Para Antonio Sánchez Arriaga, secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de Salud (SITS) del Hospital General de México (HGM), la creciente corrupción e impunidad que imperan en el HGM se deben al más viejo “estilo priísta” que el director José Francisco Higuera Ramírez conserva en el hospital.
“El cáncer en la administración”, asegura, se multiplica del mismo modo como se incrementan los mandos medios y no los trabajadores de base. Ricardo Martín Morales Coria, trabajador rescindido del hospital acusa que, el director general adjunto de Administración y Finanzas, Gustavo Martínez Carrillo, a contratado mucha gente del Estado de Hidalgo, porque asegura, “ellos son de allá”. Además, agrega, “a ellos les pagan sobresueldos y les dan hasta 4 mil pesos de vales”, y todo esto, resume, “la Contraloría Interna ya lo sabe”.
Por cierto, fue en las direcciones generales de Recursos Materiales, de Conservación, Mantenimiento y Almacenes, y de Recursos Financieros dependientes todas de Martínez Carrillo en donde la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró “irregularidades” que presumen bochornosos y descarados actos de corrupción.
Tan es así, que la ASF “recomendó” a Higuera Ramírez “instruir” a Martínez Carrillo, para que estableciera medidas de control y supervisión -Imagen Médica 11, 12 y 16 de septiembre de 2002-.
Además, la ASF concluyó que “la entidad infringió el Reglamento de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público Federal”, así como diversos contratos. Como remate, formuló dictamen técnico a la Dirección General Jurídica del hospital, para que, “en el ámbito de su competencia, determine las acciones administrativas y/o legales que procedan.”
Lo que la ASF nunca previó, fue todo el equipo que operó en las irregularidades, se quedó para “justificarlas”.
OPERACIÓN LIMPIEZA
En efecto, en entrevista conjunta Sánchez Arriaga y Morales Coria denuncian que “en cinco servicios están alterando los kárdex para justificar 49 millones de pesos que están perdidos.” Y es que, aseguran, la ASF “viene en el mes de febrero sobre la Contraloría Interna par corroborar lo que resultó de la auditoria y las observaciones que hicieron.”
Explican:
— “Está perdido mucho medicamento que no comprobaron, entonces, están haciendo documentos con fecha atrasadas, y ’empinando’ a trabajadores que en su momento fueron coordinadores o delegados administrativos a pesar de que ya no tienen esa función en ese servicio.
Como el servicio de Neurología, en el que el delegado en ese tiempo, Rubén García Buendía, el día de hoy está arreglando los kárdex porque él fue quien estaba en ese momento. El mismo procedimiento se está haciendo en Cardiología, Neurología, Urgencias Médicas, Terapia Medica Intensiva y Oncología a través de sus delegados. Están moviendo todos los kárdex, para justificar.”
No es casual, de acuerdo con el secretario de Salud, Julio Frenk Mora, las “discrepancias” encontradas por la ASF en el HGM fueron “sólo de registro”.
Sin embargo, para Sánchez Arriaga y Morales Coria, el caso de la Fonda Internacional Argentina, “no lo van a poder tapar tan fácilmente”. Y es que, la ASF encontró que la Dirección de Recursos Financieros del HGM pagó a la Fonda 6 millones 963 mil 800 pesos por concepto de “servicio de comedor” para los médicos residentes, servicio en el que presuntamente se cobraron más raciones de las proporcionadas.
El colmo: La ASF celebró compulsa con la Fonda, pero esta ya no se encontraba en el domicilio proporcionado al HGM y, para terminar el cuadro, la Secretaría de Hacienda constató que la Fonda, como contribuyente, “no presentó las declaraciones anuales de 2000 y 2001.”
No es todo, Sánchez Arriaga sostiene que en el HGM existe una acción corporativa tendiente a proteger a los corruptos, que se desarrolla ante la sordera y la falta de visión del secretario Frenk, explica:
— El protector de Gustavo Martínez es Víctor Garay Garzón que es el director general de Relaciones Laborales de la Secretaría -y son muy amigos-, entonces, resulta que Gustavo Martínez tiene algún tipo de relación sentimental con Déborah Hernández Ojeda, y es por eso que la protege.
También Víctor Garay Garzón tiene incrustado en el sindicato actual a Héctor Garay Garzón que es un médico general de Consulta Externa, o sea, por donde le quieras mover, ellos ya tienen cubierto el cuadro para poderse proteger. La acción corporativa, la acción de impunidad, ya está bien tejida.
Entonces, caemos en lo de siempre: la gente denuncia esta gran corrupción y nadie hace eco, porque los están cubriendo desde la Secretaría. Así como Frenk desoyó lo de los niños de Chiapas.
NI CON CAMBIOS
De acuerdo con los entrevistados en octubre del año pasado la Contraloría General cambió a la entonces contralora interna del HGM, porque, aseguran, “ella era la que cubría a Higuera Ramírez, pero llegó un momento en que ya no pudo y vino el relevo; como siempre.”
— El nuevo, ¿cómo se está comportando?
— Tiene la misma actitud, no hay cambio alguno. Inclusive, es conocido de ellos mismos, porque hay un ‘equipo de trabajo’ que viene de Insumos y él viene de Insumos, es veterinario, se llama Juan. El origen de Higuera Ramírez es de Insumos, de ahí viene toda la administración del Hospital.
De Insumos y de Pachuca, Hidalgo, se compone toda la Administración del hospital, aseguran, y consideran injusto que, mientras los almacenes del hospital se encuentran “vacíos” y faltan materiales de curación los mandos medios reciben “sobresueldos” y gratificaciones, además del “bono especial” que se dieron con motivo del fin de año.
Lo más grave, señala Sánchez Arriaga, es que lesionando la prestación del servicio del HGM en el hospital nada más existen dos médicos que pueden autorizar la salida o aplicación de medicamentos, con eso, asegura, le quitan la facultad ética a los médicos de cada uno de los servicios, quienes no tienen por qué pagar las deficiencias administrativas.
Ambos coinciden en señalar que, a falta de medicamentos e insumos, todo lo paga el paciente, quien “compra en la calle” desde una simple gasa, el alcohól y las medicinas. Como ejemplo, advierte Morales Coria, en el servicio de Urgencias, Onco, Neuro, entre otros, se trabaja con una gasa por paciente, “porque es lo que tienen autorizado las enfermeras a utilizar.”
Las carencias, aseguran, se deben a que dicen que el hospital no tiene recursos para comprar y surtir. Y se preguntan, ¿dónde está el dinero que dicen ahora que no les alcanzó?, ¿dónde está el dinero de las cuotas de recuperación que son muy altas?
De acuerdo con el decreto de desconcentración del hospital, concluye Sanchez Arriaga, ellos tienen el poder para manejar el dinero de las cuotas de recuperación, pero, ¿dónde quedó?