Antonio Sánchez Arriaga advierte:
La cárcel, el precio por emprender luchas justas

Francisco Higuera Ramírez y Joel Ayala Almeida,
bajo sospecha

Jani Luna González, Karina Ortiz García, Roselli Reyes Cuevas y Valentín Cardona
17 de noviembre de 2001

Desde la cárcel, Antonio Sánchez Arriaga, secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de Salud del Hospital General de México (SITS), hace un llamado: “A todos los trabajadores del mundo, y los luchadores por las causas justas: luchar para terminar con el corporativismo sindical, bien llamado: charrismo sindical”.

Acusado de cometer un presunto fraude, Sánchez Arriaga acusa:

— El charro mayor del sindicalismo en México, Joel Ayala Almeida, y el director del Hospital General de México (HGM), Francisco Higuera Ramírez, apoyaron económicamente al Ministerio Público Alberto Ortiz y al juzgado 42 de consigna del que es titular Julia Ortiz Leandro para encarcelarme el 6 de noviembre, y negarme la libertad”.

En entrevista, Sánchez Arriaga explica:

— Estoy sujeto a un proceso penal con eminente corte político, ya que logramos el reconocimiento legal de nuestro sindicato. Por casualidad, los abogados de Joel Ayala Almeida y de Francisco Higuera Ramírez, estaban en el reclusorio el día de mi detención.

Es cierto, 13 días antes de su detención, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), otorgó un amparo al SITS, con lo que la constitución formal del sindicato quedó franca.

El 31 de octubre, trabajadores del SITS encabezados por Sánchez Arriaga, se hicieron presentes en la dirección general de Recursos Humanos de la Secretaría de Salud (Ssa), donde como primer punto, y para fijar su posición, pidieron la destitución inmediata de Francisco Higuera Ramírez.

EL PRECIO DE LA FAMA

El 31 de octubre la caída de Higuera Ramírez parecía inminente, por segunda ocasión fue desplazado en las visitas que, eventualmente realiza el secretario de salud, Julio Frenk Mora al Hospital General de México (HGM). Ese día, Frenk Mora inauguró el Programa de Salud Reproductiva, en donde se rindió homenaje a los mexicanos Jorge Rosenkranz, Luis Miramontes y Carl Djerassi que descubrieron la Noretisterona.

Higuera Ramírez, el anfitrión, fue sentado a seis lugares a la izquierda del secretario, quien apenas le dirigió el saludo.

Ese día, surgió de entre las filas del auditorio Abraham González un nuevo sobrenombre para Higuera Ramírez: “El olvidado”.

El evento se distinguió por “las estrictas medidas de seguridad”, ordenadas por Higuera Ramírez a su monstruoso “equipo de seguridad”, que actuaba bajo la consigna de no dejar pasar a ningún integrante del recién reconocido SITS. En carne propia lo vivió el doctor Dimas Hernández Atén, secretario de Conflictos del SITS, quien acusó: “Estos guaruras, exdipos; me impidieron la entrada a mi casa”.

Ese día, por la tarde, Raúl Contreras, director de Recursos Humanos de la Ssa, recibió la presentación oficial del SITS, reconocido por la SCJN como sindicato independiente a través del amparo 668/001 concedido por el juez de Distrito “B” en materia de Trabajo en el Distrito Federal con fecha 23 de octubre de 2001. En el Amparo se manifiesta que, como organismo público descentralizado, las relaciones laborales se regirán por el Artículo 123 Constitucional Apartado “A”, y que estará dirigido por el doctor Sánchez Arriaga con carácter de secretario general.

Ante Raúl Contreras, los del SITS fijaron su posición y exigieron la renuncia de Francisco Higuera Ramírez junto con todo su equipo, “por la corrupción administrativa y por la corrupción académica en muchos aspectos, desde el punto de vista científico, hemos demostrado hasta la saciedad que nosotros tenemos la razón.”

