Para Juan Eibenschutz Hartman, director de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) no hay que darle muchas vueltas al caso de la contaminación con Yodo radiactivo (I-131), que sufrió, en noviembre pasado, parte del personal de la Unidad de Medicina Nuclear del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional "Siglo XXI" luego de ingerir café contaminado con el radiofármaco.
Y es que, asegura, "alguien actuó de mala fe". Por eso, sugirió a los médicos afectados "presentar una denuncia" en la Procuraduría. Sin embargo, no por ello el juicio de Eibenschutz Hartman es menos ligero, pues a raíz del "atentado", la CNSNS encontró "cosas irregulares", todas, "fuera de la norma establecida".
En entrevista exclusiva con Imagen Médica, el director de la CNSNS revela que se procedió a retirar la licencia del responsable de seguridad radiológica y a suspender el permiso a la Unidad de Medicina Nuclear, hasta que el IMSS "restablezca los procedimientos tal y como deben de ser y que cuente con un responsable que funcione como debe de funcionar", a secas.
No es todo, el responsable de la seguridad nuclear en México acusa: ". el responsable demostró que no estaba haciendo su trabajo". ". Si se hubiera seguido la norma, esto no habría sucedido".
Más allá del tinte policiaco con el que se pretende concluir el delicado caso dado a conocer por Imagen Médica -18 de diciembre de 2002-, y en el que de acuerdo con trabajadores del hospital hay un fondo de corrupción e impunidad, queda aquí la entrevista:
— Con relación a la clausura que realizó la CNSNS a la Unidad de Medicina Nuclear del Hospital de Especialidades del CMN "Siglo XXI", ¿a qué se debió la clausura?
— Lo que pasó fue que parte del personal que resultó contaminado acudió a nuestras oficinas para verificar el conteo que se habían hecho con los instrumentos del propio Laboratorio de Medicina Nuclear, y aquí se detectó que, efectivamente, tenían contaminación por Yodo. Luego hicimos una inspección al área de Medicina Nuclear y encontramos que había cosas irregulares.
— ¿Como cuáles?
— Que había material radiactivo donde no debe de haber material radiactivo, que los procedimientos de control son insuficientemente precisos, que el material radiactivo se manejaba con menos formalismo -de como se debe de manejar de acuerdo a la norma-. Por eso procedimos a retirar la licencia al responsable de la seguridad radiológica y a suspender el permiso de la Unidad de Medicina Nuclear.
— Esta suspensión, ¿cuándo se reanudará?
— En esa instalación se procesan quizá el mayor número de pacientes que reciben tratamientos o a quienes se les hace diagnóstico con estudios radiactivos en el IMSS, entonces, no se puede suspender la operación durante mucho tiempo.
Lo que hemos hecho es pedirle al Seguro Social que restablezca los procedimientos tal y como deben de ser; que se cuente con un responsable que funcione como debe de funcionar y que nos demuestren que van a operar como debe de ser.
Debo advertir que no se trata de un problema grave que ponga en riesgo a nadie, pues los niveles de contaminación que se manejan son relativamente bajos. Para dar una idea, la persona que más contaminada resultó, recibió una dosis equivalente a la tercera parte de la dosis que se utiliza para resolver un problema de hipertiroidismo, o sea, está dentro de los niveles normales.
Lo que pasa es que el manejo de las instalaciones que utilizan radiación o material radiactivo es muy estricto y nosotros estamos actuando en función de lo que exigen las normas. Pero no hay, ni ha habido, riesgo en el personal -excepto para los que ingirieron el Yodo radiactivo- ni para los pacientes o para los familiares de los pacientes o para el resto del personal que trabaja en el hospital.
— ¿O sea que no estamos hablando de la posibilidad de que les de cáncer a las personas que ingirieron el café con Yodo radiactivo?
— Evidentemente que el ingerir Yodo radiactivo implica problemas; no es una cuestión que pueda considerarse normal. Aquí estamos hablando de un problema de tipo legal, alguien le puso el Yodo al café y esa no es una cosa accidental.
A lo que me refiero es que el problema de que le echen Yodo al café no es una cuestión que la Comisión pueda vigilar, ahí hay alguien que actúo de mala fe.
— ¿Cómo cataloga esto la Comisión? ¿Atentado? ¿Accidente? ¿Cómo?
— Lo único que hicimos fue que -de acuerdo con nuestra responsabilidad- luego de que se presentaron aquí algunas personas, se les pasó al contador de cuerpo entero y se determinó que efectivamente tenían niveles altos de radiación interna y que habían ingerido alguna sustancia radiactiva. Se determinó que fue Yodo.
Como resultado de esto se sugirió que se presentara una denuncia formal ante la Procuraduría.
Nosotros como autoridad no perseguimos gente que obra de mala fe, lo que hicimos al ver aquí algo raro -¿cómo es posible que le hayan puesto yodo al café?- es que mandamos a hacer una inspección; los inspectores llegaron y se percataron de que obviamente los procedimientos que se estaban siguiendo no eran los adecuados.
