Paliza a Molinar en “su casa”

Redacción

La tarde del 30 de enero se realizó en las instalaciones de la Subdelegación 8 del IMSS, en San Ángel, la primera conferencia de este sexenio organizada por trabajadores sindicalizados de la sección 34, que, intranquilos por la designación de Juan Molinar Horcasitas al frente del Instituto convocaron al doctor en Economía, Gustavo Leal Fernández, además profesor e investigador de la UAM-Xochimilco y experto en políticas de salud y seguridad social, a que les platicara sobre la trayectoria del este personaje y sobre el futuro inmediato que aguarda al IMSS.
Al término de la conferencia, asqueados por la currícula y las pretensiones de Molinar, los trabajadores quedaron perplejos y se comprometieron a difundir lo comprendido entre los agremiados a su alcance. La cúpula sindical tampoco salió limpia, pues entre las bases se advirtió el “peligro” que representan algunas de sus odiadas figuras.
A solicitud de nuestros lectores y por la importancia que el hecho reviste, Imagen Médica pone a su disposición la ponencia -no comentada- del doctor Leal Fernández.

Los “diagnósticos” del nuevo director general del IMSS frente a los retos de la salud y seguridad social de los mexicanos. Nueve breves apuntes

Gustavo Leal F.

1.- Frotándose las manos, con su folklórico hablar medio de púgil y formando parte del tsunami panista premiado con cargos públicos después del desaseado proceso electoral del 2006, el politólogo Juan Molinar -quién semanas antes todavía descifraba encuestas sobre Calderón- recaló en el IMSS con un discurso amenazante: “no se puede omitir”, sostuvo, “la situación de que está a la puerta la revisión del marco laboral de esta institución benemérita”.
¿”Benemérita”, “benemérita”? ¡La Cruz Roja! El Instituto Mexicano del Seguro Social es algo más. No sólo es digno, como la Cruz Roja, de gran estimación por sus servicios. Es además la principal red de atención médica nacional y, hasta 1982, uno de los instrumentos privilegiados para contrarrestar la desigualdad y comprometer efectivamente la cohesión social.
2.- Y es que, tal vez sin acabar de comprenderlas, esas primeras palabras resumieron -¿gratuitamente?- el equivocado diagnóstico que durante el foxismo propaló Santiago Levy: el “problema” del Instituto es “financiero” y el principal obstáculo a “vencer” es su sindicato.
3.- Pero para el sindicato –aún trenzado en el debate sobre su democratización- el dedazo calderonista -que sentó por primera vez en la historia a un ¡exconsejero! del vapuleado IFE en la “institución pilar de la seguridad social del país”, según leyó en el discurso que le preparó su “equipo”, no resultó una sorpresa.
Días antes, el Secretario General exhortó a Calderón a no designar al frente del IMSS a un personaje “intolerante” y de “mano dura” como Molinar: ello “significará un verdadero retroceso” para el país. Y agregó que el nombramiento podría verse como una “amenaza” para la institución, toda vez que el talante del politólogo “no se ha caracterizado por la disposición al diálogo y ha recurrido a la violencia como método efectivo para resolver los conflictos”. Lo que se requiere, finalizó, es un “humanista a la altura de los tiempos”.
4.- Lamentablemente, el perfil de un panista “humanista” así descrito, no es inmediatamente visible en el padrón del PAN “de” Calderón. Incluso, el 1 de diciembre -en un Auditorio Nacional improvisado como Congreso de la Unión- él mismo había colocado el primer ladrillo de su “antihumanista” administración: “hemos construido instituciones sólidas que han reflejado demandas por los derechos sociales, pero para enfrentar los problemas que tenemos será necesario realizar cambios en instituciones y en políticas públicas”, dijo.
5.- El “problema” es quién diagnóstica ese “problema” que ¿“tenemos que enfrentar”?. En el caso del IMSS el entero foxismo -vía Levy- equivocó interesadamente el “diagnóstico”. Basta atalayar el estado en que se encuentran los servicios médicos, resultado de ese “diagnóstico” que se ostentó, en su momento, como un “análisis serio y profundo del sistema de seguridad social”. Pero el politólogo recurrió en ese equívoco deliberado para presentarse ante la “sociedad” como el nuevo director designado.
