Tráfico de órganos
El DIF Naucalpan bajo sospecha
Los negocios de Olegario Vázquez Raña


Jani Luna González
24 de abril de 2001

 

No hay en sus ojos malicia ni maldad.

A los 15 años dejó de ser niña bajo torrentes de alcohol.
A los 16, le fue extirpado un riñón al amparo de un complejo mecanismo cuya organización delata: sexo, sentimientos, poder, dinero, complicidad, corrupción, impunidad, todo lo necesario para salvar una vida, a costa de otra.

A la misma edad, enfrentó la tormentosa realidad de vivir el infierno en un albergue del DIF luego de ser dispuesto así por la Procuraduría de Justicia del Estado de México; turbia la relación, son familia.

Hoy, a sus 17 años, Marisol González Rojas enfrenta, por primera vez en su vida, la posibilidad de que la justicia, ciega, incline la balanza a su favor.

EL ALBERGUE DEL DIABLO

Marisol González Rojas vivió ocho meses en el albergue "Gloria Leal de Beteta" del DIF Naucalpan, todo, por "donar" un riñón a María del Rocío García Arce, el 4 de Marzo de 2000.

En entrevista, Marisol recuerda con amargura el trato que recibió.

Cuenta:
— El 22 de Marzo de 2000, mi mamá pide ayuda al Ministerio Público (MP) de Naucalpan, y ahí le proporcionan dos patrullas. Luego se dirige a la casa de la familia Arce Enciso -donde yo estaba-, y detienen a la mamá de Leonel Arce, a Héctor Arce, y a mí.
Estuve detenida como si hubiera cometido algún delito, a pesar de que mi mamá presentó mi acta de nacimiento para acreditar el parentesco familiar. Con la herida casi abierta y las gasas manchadas de sangre, me ingresan a las galeras del MP.

Explica:
— A las 8 de la noche me trasladan al albergue, y me reciben la procuradora de Asuntos Jurídicos, Sandra Rojo; así como la directora del DIF, Estela González.
Mi primera impresión es ver como a los niños de dos años los bañan con agua helada, les jalan las patillas, los golpean con palos de escoba y los encierran desnudos en una bodega completamente oscura; lo que les ocasiona fiebre, gripe y vómito. ¡Y sólo por ensuciar el pañal!
Me deprimí cuando vi como tratan a los niños, y al decirle a la niñera que no les pegara me castigó.
¿Cómo te castigó?
— Me puso a lavar los baños y los pisos, además de limpiar al día 50 veces el comedor, todo tenía que brillar de limpio. Les pedíamos clarasol y no nos daban, porque decían: se va a acabar. Tenía que lavar con pura agua, y no podía salir al patio porque estaba castigada.

Durante la entrevista, Marisol toca su cabello rizado y corto en varias ocasiones, se levanta de la silla y con impotencia menciona: "Me daba mucho coraje, no soportaba que me llamaran la atención por jugar, yo contestaba y nuevamente me castigaban. Me pusieron a lavar las paredes de todo el albergue, y si me veía la directora que descansaba, me ponía a hacer todo. Prácticamente el tiempo que estuve ahí me la viví castigada".

De acuerdo con Marisol, la noche era sagrada para las niñeras, todos los niños tenían la advertencia de la directora de no molestarlas.

Bajo el manto de la noche se daba el desfogue sexual, las niñeras veían películas pornográficas en la televisión mientras obligaban a los niños a mantener las puertas de sus cuartos abiertas, a pesar del alto volumen. Y así, cada día, después de las 10 de la noche, estaba prohibido jugar.

Marisol platica que una noche, como tantas otras, se asomó a la sala donde están las niñeras, y vio a dos personas teniendo relaciones sexuales -se sonroja y evade la mirada-, en ese momento voltea la niñera "Nancy", quién le grita: ¡Lo vas a vivir, no te asombres! En esa ocasión –recuerda-, me castigaron; me tuvieron durante toda la noche parada en la esquina de la recámara.

¿Quiénes te visitaban?
— No tenía permitidas las visitas, sólo vi a mamá en dos ocasiones; pero no le podía decir el trato que nos daban, yo sabía que si le decía como me trataban; me iban a castigar. Teníamos que decir que era un encanto el albergue, que nos daban de comer tres veces al día. Los alimentos que nos daban eran un vaso de leche de la Conasupo, y pan; pero eso era si nos iba bien, y si no, solamente comíamos una vez.

Marisol se cubre la boca y hace un gesto de asco al recordar: "La cocinera que iba los sábados y domingos hacía sobras para la comida. Nos daba mollejas con el excremento, e hígados a medio cocer todavía con sangre. Y la comida, o estaba completamente salada o sin sal, y si te sacabas el bocado; te hacía que te lo volvieras a meter a la boca".