Ahora, el que alguien tenga acceso al Yodo radiactivo y se lo haya puesto al café, bueno, por normas más estrictas que se tengan, pues eso hubiera podido ocurrir.
Los materiales radiactivos se manejan con protocolos muy estrictos, están metidos en contenedores especiales, en lugares seguros donde no se puede acceder sin autorización y sin algún propósito firme.
Nuestra responsabilidad al haber encontrado gente que tiene niveles de radiactividad elevados -que no son producto de un tratamiento que se le esté dando- fue revisar toda la instalación, y, al revisar la instalación, nos enteramos de que no estaba operando en las condiciones en las que debe operar.
— ¿En que áreas no autorizadas encontraron material radiactivo?
— Un poco por todas partes.
— ¿En todo Medicina Nuclear?
— Lo que pasa, y eso ocurre con bastante frecuencia, es que hay una tendencia a perderle el respeto a las cosas. Ejemplo: Va usted a un hospital público o privado y se encuentra con medicinas sujetas a control en un armario abierto; residuos biológicos en basureros no clasificados; sustancias que no deberían de estar en el suelo independientemente de que sean o no radiactivas. Esto obedece en esencia a una falta de disciplina, la gente tiene una tendencia de volverse complaciente.
El diagnóstico que yo personalmente haría de este hospital es que no es que la gente no supiera lo que estaba haciendo, sino que empezaron a tomar las cosas con cierta ligereza, y eso requiere una acción enérgica sobre todo de parte de las autoridades del propio Seguro Social.
— ¿Solicitaron ustedes el cambio de responsable?
— No podemos hacer eso. No se si lo quiten o no lo quiten, nosotros lo único que hicimos fue retirar la licencia al responsable en virtud de que demostró que no estaba haciendo su trabajo.
— ¿De cuánto tiempo estamos hablando para que se reanude el servicio?
— No puedo dar una información precisa. Lo que sí puedo decir, es que se nos pidió que retiráramos los sellos para permitir que el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares -que tiene injerencia en este tipo de cosas- procediera a limpiar todo el lugar en donde había residuos de material radiactivo. Tenemos entendido que terminaron su trabajo y los sellos están nuevamente ahí; estamos esperando lo que pusimos como condición -al IMSS- para retirar la suspensión de la licencia.
— Más allá de las investigaciones policiacas, ¿harían ustedes algo más aparte de clausurar y de solicitar que se cumpla la norma?
— Lo que nos interesa por bien de la Institución es que vuelvan a operar, nada más que en condiciones adecuadas. Lo que estamos esperando es el material, quien va a ser el nuevo responsable, como van a estar operando y les vamos a pedir también que se comprometan a tener una certificación de calidad.
— ¿Y con eso ya?
— Sí, es un hospital que ha operado durante siete años y hasta ahora no ha habido ningún incidente grave.
— Esto que pasó en el Siglo XXI, ¿llevará a la CNSNS a realizar investigaciones a los demás hospitales del país o nada más ahí?
— Esta es una cuestión muy especial, es decir, ¡las normas están bien! Si se hubieran seguido: ¡esto no hubiera ocurrido! Por la contaminación por café, detectamos situaciones fuera de norma.
Nosotros inspeccionamos periódicamente todas las instalaciones que manejan sustancias radiactivas, pero en este momento necesitaría reunirme con mis colegas para ver si de aquí hemos obtenido alguna experiencia que nos induzca a implementar un programa especial en laboratorios de Medicina Nuclear.
Sin embargo, así, a primera vista: no lo considero necesario. Creo que con las inspecciones de verificación que realizamos periódicamente constatamos que la normatividad se sigue. Tenemos cientos de laboratorios que manejan energía nuclear, entonces, sería un poco aventurado decir que me puedo comprometer.
— ¿A que todos los demás cumplan la norma al pie de la letra?
— Lo que sí les puedo decir es que en las inspecciones en que hemos encontrado cosas fuera de norma -desde que se fundó la CNSNS hace 20 años- hemos actuado de la misma forma en que actuamos en el Centro Médico.
— ¿Qué otra cosa podría comentar?
— Ha habido una cierta confusión. En los medios han salido algunas cuestiones que tienden a asustar a la gente y eso no es bueno. El problema con estas cosas es que la gente tiende a considerar que la radioactividad es un fenómeno binario, es decir, o hay radiactividad o no hay radiactividad, y la gente se asusta mucho.
La realidad es que la radiactividad es un fenómeno cuantitativo, es decir, todos estamos sujetos a radiación. Un ejemplo: el vivir en la Ciudad de México nos da una dosis del orden del doble de lo que recibe una gente al nivel del mar; simplemente por los dos mil metros de altura que hacen la diferencia.