¿Acaso esto es un problema de Salud Pública?
Donovan Casas Patiño 1,2, Alejandra Rodríguez Torres 1,2
1 Centro Universitario Amecameca de la UAEM
2 Médico/a Familiar UMF 195 Chalco, IMSS.
“Estando es Aguascalientes
fui a visitar a un amigo
tuve en mis manos un arma
llamada cuerno de chivo
sus ráfagas son terribles
no hay hombre que quede vivo”.
Los incomparables de Tijuana, canción “Terrible cuerno de chivo”)
La más evidente expresión de la violencia es la mortalidad por homicidio y la existencia de formas sutiles de ella misma (Núñez,2003), asi de esta manera, no existe en el país un lugar que no esté alejado hasta momento de las trágicas imágenes, noticas o música que develen la violencia ejercida en calles, parques, plazas, escuelas, iglesias o templos, esta construcción de escenarios hablan por sí solos como icono del momento histórico de nuestra Nación, es asi que la continuidad de esta marea azotara por completo a cada rincón de esta desolada Nación. Los ejes de control (escuela, hospital, prisión, iglesia, televisión, leyes, y otros como la literatura, la filosofía, la música, la escritura, etc.) son inevitables en la vida cotidiana pero si estos están trastocados o sometidos, ocasionaran modificaciones al individuo y la colectividad en su realidad, erosionando las identidades sociales, con abandono ideológico y político (Lipovetsky, 2013) así estos individuos son creados hacia la despersonalización y remodelados a condiciones económicas mercantilistas de un modo de vida, de aspiraciones, de control y sometimiento social, los cuales se arraigan en lo más profundo de la sociedad mexicana donde la violencia amplifica el poder de los que buscan un oportunidad en este mundo de la exclusión.
Cabe mencionar ejemplos claros de esta mexicanidad en la era de una hipermodernidad a la mexicana decorada con un cuerno de Chivo, AR 15, jeans, camisa negra y actitud de desafió a la muerte: la vida narco, narco campesino, narco distribuidor, narco secuestrador, narco corrido, narco edecán, narco clínica, narco cirujano, narco amante, narco químico, narco muertos, narco policía, narco taxista, narco extorsionador, narco secuestrador, narco asesino, narco como vida de alegría fugaz, que contrapone al orden estatal en una burla de lo negado pero permitido. Aquí se debate gran parte de nuestros jóvenes que buscan una vida de inmediatez, fama, fortuna y poder, donde la política, lo económico, lo social y la cultura permiten el juego del narcotraficante, el policía y el político corrupto, así se ha ido desarrolladando y fortaleciendo en México la economía de la violencia alrededor de un Estado sobrepasado, por la pobreza, la marginación, la credibilidad social, con ausencia de ética social y de voluntad política, ocasionándose asi debilidad e ineptitud de la justicia, las dudas respecto al camino y rumbo de la Nación aumentan, la Anomia social se apodera de todos los estratos que dan vida a una nación: el colectivo, la industria, el campo, los servicios y los aparatos hegemónicos están a la deriva, esto ha dado como resultado el aumento exponencial de una economía de violencia con su tráfico de drogas, armas, extorción, protección judicial y poder, lo anterior queda plasmado a través de las altas tasas de homicidio (la cual es la manera más fiel de medir la violencia en un lugar en un momento dado), que en la busqueda clara de este vacío social acabado fundamentará a cada día una escalada asimétrica hacia más brutalidad, donde morir en México a causa de esta violencia es una realidad, es así que el punto final del colectivo se describe altamente violento.
Ilustración 1; Morir en México.
Fuente: La Jornada, Sección Cartones; José Hernández México 2014. Link: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/09/cartones/0
Este camino no fue creado por generación espontánea, no fue hecho por azares del destino, esto se fue sembrando a través de la complicidad de autoridades locales, nacionales e internacionales que ahora han quedado a merced de su impotencia y subordinación hacia esta economía de la violencia (Castillo, 2014; Redacción Animal Político, 2014; Agencia Reuters, 2008), la cual arrastra a una gran colectividad hacia un destino final “el vivir maniatado por el resto de su existencia, donde no existirá alguien que no viva la violencia en su máximo esplendor”. La OMS (Organización Mundial de la Salud) empezó a reconocer en el año 2000, que la violencia era un acto que se presentaba de variadas formas y en muchas regiones del mundo, en ese año 1,7 millones de muertes fueron violentas, casi la mitad debido a suicidios, un tercio a homicidios y una quinta parte a conflictos armados, la OMS calculo que entre las personas cuyas edades oscilan entre los 15 y los 44 años, el suicidio era la quinta causa principal de muerte, el homicidio la sexta y los conflictos armados la undécima, ademas que las tasas estimadas de homicidio se encontraban en sociedades con ingresos bajos o medios, mientras que el suicidio en sociedades con mayores ingresos (OMS,2001), pero no fue hasta el año 2002 que publico su primer Informe mundial sobre la violencia y la salud (Kurg, 2002), en el cual se debaten todos aquellos tabúes y sentimientos de inevitabilidad que rodean al comportamiento violento, asi como discusiones teóricas respecto a la violencia como cuestión de salud pública pero que por la falta de una definición clara ocasionada por carecer de una exactitud científica y delimitada a una cuestión de apreciación, existía un sesgo al respecto por los códigos morales imperantes en los distintos países por lo cual queda pendiente su modelo de estudio por parte de la salud pública, ademas en este informe se hacen recomendaciones para prevenir la violencia a nivel individual, relacional y de base comunitaria, cabe mencionar que hasta esta fecha se han realizado asambleas, comunicados y talleres para redoblar la respuesta a la violencia, y será hasta finales del 2014 que se hará entrega del segundo informe mundial sobre violencia y la salud, aunado a lo anterior, diez homicidios por cada 100 mil habitantes es la tasa que llevó a la OMS a hacer la afirmación que esto es una epidemia social (Correa, 2012) mientras tanto la salud publica continua atendiendo las secuelas de esta economía de la violencia desde un ámbito curativo, sin extender los brazos hacia una prevención integral de esta epidemia social.