Para que ingresaran los medios de comunicación al albergue le daban a la policía –conocida como "Aventurera"-, entre 400 y 500 pesos, y sólo podían verla cinco minutos. Marisol tenía prohibido mencionar una sola palabra que comprometiera al albergue, ya sabía que si hablaba recibiría el castigo directo de la directora, quien tampoco le permitía recibir visitas si no estaba presente.

Se queja: "Nunca les pude decir que el albergue era una correccional para menores". Como con temor, Marisol cruza sus brazos maltratados, arregla su camiseta blanca, sonríe con timidez y dice:
— Me castigaron porque no permití que las niñeras me golpearan, me pusieron a lavar el piso y los baños. Le comenté a la directora que me dolía la herida, me respondió: Estás castigada, si te duele, ¡pues "chíngate"!… Y muévete rápido, que quiero todo limpio.

Agrega:
— No podía jugar, comía en el patio parada, me levantaban muy temprano y me tenía que bañar con agua completamente helada.
¿Cuál fue tu castigo más severo?
— Marisol abraza a su sobrino de 3 años y dice: "Me castigaron durante un mes. Dormía en el piso aún con la herida abierta, tuve que lavar los pisos y ventanas de todo el albergue; las cunas, y no podía jugar, tampoco platicar."

Me levantaban a las 5:30 de la mañana y terminaba mi trabajo a las 11:00 de la noche, porque me obligaban a trapear el mismo lugar 30 veces.

¿Por qué? Marisol
Todo eso fue por ampliar mi declaración ante la Procuraduría General de República (PGR); por nombrar al hospital Mocel, y al doctor Andrés Fernando Bazán Borges.

EL MOCEL

El hospital Mocel, es sólo uno de los que forman la cadena hospitalaria privada más importante de México. El "Grupo ángeles" pertenece al poderoso empresario Olegario Vázquez Raña, famoso por su costumbre de invertir en "negocios rentables".

Adquirido en 1996 por el Grupo ángeles, el hospital Mocel engrosó la cadena de hospitales propiedad de Vázquez Raña, y dos años después, "el Grupo ángeles se consolidaba no sólo como una cadena de hospitales, sino como una entidad responsable de la prestación integral de servicios médicos de calidad".

Marisol platica sentada sobre el sillón desgastado por el uso y los años, que conoció a Rocio en el hospital Mocel el 17 de febrero de 2000, y eso, dice, por los estudios que les realizaron.

El 3 de marzo las dos ingresan al Mocel para ser internadas, y al día siguiente son intervenidas por el médico Bazán Borges, quien le dijo, "que sólo le quedaría una pequeña cicatriz".

Sin embargo, Marisol tiene una cicatriz de 30 centímetros de largo con un grosor de casi un centímetro de ancho, además de tener la piel abultada. Según Marisol, a Rocío le pusieron "grapas" para evitar que le quedara la misma cicatriz.

¿Me puedes mostrar la cicatriz?
— Marisol se avergüenza y se pone nerviosa, se levanta su camiseta blanca y se baja un poco su pants. En algunos momentos se ruboriza y se cubre el rostro…
Luego acusa: "Fui presionada psicológicamente por la Familia Arce García".

Detalla:
— En enero de 1999 conocí a Leonel Arce, tenía 39 años de edad, y yo tenía 15 años. Era su empleada en la tortillería. Leonel me daba a ingerir bebidas alcohólicas –confiesa sonrojada-, después me trasladaba a un hotel para violarme –y aclara-, eso ocurrió en dos ocasiones.
Recuerda: "Catalino Arce Enciso, tío de la receptora, y periodista de La Prensa, me ‘soborna’ ofreciéndome 5 mil pesos, acepto donar pero no recibo ni un centavo. Crispín y Miguelina me llevan al Hospital Juárez, donde nos solicitan la autorización de mi mamá María de Jesús Rojas García, y como no estaba enterada, decide Bazán Borges trasladarnos al Mocel".
Agrega Marisol: "El doctor Bazán comunica a los padres de Rocío, y a mí, que debo de cambiarme mis apellidos por uno de los señores Arce Enciso, además de ponerme 18 o 19 años. ‘Para que así sea más fácil’, y no haya sospecha".

Marisol se levanta de la pequeña sala para dirigirse a la estrecha cocina de unos dos metros de largo por uno de ancho, lugar en donde la pared perdió su color blanco, tiene una estufa y a su lado un lavadero de cemento, desde ahí, Marisol afirma:
— Después de dos meses y medio de estudios muy dolorosos en el Mocel, para ver si éramos compatibles, decido ya no dar mi riñón. En ese momento me presiona Leonel Arce, comunicándome que sabe el itinerario de mi familia, y como andan armados, acepté nuevamente.

