y tienen internet.

Pero los trabajadores insisten en sus acusaciones, y aseguran que el doctor Macías llega a las diez de la mañana, y se retira a las dos y media de la tarde, para ya no regresar."

En la entrevista, Augusto Macías confió que su horario es de las nueve de la mañana, a las tres de la tarde, y que "esporádicamente", regresa por la tarde.

Pese a todo, los trabajadores insisten:
— No es justo, porque tratamos de atender a todo el público. Somos gente que trabaja y que desquita, y nos tratan con la punta del pie. Nunca habíamos tenido problemas, hasta hoy con este hombre.

Uno de los trabajadores comenta: "Yo he pedido el cambio con el director general Francisco Higuera; pero no me lo dan. Tratan de fastidiarnos para que renunciemos."

EL CENTRO DEL VICIO

Pero no sólo en la biblioteca ocurren anomalías, trabajadoras del hospital acusan:
"En el área de lavandería, específicamente los sábados y domingos, ocurren muchas anomalías ".

¿Qué tipo de anomalías? Se les pregunta.
— El encargado, José Angel Leal, se reúne con los señores José Delgado Reyes, Julio Campos, y Catarino. Se meten al cuarto de los mecánicos, y donde están las herramientas; fuman y toman. Se cooperan entre todos.

Explican:
— Cuando se habla que se van por el viaje, sacan una mochila azul, traen cerveza, vino y refresco. Agregan: Quien sabe como le hacen para pasar la mochila, si se supone que están los policías.

De acuerdo con las trabajadoras, cuando se les solicita en su área de trabajo "se enojan", y que incluso, sábanas mojadas o mal lavadas son llevadas a piso. Para agravar el problema, la máquina denominada el robot se descompuso a consecuencia de que se ponen a tomar.

Nuestros testigos aseguran que para lograr favoritismos al señor Leal lo "sobornan" con regalos o botellas, lo que permite que existan hasta parejas de enamorados, cuentan: Viki, la secretaria, anda con el lavador David Vázquez; José Delgado anda con Laura Guerrero Rojas; Rosa Campos anda con el "Tacho", el "Güero" y "Marcos". "Se acuestan ahí", y señalan un montón de sábanas sucias.

Los trabajadores aclaran que "ese no es problema", el detalle dicen, "es que cumplan con su trabajo, porque le piden permiso al jefe y se tardan horas. El trabajo que no hacen, lo tenemos que sacar los que sí trabajamos."

¿Y por qué no se quejan?
— Si no vamos al sindicato, es por que está comprado. El señor Quirino Sánchez Arroyo es bien transa. Te puedo decir que resuelve el cinco por ciento de las quejas. Agregan: "Ahora el sindicato se clava todo, antes, teníamos día de las madres o algún festival, ahora nada."

El jefe de Servicios Generales, Hector Demián,. encargado de vigilar al área de lavandería niega que existan anomalías. En entrevista comenta que "no es cierto, no creo que sea el caso." Se defiende: "Están inventando cosas, no tienen tiempo para ponerse a tomar. Ese, es un chisme de alguien que está molesto, y que está generando este tipo de comentarios."

Demián justifica:
— Yo no puedo vivir aquí; cuando vengo entre sábado y domingo toda la gente está trabajando, es difícil lavar 7724 sábanas entre quirúrgica y hospitalización.

Sentado tras de su escritorio, y mirando de frente a la reportera, Hector Damián concluye:
— Esta situación me imagino que se da porque las mujeres se pelean por varias circunstancias, como pudieran ser problemas familiares. Y es ahí cuando empiezan los comentarios que no van al caso. Además, el cuarto de los mecánicos es muy chico, ¡no creo que quepan! Pero bueno, hay un foco prendido; y voy a checar.

Hector Demián renunció a su puesto pocos días después de haber sostenido la entrevista con la reportera.

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