Por Nancy Padilla
Twitter: @nancypadillap

 

 

Me preguntarás: ¿Cómo estás?

 

Bien, responderé, ¿Y tú?

 

Escucharé los cambios de tu vida, tus amores, tus miedos y un sinfín de cosas que estarán mezcladas entre mentira y verdad. Entonces me quedaré en silencio por un momento y no sabré qué decirte.

 

Y si te cuento que en realidad jamás volví a amar como lo hice contigo.

 

¿Y que si tuve más hombres?

 

–Sí–, te responderé. Claro que no fuiste el único, aunque sí, sí lo fuiste.

 

Nunca más sentí ese amor de infancia. Déjame contarte que no soy la misma y que de alguna manera inconsciente cambié en cosas que alguna vez quisiste.

 

Ahora doy besos sin que me importen los demás y podría acompañarte a tus desorbitadas aventuras. Ya me imagino viendo los partidos de fútbol que jamás me gustaron y tratándote con las palabras que antes no aprendí a usar. 

 

Ya dejé mi miedo de lado; entérate que me preparé para ti aunque hayan llegado otros.

 

Ahora pienso antes de decir algo que pueda herir, ahora quiero construir una vida juntos. Aprendí a buscar cuando fue necesario y, no solo eso, sino que ahora no lanzo portazos.

 

Prometo que bailo mejor y me pongo tacos para una fiesta.

 

Me uno a todo, no importa si estoy en un barrio o en cualquier esquina, ahora sé que la vida no es dónde estás, sino con quién estás.

 

Ahora ya puedo escribirte al teléfono y decirte que amo tu sonrisa. No me guardo ya las cosas para mí y veo el mundo con la seguridad que alguna vez me planteaste.

 

¿Y ahora?

 

Ahora entendí que el amor es de dos. Y ya no espero que todo este hecho, yo misma me encargo de poder hacer algo, aportar mi grano; bueno, tú sabes.

 

Y sí, ya lloro en público, cuando sea necesario.

 

Y me preguntas… me preguntas ¿con quién estuve? Eso ya qué importa, ahora de verdad estoy preparada para tu regreso.

 

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