Rubén Moreira y Carolina Viggiano, sangre de rapiña
Unidos por las transas
Juan Monrreal López
Febrero de 2011
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Torreón, Coahuila.- Cuando Honorato Austria Martínez y Francisco M. Austria regresaron de la Revolución Mexicana con los grados de coronel y mayor respectivamente, tenían claro lo que querían: cobrarle al país, con el cacicazgo de Tepehuacán de Guerrero, Hidalgo y sus alrededores, ser dueños de vidas y haciendas; convertirse en lo que habían combatido, señores de horca y cuchillo, en suma, los caciques de las huastecas.
Honorato Austria era temido desde la época armada pero lo fue más después de la revolución. Honorato conservó las armas. En 1925 el coronel comandaba las llamadas Defensas Sociales, un grupo paramilitar a su servicio. Con esa fuerza intervenía en toda la huasteca hidalguense. Además, las puso a disposición de quienes quisieran gobernar el estado a cambio de no ser molestado. Con la fuerza de las armas y la sujeción social impuesta en esa región con la fuerza de sus guardias blancas rurales, se convirtió en diputado federal.
Con casta vieja de dominio, los clanes Austria se mantienen desde entonces como azote de esa zona del país. Las condiciones de vida de las gentes comunes no han variado en lo sustancial. Los cacicazgos siguen “representando” a los habitantes de esa región en las instituciones locales, estatales y federales.
Es en este ambiente donde creció la presidenta de la Comisión de Desarrollo Metropolitano de la Cámara de diputados, Alma Carolina Viggiano Austria, ahora, de Moreira.
A diferencia de Carolina Viggiano, Rubén Moreira Valdés vivió situaciones económicas muy limitadas, azarosas.
Hijo de Rubén Humberto Moreira Flores, un profesor de matemáticas que falleció a los 49 años, en 1988, el llamado “Zerevro” del “Gobierno de la Gente”, apenas si pudo terminar la carrera de leyes.
De inmediato, Rubén Moreira buscó ser colocado en lo que después se convertiría en una de sus cajas chicas, -de hecho hasta la fecha-, desde donde estructuraron desvíos millonarios de recursos de la educación: el Instituto Estatal de Capacitación y Actualización del Magisterio (IECAM).
Hasta 1989 Rubén no podía viajar en avión, como lo hace hoy en las giras proselitistas por el estado de Coahuila. Apenas podía llevar una vida “normal”, de sobrevivencia, dicen quienes conocen parte de la sucia historia de este clan.
Tuvieron que pasar seis años para que el ambicioso “Hermano Mayor” de la pandilla Moreira pudiera “enganchar” una modesta vivienda en la colonia de Los Maestros de Saltillo. Aún no llegaba la bonanza.
De la nada, la miseria desapareció y la opulencia llegó con el saqueo al INEA, pero faltaban años por venir. Las propiedades adquiridas en la Sierra de Zapalinamé, en el municipio Arteaga, no figuraban ni en sus sueños. Las viviendas y bienes raíces en lugares exclusivos de Saltillo, menos aún.
En seis años de trabajo en el gobierno del Estado, -que inició con la docencia en el IECAM, luego en la secretaría particular del secretario de Gobierno Felipe González, por cierto, lugar donde bloqueó las iniciativas de autonomía sindical, después en el Consejo Estatal Electoral -, Rubén Moreira apenas y ahorró para comprar 197.90 metros cuadrados, situados en el número 47 de la manzana 3 de la colonia de los Maestros.
Asentada con la Partida 401 del Libro 2 Sección I del Registro Público de la Propiedad de Saltillo, la operación inmobiliaria les costó a Rubén Moreira Valdés y a su entonces esposa, Margarita Loera Leza de Moreira, 105 mil pesos; propiedad que adquirieron “casados entre sí”, especifica el documento.
Mientras tanto, Alma Carolina Viggiano Austria seguía tomando cursos y litigando, pero ya era parte del grupo del entonces gobernador Jesús Murillo Karam, quien le prometió convertirla en diputada local en el proceso electivo de 1996, y así sucedió.
A Carolina Viggiano le esperaban las cámaras legislativas, mientras que en Saltillo, el ultraderechista Óscar Pimentel González, ex secretario de Educación Pública de Coahuila, protegió a Rubén, sentándolo en la dirección Jurídica de la SEPC.
Rubén Moreira traicionaría a su protector, al punto de mantenerlo de facto, proscrito del estado.
A Carolina Viggiano le bastaron 5 años después de egresar de la licenciatura en Derecho para ubicarse en el Congreso de Hidalgo. Rubén Moreira tuvo que golpear, traicionar, desviar recursos públicos durante 23 años para llegar a la diputación federal y eso, sólo gracias al poder que detenta su hermano Humberto, el gobernador de Coahuila.
Entre 1995 y 1999 Rubén Moreira lo aguantó todo. Tanto él, como Humberto Moreira, se encontraban en la cuerda floja de la burocracia. El gobernador Rogelio Montemayor Seguy, -que de hecho botó a Humberto del INEA-, no los veía bien por su entreguismo a Enrique Martínez y Martínez. El proyecto de sucesión de Martínez y Martínez se llamaba Jesús María Ramón. Eso los confrontó.
A diferencia de su hoy esposo, Carolina Viggiano Austria trepaba rápido. Su vínculo cercano con Murillo Karam le abrió los pasillos de poder con su sucesor, Manuel Ángel Núñez Soto, quien sin remilgos le entregó la diputación federal.
Luego se entregaría a Miguel Osorio Chong, quien la puso de jefa de campaña, hecho que la hizo soñar con ser la sucesora de Osorio Chong.
Con esa ambición, apenas iniciado este año, se declaró lista para ganarle a Xóchitl Gálvez, pero el gobernador hidalguense no pagó sus favores de campaña haciéndola candidata del PRI, lo que precipitó su boda con Rubén Moreira.
Carolina Viggiano y Rubén Moreira: cien años de cacicazgo, siete años de porrismo sindical en el magisterio, cinco años de un gobierno de congal
El cacicazgo Austria ha perdurado en las huastecas cuando menos 100 años. La estulticia de los Moreira en la SEPC, diez años. Además, siete años de porrismo en las secciones magisteriales y por supuesto, la joya de la rapiña moreirista; 5 años de un gobierno de congal, enmascarado con los 3 mil 600 millones de pesos entregados a los medios, con el propósito de disfrazar con propaganda la porqueriza de gobierno que Humberto Moreira mantiene.
Con su cacicazgo, los Austria se han apoderado de las instituciones en la huasteca, también han tapado los despojos de bienes públicos, incluidos particulares. Los hechos de sangre o amenazas y persecución a periodistas, tampoco faltan.
Los Moreira Valdés en ese camino están.
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