Por Karen Cervantes

Twitter: @karencitoww

 

 

“…mis alas ya están listas para volver a volar,

solo que esta vez no lo haré tan alto y tan de prisa,

esta vez volaré bajo y con cautela,

pues no quiero que mis alas se quemen nuevamente con el sol”.

Stella Khudyakova

 

¿Qué tan cierto puede ser que solamente tocando fondo puedes concientizarte que debes comenzar desde cero?

 

Yo he decidido comenzar a forjar un camino diferente, nuevo, lleno de sonrisas. Estoy convencida de que dejaron de importarme los finales felices, para mí lo más importante no radica en cómo es que terminarán las cosas, lo más valioso son las historias y todo lo que ellas me dejan para narrar: los tropiezos, las aventuras, risas y llantos.

 

Envidia y admiración siento por al ave Fénix, quien es capaz de renacer de sus propias cenizas. Admiración porque no es fácil empezar de nuevo y vencer la incertidumbre de un nuevo mañana; y envidia porque, ¿qué no daríamos los simples mortales por tener la oportunidad de comenzar después de un determinado tiempo con una nueva vida, y mejor aún, ser capaces de vivir muchas vidas?

 

En cada resurgimiento hay un alivio, la sensación de que ya todo ha pasado, todo terminó y de nuevo tienes la oportunidad de hacer algo diferente o tal vez mejor.

 

Es como si pusieran en tu mano nada más que una pluma y una hoja en blanco y nadie más que tú fuera capaz de crear un nuevo personaje, siempre diferente pero siempre con la misma esencia, siempre tú.

 

Yo, al igual que todos los que por el medio más hermoso el de las letras y palabras, tenemos la oportunidad de plasmar nuestros pensamientos más abstractos, locos y paralelos, somos un ave Fénix, pues en cada uno de nuestros escritos nace una nueva historia y cuando termina muere algo de nosotros con ese final.

 

Porque cuando escribo, absolutamente nadie puede cortar mis alas y solo yo decido cuando estoy debajo de las cenizas y cuando emerjo de las mismas.

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