¿Realmente se puede “elegir” médico en el “Seguro” “Popular” de Calderón?
Gustavo Leal F.*

Como antes con Fox, la hueca “democratización” de la salud regresa al sector salud calderonista ofreciendo alegremente “elegir” a su médico. El 17 de abril el DOF publicó que aquellos mexicanos que acudan a servicios públicos podrán elegir “al de su preferencia”, a partir de abril del 2010.
¿Con qué salvedades? El “derecho” a la “libertad” de elección se limita al primer nivel de atención, “disponibilidad” de médicos en la unidad de salud, horario de labores, reglas generales que determine cada institución y en el entendido de que en las instituciones de seguridad social “sólo los asegurados” podrán ejercerlo.
El Decreto otorga un plazo de 12 meses a las instituciones del Sistema Nacional de Salud para que “se organicen médica y administrativamente”. También extiende a los “usuarios” el derecho a decidir sobre los procedimientos diagnósticos o terapéuticos que se les apliquen, así como “facilidades” para contar con una segunda opinión.
Todo esto está teóricamente muy, pero muy bien. Faltaba más! Con el “ligero” inconveniente de que, apenas unos días antes del anuncio, el secretario Córdova “detectó” un incremento en la demanda de servicios que no los “satura” ni “desborda”.
Tal vez porque ya lo están desde hace mucho. Y porque para él, lo único “prioritario” -hasta que la epidemia de influenza A desnudó la realidad del sistema sanitario “reformado” por Soberón, De la Fuente (Narro), Frenk- era “universalizar” en el año 2011.
O porque desde hace años en el sector acontezca que las propias comunidades deben edificar su centro de salud (como en Ixtla, Morelos); o porque el Hospital Regional de Zapotitlán Tablas en la Montaña de Guerrero haya sido inaugurado dos veces: la primera por Fox hace nueve años y la segunda por Calderón en 2007, aunque siga sin entrar en operación.
O porque, la Auditoría Superior de la Federación concluya que la Secretaria de la Función Pública falló en su intento por sistematizar el registro 2007 de los beneficiarios de 11 programas sociales de Calderón, entre ellos el Seguro Popular, cuyos registros apenas cumplieron con el 72 por ciento de los datos requeridos para identificarlos “correctamente” y ello sin considerar la duplicidad de coberturas con el IMSS, ISSSTE, e ISSFAM.
O porque Calderón guste inaugurar Hospitales Regionales de Alta Especialidad que carecen de médicos, como el de Ciudad Victoria, Tamaulipas, que puso en operación el 27 de marzo; o porque con la actual tendencia de la mortalidad materna (55 muertes por cada 100 mil nacimientos) difícilmente México cumplirá con los petulantes Objetivos de Desarrollo del Milenio.
O porque Constantino Quiroz, secretario de Salud de Tlaxcala, denuncie que la falta de presupuesto para el pago de los médicos en hospitales de segundo y tercer nivel -de responsabilidad federal- tiene al sector “en jaque: sencillamente así no pueden funcionar pues también requieren medicamentos, equipos y material de curación”. Ese es el caso de los hospitales Infantil, General de Calpulalpan, Sur de Huamantla, de la Mujer y el de Especialidades, entre otros.
O porque recientes análisis muestren que, del presupuesto del Fideicomiso de Protección Social en Salud (Seguro Popular) ejercido entre 2004 y 2008, no se transfirieron a los Estados 80 por ciento de los recursos para la construcción y ampliación de clínicas y hospitales.
O porque la CNDH observe “con preocupación” las condiciones bajo las cuales se prestan los servicios de salud en el IMSS, ISSSTE, SSA, GDF, ISSFAM y PEMEX: falta de médicos, especialistas, insuficiente supervisión de residentes y pasantes, insuficiencia de camas, medicamentos y equipo de curación (Recomendación General 15, 12.5.09).
O porque, aunque el secretario de Salud de Hidalgo, Jorge Islas Fuentes presuma que el Hospital General de Pachuca cuenta con una infraestructura “de orgullo”, las quejas sobre sus niveles de atención no cesan, mientras el gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca, abandona 4 hospitales comunitarios básicos porque “no fueron inversión de mi gobierno”.
No es casual que, en septiembre de 2008, los legisladores criticaran -frente a Córdova- la calidad que priva en los servicios y que el incremento en el presupuesto no se refleje en una mejoría de la atención de los pacientes. Hasta el mismo presidente de la Comisión de Salud del Senado de la República, Ernesto Saro Boardman, planteó la necesidad de revisar los criterios de evaluación del Seguro Popular porque, hasta ahora, se ha centrado en la afiliación de familias y tendría que extenderse a la calidad de los servicios.
Y el propio Córdova se vio obligado a reconocer las carencias: “a lo mejor algunas cosas no las hemos hecho bien, pero vamos a mejorar”.
Tal vez por todo eso, cuando el 20 de marzo de 2009 Calderón sentó al frente del “Seguro” “Popular” a Salomón Chertorisvsky -que antes dirigía Distribuidora Conasupo- Córdova trató de justificar el curioso nombramiento pretextando que “al tratarse de un seguro médico se requiere una persona que tenga un perfil profesional enfocado a la economía” ¿? Y todavía agregó: “porque es un seguro y de abajo está soportado por toda la parte técnico-médica” ¿? ¿Pero quién y cómo “soporta” al “de arriba”, a Chertorisvsky?
Por todo eso y en especial por el desempeño integral de la SSA durante la pandemia de Influenza A, resulta altamente improbable “elegir” médico en el fraudulento Seguro Popular de Fox continuado electoralmente por Calderón.
Redacción:
El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada el sábado 17 de octubre de 2009.

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