La corrupta Cofepris
Miguel Ángel Toscano Velasco en la hoguera
Valentín Cardona
2 de junio de 2008
Dijo Miguel Ángel Toscano Velasco: “la verdad es que quiero decirles a todos –los medios de comunicación-, que nos sirve muchísimo, nos ayudan muchísimo a identificar los problemas que tenemos en el país”. A veces, abundó, “con toda la estructura que tenemos en Cofepris, no nos alcanzan los ojos ni las manos para estar oyendo, y la verdad yo sí se los agradezco porque la información que han generado en los últimos años y en lo que va en mi administración -de dos meses- nos han ayudado a tomar decisiones muy, muy importantes”.
Lo dijo en su calidad de titular de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en la primera conferencia de prensa ofrecida en la sede de esa Comisión con el objetivo de informar sobre los “avances” en el Registro Sanitario de Medicamentos.
Asistido por su jefe de prensa, Isidro Chávez, y por Gustavo Olaiz Fernández, el Comisionado de Autorización Sanitaria, Toscano felicitó repetidamente a los representantes de la prensa: “la verdad es que a mí me da mucho gusto cada vez que ustedes ponen un tema en medios de comunicación o le dan seguimiento a uno de los que tenemos nosotros en materia de riesgos sanitarios”, enfatizó.
Y lo dijo el 29 de mayo último, como si ya supiera lo que le rodea, como si ya supiera que está sentado en una hoguera a punto de las llamas. Más allá del “escándalo” que se armó por el asunto del narcotraficante Zhenli Ye Gon, la Cofepris es un nido de corruptelas en sus más diversas áreas que sin duda pondrán a prueba la honorabilidad y las buenas cartas con las que llegó Toscano Velasco.
Y es que la Cofepris nació podrida en el sexenio foxista, el de la transa. A modo del siniestro secretario de Salud de entonces, Julio Frenk Mora, la Cofepris fue abanderada por Ernesto Enríquez Rubio, turbio personaje sobre el que dan cuenta infinidad de negros hechos y antecedentes plasmados por escrito, precisamente en la prensa.
Sólo como un ejemplo, datan de la administración de Rubio cientos de actas de visita realizadas por inspectores o verificadores sanitarios que se encuentran “congeladas”, la razón es simple, los verificadores se convirtieron en “asesores” de los hospitales, clínicas, laboratorios o gabinetes que visitaron y desde entonces se convirtieron en extorsionadores de los propietarios, quienes prefieren pagar la iguala, a regularizar sus establecimientos y cumplir con la normatividad.
Un verificador de laboratorios de análisis clínicos con gabinete cuenta a Imagen Médica que la Cofepris funciona como una pirámide. Resume: “al punto más alto le llegan las mayores ganancias”. Convertidos en “asesores”, los verificadores cobran entonces varios sueldos, con los que pueden satisfacer sus necesidades aun después del reparto. Según el testigo, la corrupción sembrada en la Cofepris en el foxismo, heredada y continuada en el calderonismo, “será muy difícil, casi imposible de erradicar”, pues se encuentra incrustada en todas las áreas de esa Comisión.
— ¿Tiene pruebas? – se le pregunta
— Existen por cientos, por miles dentro de la Comisión, cada acta, cada expediente a todos los comercios en general contienen algo de corrupción, en mayor o menor grado, pero ahí están las pruebas de la corrupción.
Creer en milagros
Aunque el comisionado centró su conferencia en el tema de la renovación de registros sanitarios para medicamentos, por ser un “mandato de ley” y porque lo “aprobó el Congreso de la Unión”, por docenas se cuentan los temas a los que se tendrá que enfrentar la Cofepris , pues en su momento, todos fueron “mandato de ley” y hoy están olvidados. Un caso es de los productos llamados “milagro”, que se venden a puños gracias a la publicidad engañosa en medios masivos permitida por la Cofepris.
Normalmente, dijo el comisionado, la mayoría de los medicamentos se registraron en la Secretaría de Salud, pero por alguna razón nunca se volvieron a registrar y nadie más volvió a saber de los medicamentos. Entonces, reforzó, el primer mandato que tenemos del Congreso de la Unión es volver a renovar el registro de todos los medicamentos, volver a revisar que las fórmulas que tienen registradas sean las correctas, todos aquellos que sean genéricos que tengan pruebas de bioequivalencia, o sea, que demuestren realmente su efectividad.
Según Toscano Velasco la Cofepris va a “garantizar que todos los mexicanos y mexicanas tengan medicamentos seguros, eficaces y con calidad”. Y para ello, lanzó un ultimátum a la industria nacional y trasnacional de medicamentos: “no habrá prórroga para el registro y la renovación de medicamentos”.
El comisionado lanzó también un par de mensajes para los usuarios de medicamentos, el primero, “que todos los medicamentos genéricos pueden ser igual o mejores que los innovadores; o sea, hay una creencia de que sólo el innovador funciona, es invitar a la gente a que se quite el miedo de probar los genéricos”.
Y segundo, un tema relacionado con la fármacovigilancia: “cualquier medicamento que le ocasione una reacción adversa al que lo consume, aunque sea sólo un dolor de cabeza, se lo comunique a su médico, porque el médico es responsable de estar reportando a la Cofepris cualquier tipo de reacciones adversas”.
Según lo dispuesto por el Congreso, el 24 de Febrero de 2010 será el último día en el que los empresarios interesados podrán realizar sus registros, tal y como se desprende del modificado artículo 376 de la Ley General de Salud desde el año 2005.
En la conferencia, Gustavo Olaiz Fernández, comisionado de Autorización Sanitaria jugó al optimista, como si en la Comisión en la que trabaja todo fuera color de rosa. En suma, dijo que la Cofepris “se ha venido preparando con terceros autorizados para hacer las pruebas de intercambiabilidad; y esa es la capacidad que tiene y el crecimiento que están teniendo nuestros laboratorios en México, o sea, ya tenemos la capacidad para de aquí al 2010 todos puedan hacer sus pruebas de intercambiabilidad” (sic).
Como representante de la Cofeprís, es Olaiz quien mantiene reuniones seguidas con los poderosos intereses farmacéuticos nacionales y trasnacionales.
Olaiz agregó que habrá “muchos productos que van a quedar fuera de este proceso de bioequivalencia”, y citó las vitaminas, los herbolarios, los homeopáticos y los medicamentos de ‘libre acceso’, porque aseguró, “no se pueden hacer pruebas de intercambiabilidad”. Los productos exentos de pruebas de intercambiabilidad suman unos 5 mil, de acuerdo con la información vertida en la conferencia.
En el caso de los productos nacionales, enfatizó Olaiz, “toda la revisión de buenas prácticas de fabricación compete a la Cofepris”. Queremos asegurar, terminó, “un proceso limpio, un proceso transparente, un proceso que le dé mucha información a la población de qué es lo que está consumiendo”.
Con información de Jani Luna González