Pocos días antes de la operación, ya no me permitían salir a la calle sin informar a donde y con quien iba, los señores Arce ya no me dejaban salir de la casa.

Alvaro Velarde asesor jurídico de Marisol cuestiona: "¿Que pasó con el informe que supuestamente enviaron a la dirección general de Transplantes de Órganos?. El doctor Oviedo se deslinda del médico al mencionar: ¡Bazán no trabaja aquí!. ¡Sólo le rentamos el consultorio y quirófano!. Entonces, es muy fácil rentar un quirófano, y ¡destrozar a un ser humano!, siempre y cuando cumplas con los requisitos económicos del hospital".

Entrevistado en su oficina, Jorge Guillermo Oviedo Arce, director del hospital Mocel, dice bajo tensión: "El doctor Bazán presentó al Comité de Transplantes los documentos que se exigen para realizar una operación, como es una acta notarial, estudios clínicos que comprueben compatibilidad entre las pacientes, todos los documentos están bajo regla y por lo tanto se le autorizó el transplante."

¿Revisó usted los documentos?
— ¡No soy notario para ir a verificar todos los documentos!. Contesta alterado y agrega: Sólo me corresponde verificar que el equipo quirúrgico y medicamentos que solicite el doctor estén antes de la operación.
¿Usted vio a Marisol antes de la operación?
— Mira: ¡Si la ví, ni me acuerdo. Y si la no la ví, también!. Mi función es verificar que salgan bien de la operación, revisar que cada instrumento que se utilizó en el quirófano esté en la lista de los gastos médicos del paciente. ¡Lo demás ya no me interesa!.
Justifica: Nadie es perfecto, todos cometemos errores, me equivoco como cualquier ser humano, si no hay errores, eso quiere decir que no estoy haciendo nada.
¿Por qué no rindió el informe a la Secretaría de Salud y a la Dirección de Transplantes. Qué medidas ha tomado para que no se repita lo de Marisol?
Oviedo Arce enfurece y espeta:
— ¡Claro que se dio un informe!. Además, nosotros estamos certificados ante la Secretaría de Salud, por lo tanto; aquí no es posible que haya tráfico de órganos. Me está usted ofendiendo, y no nada más a mí, también al hospital.
¿Me puede decir cuanto gastó la familia Arce García en la operación?
Oviedo arce come cacahuates mientras se frota las manos, comenta: "Es que cuando estoy nervioso se me antojan". Luego contesta:
— No te lo puedo decir, es información confidencial.

Sin embargo, Marisol refiere que la familia Arce "dejó" al Mocel más de 165 mil pesos por la operación.

De acuerdo con Alvaro Velarde, en el mercado internacional un riñón tiene un costo de 150 mil dólares cuando es obtenido por las vías legales y cubriendo todos los requisitos. Sin incluir, dice, el trabajo de la operación. Además –agrega-, para un transplante así se necesitan dos equipos de cirugía especializados; donde haya neurólogos, cardiólogos, y por ser Marisol menor de edad, un pediatra.

LA JUSTICIA SE ENREDA

La averiguación previa iniciada en el ministerio público de Naucalpan a causa de la detención de Marisol, "quedó sin efectos por instrucciones del subprocurador Abel Huitrón". Luego de un largo peregrinar, los abogados y la mamá de Marisol, interpusieron un "recurso de inconformidad" ante la Procuraduría del Estado de México, quién en un afán de "entorpecer" el procedimiento, se declaró "incompetente" y envió la averiguación –en sobre cerrado-, a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.

Después de interponer ante las instancias correspondientes "varios recursos legales", Marisol logró que el caso fuera atraído por la Procuraduría General de la República (PGR) quien solicitó las respectivas órdenes de aprehensión.

La PGR, emitió el boletín 212/01, donde dio a conocer que se cumplimentó la orden de aprehensión librada por el Tercer Tribunal Unitario de Circuito dentro del Toca Penal 554/2000, en contra del doctor Andrés Fernando Bazán Borges, por su probable responsabilidad en la comisión de los delitos de falsificación de documentos, uso de documento falso y violación a la Ley General de Salud.

La Ley General de Salud referente al Control sanitario de la disposición de órganos, tejidos y cadáveres de seres humanos, dispone en el artículo 324:
Para efectuar la toma de órganos y tejidos se requiere el consentimiento expreso y por escrito del disponente originario, libre de coacción física o moral, otorgado ante notario o en documentos expedidos ante dos testigos idóneos, y con las demás formalidades que al efecto señalen las disposiciones aplicables. El disponente originario podrá revocar el consentimiento en cualquier momento y sin responsabilidad de su parte.