Sánchez Arriaga pidió a Raúl Contreras “que se hiciera una reunión con las autoridades del HGM, para empezar a trabajar con la calidad y la calidez de los servicios que están abandonados”.

En la presentación del SITS, hicieron presencia los doctores Carlos Cuevas Lira, y Manuel Cabrera Sandoval, pertenecientes a los Servicios de Salud de Chihuahua, quienes exigieron al funcionario de Recursos Humanos “su reinstalación a su centro laboral”, ya que, según manifestaron, “fueron despedidos por su director general Federico Saracho Weber sólo por haber constituido un Sindicato Independiente en el año 2000”.

Apático, Raúl Contreras se comprometió ante los representantes del SITS “a estudiar el asunto y fijar una agenda para pláticas”, mientras que a los chihuahuenses dijo que “en cinco días mandaría personal de la Secretaría para resolver el problema”.

No es todo, Sánchez Arriaga advirtió a Raúl Contreras “de la amenaza que representaba la intención de Higuera Ramírez de incrementar las tarifas en el Hospital General a partir del primero de noviembre, en perjuicio de la población más pobre”, hecho que resultó cierto siete días después de la reunión.

DE PODER A PODER

La respuesta de Higuera Ramírez no se hizo esperar, el 24 de octubre “por violentar el centro de trabajo”, se levantó un acta contra Sánchez Arriaga, y 13 días después, fue detenido por agentes judiciales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, retenido en las instalaciones de la misma en Niños Héroes, para finalmente ser trasladado al Reclusorio Norte.

Sánchez Arriaga parece un preso común, no lo es. Desde la cárcel acusa: “Soy un preso político, que fui vejado en mis derechos por influencias de Joel Ayala e Higuera Ramírez, quienes apoyaron económicamente al ministerio público Alberto Ortiz y al juzgado 42 de consigna del que es titular Julia Ortiz Leandro”.

Advierte:

Voy a desenmascarar que no hay cambio, que el compromiso que adquirió Vicente Fox para acabar con el corporativismo sindical no ha llegado.

De Julio Frenk, Sánchez Arriaga señala: “No le interesa la salud de los pobres”. Y lo resume: “A Frenk le faltan los tamaños para estar al frente de la Secretaría de Salud”.

También le cuestiona: “¿Por qué no ha recibido a la Coalición de Médicos del HGM de la cual es titular el doctor Dimas Hernández Atén y al grupo Médico por la Nueva Democracia al mando del doctor Angel León Mendoza, para sacar una convocatoria para la elección del nuevo director del HGM, y que se rescate como valuarte para los pobres a pesar de la corrupción e impunidad en que está sumido?”.

Sánchez Arriaga enfrenta un proceso penal bajo la causa 179/2001, se le vincula con un presunto fraude cometido contra una veintena de trabajadores a quienes se les ofreció tramitar créditos del Fovissste para vivienda.

Imagen Médica tuvo a la vista y consultó el expediente penal integrado por casi mil 600 hojas, del grueso expediente se desprende que el ministerio público inició la averiguación desde principios del año 2000, y que en diversas audiencias testimoniales, no se realizaron imputaciones directas a Sánchez Arriaga por haber recibido dinero de los presuntos defraudados.

De los autos se desprende que una mujer de nombre Graciela Álvarez Estrada, recibía de los trabajadores el 10 por ciento del crédito solicitado, y que en algunas de las operaciones, Sánchez Arriaga fungió como aval de la recuperación del dinero en caso de que no se otorgara el crédito.

En una entrevista relacionada con el cobarde asesinato de Digna Ochoa, el diputado federal del Partido Acción Nacional (PAN), Ernesto Saro Boardman, dijo a Imagen Médica “que el poder judicial esta todavía en muchas áreas con muchas deficiencias, y sin posibilidades de ser evaluado por la sociedad”. Yo no encuentro, enfatizó, “cómo evaluar al poder judicial”. Saro Boardman concluyó: “El gran rezago que tiene el país es el poder judicial. Es una gran deuda”.

