Entrega Greenpeace “Reconocimiento Santa Anna”
A senadores promotores de la Ley de Bioseguridad

Redacción
9 de abril de 2003

Por considerarlo de interés para nuestros lectores, Imagen Médica reproduce comunicado de Greenpeace con motivo de su presencia en el Senado de la República:

La organización ambientalista Greenpeace entregó al senador Rodimiro Amaya, presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, un “reconocimiento” por su eficaz trabajo para aprobar lo más rápidamente posible una iniciativa de ley de bioseguridad que lejos de proteger la riqueza biológica de México, sentará las bases para la indiscriminada siembra y comercialización de organismos genéticamente modificados en nuestro país.

“Greenpeace entrega el premio Santa Anna a la Comisión de Ciencia y Tecnología por su ardua labor para elaborar una ley que concede a las transnacionales la riqueza de la diversidad biológica y los recursos genéticos de México”, dice la placa de madera de 1.50 x 1.50 metros que activistas de la organización llevaron a las oficinas de la Torre Caballito.

Pese a que el proceso para redactar esta iniciativa de ley estuvo plagado de irregularidades, no contó con una real consulta pública y numerosas organizaciones campesinas y ambientalistas se han manifestado en contra de su actual contenido, los integrantes de las comisiones de Ciencia y Tecnología, Medio Ambiente y Estudios Legislativos Segunda del Senado, especialmente Rodimiro Amaya y Verónica Velasco, están haciendo todo lo posible para que mañana jueves sea votada en el pleno.

“Una de las más graves deficiencias de esta iniciativa es que ignora, debilita y margina el Principio Precautorio, herramienta fundamental para proteger la biodiversidad y los centros de origen y diversidad, como es el caso de nuestro país, de los efectos negativos de los organismos transgénicos. Con estas carencias, ¿cómo pueden los legisladores estar promoviendo esta iniciativa?”, aseveró Liza Covantes, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México.

Covantes explicó que el Principio Precautorio se ha desarrollado como resultado de experiencias negativas en el uso de sustancias químicas sintéticas tóxicas o ambientalmente negativas, así como por los impactos de diversos tipos de contaminación. Este principio dice que la ausencia de evidencia no significa la ausencia de riesgo. Este principio nos plantea un cambio de actitud ante la tecnología biológica. La experiencia del pasado es fundamental para avanzar como civilización. En el caso de los transgénicos es necesario resaltar que pese a una evaluación de riesgo errónea, no hay monitoreo independiente de los transgénicos que se han desarrollado para el mercado, por lo que no hay forma de detectar y advertir los efectos inesperados, razón por la cual es todavía más importante seguir este principio en la toma de decisiones.

Con los transgénicos, éstos son algunos de los puntos clave que nos dan la pauta para insistir en que el Principio Precautorio debe ser la guía para evaluarlos: a) la inserción de los transgenes en el ADN del organismo huésped se hace al azar, por lo que los genes del sitio de inserción pueden fragmentarse o alterarse; b) el número de copias del paquete de genes insertado, es variable; c) un gen puede no significar una función, lo que significa que genes completos o parte de éstos pueden estar involucrados en diversas funciones, dependiendo bajo qué circunstancia se expresan y con qué otros genes se vean involucrados (un ejemplo es el reducido número de genes hallados por los investigadores del proyecto Genoma Humano, cuando se esperaba encontrar muchos más); d) un grupo o paquete de transgenes introducido en un organismo huésped no tiene precedentes evolutivos., por lo que las consecuencias de las nuevas interacciones son impredecibles y será muy difícil controlar el flujo génico.

Dentro de lo poco predecible en el comportamiento de los OGM está: a) que los cultivos transgénicos resistentes a herbicidas transfieran su capacidad a parientes silvestres y estos desarrollen mayor potencial invasivo; b) que las plantas silvestres con las nuevas características perturbarán el ecosistema; c) que las nuevas proteínas tóxicas o toxinas, producidas gracias a los transgenes, interferirán con otras proteínas del organismo huésped. Este tipo de incertidumbres hacen aún más obligatorio el uso del Principio Precautorio.

“Lo que sabemos sobre los OGM y sus impactos es poco. Lo que ignoramos es muchísimo. ¿Por qué entonces los legisladores se empeñan en aprobar una ley tan débil en términos de proteger nuestros ecosistemas? ¿A qué intereses pretenden servir? Una ley que no contempla este principio únicamente puede beneficiar a las empresas poseedoras de las semillas modificadas, no es de ninguna manera una ley de interés público”, explicó Covantes.

La instrumentación y aplicación del principio precautorio ya se están dando en países como Argelia, Argentina, Australia, China, Croacia, Estados Unidos, la Unión Europea, Noruega, Paraguay y Tailandia. Para naciones como México, centro de origen y diversidad de numerosos granos y hortalizas importantes para la alimentación mundial es incluso indispensable.

Sin embargo, en esta iniciativa de ley se pretende aprobar la autorización para liberar OGM al ambiente sólo con “presentar la mejor evidencia científica y técnica disponible”. Es decir, se menosprecian la incertidumbre, los efectos inesperados y no deseados que ya se han observado en diversos experimentos. Desafortunadamente, en la evaluación de los transgénicos que ya se encuentran en el mercado, no se consideró el Principio Precautorio, aunque las empresas sí consideraron elementos como garantía de que recuperarían su inversión.

La aplicación del Principio Precautorio obligará a las empresas y otros sectores involucrados a resolver preguntas como: ¿qué tipo de peligros han sido considerados?, ¿cómo se hizo el cálculo de la probabilidad de daño?, ¿qué es un riesgo aceptable?, ¿cómo se maneja lo desconocido y el factor sorpresa?, e incluso elementos como ¿qué significa el maíz para los mexicanos? y ¿qué significa para las empresas?, hasta ahora totalmente dejadas de lado. Es indispensable que este principio sea considerado en la ley.

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