Alvaro Velarde asegura que Bazán Borges presentó un acta de nacimiento "alterada" en la edad y apellidos, y una credencial postal también falsificada al Comité de Transplantes del hospital Mocel. Agrega que, con esos documentos, el director general, Jorge Guillermo Oviedo Arce, autorizó el transplante; "sin verificar que los documentos que presentó Bazán Borges fueran legales, y sin cerciorare que la donadora tuviera la mayoría de edad."

De acuerdo con Marisol, la familia Arce junto con Bazán Borges, la obligaron a firmar un documento ante el notario Adolfo Contreras Nieto, para "autorizar" la extracción de su riñón.

Sin embargo, para Oviedo Arce, las cosas son diferentes, sostiene que "el doctor Bazán presentó todos los requisitos clínicos y el acta notarial". Y se ampara en el beneficio de la duda: "A mí, el que me tiene que requerir comprobación en cuestiones legales es el notario".

Lo cierto es que el notario Adolfo Contreras Nieto, murió el 12 de diciembre del año pasado, librándose de la acción penal. Pero no así la notaría ni los ayudantes del notario.

No es todo, Marisol interpuso una denuncia de hechos ante el ministerio público de Naucalpan, y contra quién resulte responsable. La denuncia fue recibida por la licenciada Silvia Melesio el 28 de marzo, y quedó registrada bajo el número TLA/MR/II/261/2001.

En la averiguación previa consta:
– A los niños de 3 a cuatro años, cuando se hacían del baño, los golpeaban y los bañaban con agua fría y los encerraban en una bodega oscura, donde no entraba luz, a estos niños los encerraban encueraditos y les decían que iba a ir el monstruo por ellos, y los niños se ponían a gritar muy feo y a llorar, pero a las niñeras no les importaba, y ahí los dejaban hasta por tres horas, ocasionándoles calentura, gripa y vómito.

— Sandra Rojo (procuradora en ese momento), consentía el maltrato que se nos daba en el Albergue "Gloria Leal de Beteta" a niños, desde recién nacidos hasta la más grande de 19 años-

— La directora y la Lic. Rojo, me prohibieron hablar con los Medios de Comunicación; porque yo les dije que las iba a denunciar y por eso ellas les decían a los Medios de Comunicación que yo no quería dar entrevistas y no quería hablar con ellos; así también me decían la Lic. Sandra Rojo y Estela, que cuando fueran del Ministerio Público a tomarme declaración no mencionara nombres ni del hospital, ni del doctor que me había operado…

— Una interna de nombre Norma, violó a un niño con un tubo, y la señora Estela y la Lic. Sandra Rojo no hicieron nada, y cuando llegaron sus padres por el niño no dijeron nada de la violación.

— Norma Granados (niñera), golpeaba a los niños con palos de escoba o con las manos, desde recién nacidos hasta los 9 años. Una vez agarró a un recién nacido y lo aventó al sofá dejándolo llorar hasta que acabó de cenar ella.

— Catalina (cocinera de sábado y domingo), nos daba la comida cruda y teníamos que comerla (por ejemplo mollejas de pollo con suciedad de pollo, y también cuando estaba de niñera golpeaba a los niños y les jalaba los cabellos hasta levantarlos en el aire. Una vez agarró a un niño de la patillas y lo aventó hacia fuera de la recámara de los niños y este cayó en el piso ocasionándole que sangrara de nariz y boca.

Del expediente se desprende que Marisol fue amenazada: "Recibí amenazas de Sandra y Estela, decían que si declaraba nuevamente el nombre del hospital y del doctor me trasladarían al albergue de Texcoco".

En entrevista por separado, la directora general del DIF Naucalpan, Amalia de Gárate, justifica:

— En agosto de 2000 recibí el albergue. Marisol ya se encontraba aquí, sólo estuvo cuatro meses más, salió el 15 de Diciembre de 2000, perfectamente bien física y mental. Agrega: "Estuvo aquí por cuestiones legales".

Amalia de Gárate asegura que el ministerio público federal, puso a Marisol a disposición del albergue por "donar un riñón, ser menor de edad y no tener la facultad para disponer de su persona". Y que eso fue considerado como "maltrato físico".

¿Reciben visitas?
— Conforme al reglamento, no pueden visitar a los niños. En casos muy especiales se les permite la visita. Ingresan con problemas intrafamiliares, psicológicos, físicos, y desnutridos.

Y a pesar de todo, no hay en los ojos de Marisol malicia ni maldad.

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