Y en efecto, de acuerdo con los abogados defensores de Sánchez Arriaga, “no existían los elementos para consignar el supuesto delito como de tipo penal, y menos aún para que el juez decretara la orden de aprensión”.

Pero en México se puede todo, tan es así, que el 15 de noviembre Sánchez Arriaga recibió una visita inesperada, era el licenciado Antonio García, representante de los supuestos defraudados y abogado del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTSA). Le propuso que “pagara el dinero a los supuestos afectados, y que ahí se acababa el problema”.

Luego, otro abogado, Roberto Guillén Sandoval fue al juzgado 42, donde platicó largo con el agente del Ministerio Público, situación que según los defensores de Sánchez Arriaga “es irregular”.

En el pasado, Sánchez Arriaga había sido amenazado de muerte por Higuera Ramírez y por Joel Ayala, por esa razón, ya preso, solicitó al director del Reclusorio Norte, protección para salvaguardar su integridad física.

Desde la cárcel, Sánchez Arriaga señala como los responsables de cualquier atentado contra su vida a Joel Ayala y a Francisco Higuera.

Y es que, la inquieta historia de Sánchez Arriaga se remonta a 1968, cuando se inició como líder estudiantil en la prevocacional 5 del IPN, luego, en 1971 lo hizo en la vocacional 6 y repitió en 1977 en la Escuela Superior de Medicina. En 1980, encabezó el Movimiento de Médicos Desempleados, y en 1981 se desenvolvió como líder de la sección 36 del SNTSA en Guerrero.

Un año después, fue delegado sindical en el HGM y secretario general del mismo de 1993 a 1996. Hasta 1998 participó en el SNTSA, cuando decidió salirse convencido de que ya era “un sindicato charro”, entonces, recibió las primeras amenazas de muerte.

LA PRISION

No se distingue a Sánchez Arriaga por su baja estatura, menos, por su uniforme color beige reglamentario, un reo clasificado como “correo” dice a la trabajadora social: “busca al Doctor“, y el Doctor aparece de repente.

La plática se da a través de los barrotes de acero de los locutorios de la sección de Ingresos, a la que se llega luego de dos horas de interminables filas y abominables trámites.

De su detención recuerda: “Se me hizo extraño que -en el hospital-, me adelantaran mis vacaciones, pero no sospeché nada. Y ese día -el 6 de noviembre-, al salir del hospital y dirigirme a mi vehículo, fui interceptado por varios agentes judiciales que me solicitaron una identificación”.

Luego, Sánchez Arriaga fue llevado por los judiciales a las instalaciones de la Procuraduría en la calle de Niños Héroes, y finalmente trasladado al Reclusorio Norte.

Ya en el reclusorio, Sánchez Arriaga sufrió “las vejaciones” de los trámites de rigor para todos los detenidos: Las huellas, las fotos, hasta la designación de la celda que comparte con 4 reos. También, fue despojado de sus pertenencias: dinero, zapatos, ropa, credencial de elector, que acusa, “se quedaron en ‘el resguardo’ y ahora no los encuentran”.

Desde la entrada al reclusorio se ve, se huele, se siente la corrupción. Sánchez Arriaga la ratifica: “Todo cuesta: cobijas, colchones, visitas, comida, todo.”.

Tanto su ingreso, como su primer día en el penal, serán inolvidables para Sánchez Arriaga, el día siete, cuenta, “asesinaron a un reo”. “Se colgó”, rectifica. Por esa muerte, explica, se desplegó un “operativo, en el que todos pagamos las consecuencias”.

Para Sánchez Arriaga, “la figura de los técnicos penitenciarios está borrada por la corrupción”; el tráfico de drogas, señala, es intenso. También el tráfico de “puntas”, por eso, asegura, pidió la protección del director “temiendo acciones de Joel Ayala y de Higuera Ramírez”.

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