La mortalidad es el escenario de defunciones que se presentan durante un periodo dado de tiempo en un lugar específico, es asi que la mortalidad es un indicador numérico que trata de interpretar una característica de la colectividad ante un suceso la defunción, esta mortalidad puede ocurrir de dos formas, una por causa biológica ocasionada por causas intrínsecas de la genética individual o colectiva que se producen de manera inevitable desde el comienzo de la vida hasta la vejez, y la segunda de manera exógena resultado de los factores de determinación social que indicen de manera directa o indirecta en la conformación de un patrón de comportamiento epidemiológico social y que en la gran mayoría de los casos son prevenibles. Es así que el comportamiento que ha presentado México en la última década nos conlleva a la afirmación de que el país pasa por una epidemia social llamada epidemia del homicidio, que se ve reflejada por una tasa de homicidios de más 10 por mil habitantes, y no solo México es uno de los actores principales de esta acto, se suman a esta epidemia interamericana Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela, es asi que esto condiciona un impacto negativo en tres dimensiones del desarrollo: en el individuo, en la cohesión social y en las instituciones democráticas (PNUD, 2013).
Esta epidemia del homicidio, tiene un incremento en los casos de presentación significativamente elevados en un tiempo y lugar esto le confiere tener una relación entre el número de asesinados de manera dolosa e intencional por cada 100 mil habitantes, es asi que en México se tiene una tasa acumulada en 18 años de 13.7 homicidios por 100 mil habitantes (Tabla 1), y una media de 17,000 homicidios en un periodo de 18 años (Tabla 2), con una mortalidad general en el año 2012 que representa el quinto lugar, ademas la mortalidad por homicidio tiene un presentación mayor en las edades que van de entre los 15 a 59 años (INEGI, 2014), lo que conlleva a replantear no solo la necesidad de una mirada biomédico curativa de la violencia, sino que la violencia es prevenible en un porcentaje muy alto y ademas esta violencia puede contenerse con otros medios que no solo sean combate a delitos y grupos delictivos, la salud pública debe comprometerse con el colectivo en la señalización social de prevención de la violencia como un acto de unión social con el Estado, Empresarios y Universidades, la violencia con su desenlace final en este caso del homicidio como vida fugaz de un estilo de vida, debe ser recompuesto en aras de colectivos que no solo tengan como destino final la violencia.
Tabla 1: Tasa de Homicidios en México de 1997 al 2014.
Tabla 2: Homicidios en México de 1997 al 2014.
Tabla 3: Mortalidad General en México año 2012.
Esta criminalidad contiene en sí misma una industria capaz de generar bien capital, los armamentos, protecciones, equipos de comunicación de corta y larga frecuencia, los vehículos, todo es creado para la continuidad de la misma industria de la violencia, será imposible pensar que la creación de armas de alta potencia sea para actos recreativos -AR 15- , será increíble que una criminalidad se forje por un simple placer de juntarse para pasarla bien –actores armados que incluyen milicias irregulares, mafias del narcotráfico, bandas urbanas y fuerzas paramilitares- (Manrique, 2005), esta violencia se sujetó del colectivo en un momento donde el margen social está completamente debilitado, no existe hasta este momento un lugar en el Mundo donde las cosas marchen de maravilla, no existe hasta este momento un modelo económico social perfecto donde la vida y su conservación sean el derecho elemental básico del individuo.
A manera de conclusión, este problema de violencia social no debe pasar inadvertido, por las políticas del Estado, existe una clara molestia social, respecto al manejo de la violencia en el país, por un lado los gobernadores, regidores, presidentes municipales y hasta los secretarios de gobernación, coinciden en que la violencia debe ser medida como hechos aislados de una realidad inoperante del país, y que para esto existen aparatos correspondientes para su combate el ejecito, la policía federal, la policía municipal, la policía comunitaria, etc., aquí la Salud Publica debe confrontar esta realidad del papeleo para demostrar que no solo de manera curativa y paliativa se cura la violencia, existe dentro de la violencia un arco de multiples facetas que involucran este acto por lo cual es deber de la misma Salud Publica tomar las riendas del problema puesto que esta epidemia del homicidio tiene un fin la prevención desde la contienda de los determinantes sociales para la salud.
Bibliografía
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Kurg E, et al. World report on violence and health. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2002.
Correa L. OMS: homicidio en Latinoamérica es una epidemia. Periódico Voz de América. Sección América Latina. 11 de mayo del 2012. Link: http://www.voanoticias.com/content/homicidios_asesinatos_cifras_latinoamerica/566250.html
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Castillo G. PGR: Los 43 habrían sido ejecutados y calcinados. La Jornada Sección Política. 8 de noviembre del 2014. Link: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/08/politica/002n1pol
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