Por Rebeca Leal Singer
Twitter: @Rebecrop

La asociación surgió del sueño,

febril y sudado,

del que fui dueño,

en la noche posterior al baile y al canto.

La crónica resaca,

deuda barata,

y sin embargo se ha originado en el diván.

Donde relaciono al nombre y al hombre,

el hombre con el nombre, 

al parecer y al acontecer.

He distinguido entre huracanes

y temblores de ideas.

El uno causa la tierra y la lluvia,

el otro la compone y la destruye.

Aparentemente se han ido,

es mentira.

Volverán como todo lo que fluye,

de un salto como lo hace el coyote.

Poco queda para la que suspira,

patadas para surgir a flote,

a la que solo le queda a la vista

la punta de su triste barco hundido,

y el más profundo desolo.

El resto habrá que encontrar,

evitar el ser absorbido. 

Tematizarlos a ellos, incendios,

tsunamis con niños perdidos.

Indagar por un pronto remedio,

volver a configurar los nidos.

Se ha olvidado cerrar las ventanas,

en el lapsus pronto de la vigilia.

Provocado la entrada del agua de ustedes, 

que pudrióla madera y familia,

de mi corto y femenino tronco.

No se recordó plastificar las paredes,

el moho se corrió, corrido, correr, 

como si fuera propiedad suya.

Suelo extinto, ex-pinto que no excluya. 

Cada uno respectivamente, me estiró

y me comió donde se han volado los autos.

Las casas que mi padre perdió,

los aros de los poco cautos

y los preparativos para el desastre

nunca serán suficientes.

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