Por: Bibiana Faulkner
Twitter: @hartatedemi

 

 

El asesino se llama Samuel.

Samuel asesina porque la felicidad del otro no alcanza para él, porque desde que murió el amor de su vida le parece que las parejas felices están condenadas a la debacle.

Samuel observa al matrimonio que vive en la casa de la esquina.

Con tanta nieve, tanto viento y tanto frío es difícil que Ana y Romeo salgan a la calle por la tarde y Samuel lo sabe porque lleva 9 semanas estudiando su rutina.

Ana y Romeo cumplieron 3 años de casados el 1 de enero hace apenas un par de días; Ana regaló a Romeo una hermosa cantina de madera, el diseño es español, el tipo de madera es nogal, el color es café profundo como el amor que le tiene a Romeo.

Romeo compró para antes de Año Nuevo un viaje a Nueva Orleans para los dos: 6 días de música. Desde que se conocieron, Ana casi imploraba a Romeo sobre el anhelado viaje, y de pronto, en vísperas de Año Nuevo, Romeo llegó a casa con la sorpresa. Oh, cuánto se querían.

Seis días de descanso para Samuel.

Ana y Romeo salen a correr a las 6:30am.

Baño siempre juntos a las 7:30am.

Desayuno a las 8am; Romeo prende el televisor para el noticiero, Ana lee el periódico.

A las 8:30am ambos abandonan la casa: Romeo es diseñador gráfico especializado en interiores, pero últimamente le ha dado por pintar rostros a lápiz. Regresando a casa le dirá a Ana y ella se pondrá muy feliz porque lleva meses tratando de convencerlo para que lleve sus bocetos a una galería de arte desde que Romeo, cariñosamente, le regaló su rostro dibujado con grafito. Ana es editora y hace el trabajo desde casa, pero cada mañana cuando Romeo se va, ella sale a dar un paseo con Sonato, su hermoso perro San Bernardo.

Regreso de la caminata con Sonato a las 9:15am.

Ana se interna en su estudio hasta la 1pm.

Preparar comida de 1pm a 2pm para volver a internarse en su estudio hasta las 5:30pm que regresa Romeo.

Romeo solo sale de su oficina a las 12pm por un café y a las 5pm que regresa a casa.

A las 5:30pm, Ana siente un abrazo por detrás. Romeo ha llegado.

Ímpetu de ansiedad mutua súbita y hacen el amor en la alfombra del estudio. Se quedan desnudos largo rato, mirándose, acariciándose y besándose los hombros. Piensan que la tarde es perfecta, pero todavía no saben que Samuel los vigila.

8pm, cena en casa suena maravilloso.

8:30pm, suena el timbre. Ana abre la puerta y Samuel entra fácilmente porque es un conocido periodista de una revista que edita Ana. Romeo no ha regresado de su caminata con Sonato.

Un golpe en la cabeza y Ana se desploma.

Romeo llega y otro golpe en la cabeza lo desploma.

Ama y Romeo despiertan después de una siesta involuntaria. El escenario es el estudio de Ana donde horas atrás ambos se amarraban a sus cuerpos y no a un par de sillas ancladas al piso.

Suena Otelo con música de Verdi.

 

—¿Qué hubieras hecho hoy, Romeo, si hubieras sabido que era tu último día de vida?— pregunta Samuel.

            —Tal vez todo igual— dice Romeo exhalando su último hálito de sensatez.

            —¿Y tú, Ana?— otra vez Samuel.

            —Tal vez todo igual— dice Ana exhalando también lo último.

 

El acto IV de Otelo, una daga y la excitación de Samuel.

Rojo y muerte.

El comedor puesto para una cena que no existió.

Y sobre la mesa, en el lugar de Romeo, una hoja escrita a máquina que nunca leyó:

 

            R.,

Me gusta decirte que te amo porque siempre siento como si fuera la primera vez aunque te lo diga todos los días. ¿Recuerdas aquél día que nos enojamos y nos despedimos para siempre? Éramos dos tontos creyendo que alterábamos nuestro destino. Mi eterno retorno, siempre he amado decirte así.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Era verano todavía. Desde aquél día todos los días son verano.

 

                                                                                                                                    A.

 

Ya qué importa la hora.

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