6.- Solemne y llenándose la boca con la misma “sabiduría” retórica de que se han servido absolutamente todos los últimos directores de esa noble institución, el politólogo también pontificó que no se la “privatizará”. Después de lo cual, engolando ligeramente la voz, convocó -como absolutamente todos sus antecesores- a “cuidarla, preservarla para que crezca y se fortalezca”. Sólo faltaba un remate ruidosamente mercadotécnico: “México necesita un Seguro Social más grande, más sano, más fuerte y de mejor calidad”.
¿Cómo conciliará su levismo -¿gratuito?- con tan luidas profesiones de fé? Si realmente eso es lo que México “necesita”, Molinar debería empezar ordenando otro diagnóstico, pero entonces irá justo en contra del planteamiento esencialmente continuista que leyera el 1 de diciembre su, ahora, “jefe”: Calderón.
Se antoja difícil que con ese “diagnóstico” a modo, el pólitólogo Molinar cumpla -en sólo 100 días- alguna de las metas de “desempeño” que el calderonismo fincó en él.
7.- Eso sí: en el sucio cajón del Director que le heredaron, tiene reservadas cinco urgencias urgentes que no demandan ningún “diagnóstico”: bajarse aún más el insultante salario: 213 mil pesos mensuales, que Levy se autoasignó y que su antecesor, Fernando Flores, cobró íntegramente durante sus muy poco productivos 14 meses de “Director”; transparentar el presunto tráfico de medicamentos que, se dice, ocurre sistemáticamente al interior de la institución hoy a su cargo; ratificar o rectificar las cifras de Transparencia Mexicana de Federico Reyes Heroles sobre surtimiento de medicamentos y rectificar o ratificar las muchas voces que diseminan la presencia de supuestas redes de distribución, consumo y venta masiva (e incontrolada) de estupefacientes varios, aprovechando la infraestructura institucional.
Debe también, a la brevedad posible, documentar el uso exacto que el recién sustituido Dr. Onofre Muñoz dio a los recursos federales que soportan al Programa IMSS-Oportunidades, mientras éste estuvo integrado a la Dirección de Prestaciones Médicas. Ellos no provienen de las cuotas obrero-patronales que financian el Seguro de Enfermedad y Maternidad y por Ley deben contabilizarse por separado.
8.- Con la “experiencia” que lo confirió su paso por el IFE, el politólogo Juan Molinar “diagnóstico” que el Instituto enfrenta problemas de abasto de medicamentos para surtir las recetas de los derechohabientes y se comprometió a “buscar” soluciones.
Aunque apenas en agosto de 2006, Transparencia Mexicana de Federico Reyes Heroles, comunicó que había concluido la “primera medición externa” del surtimiento de medicamentos en las farmacias IMSS, encontrando que el “indicador general fue de ¡92.1 por ciento”!, aparentando seguridad y algunos conocimientos, Molinar casi declamó que está “consciente” de que el abasto “no está funcionando” y que la “naturaleza cíclica” del “problema” lo hace más “grave al principio y al final del año”!
Pero sucede que desde el remoto 2003, la Comisión Nacional de Derechos Humanos testimonió que el desabasto era permanente y que el entonces director Santiago Levy, nada hacía y nada hizo hasta el final de su funesta gestión (Recomendación Número 4-2003. Caso sobre el desabasto de medicamentos y deficiente o nulo surtimiento de recetas en los almacenes y farmacias del IMSS de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 10 de febrero).
Con todo, el politólogo se comprometió a surtir el “100 por ciento de las recetas”, porque en su conocedora opinión “el problema es más de distribución que de adquisición”, con lo cual se evita, de paso, enfrentar las presuntas anomalías que campean en las compras de la institución que ahora está bajo su “responsabilidad”.
Afortunadamente, la Comisión Federal de Competencia tiene otro parecer. Apenas en octubre pasado su presidente, Eduardo Pérez Motta, inició una “investigación de oficio” contra empresas que venden medicamentos al IMSS porque “existen indicios de que establecen acuerdos sobre el precio de las medicinas”. Lo que se busca, dijo, es “defender la posibilidad de que el IMSS consiga medicinas más baratas”. Pero para el politólogo, Molinar el “problema” no es de “adquisición”. Así que su “diagnóstico” no brilla por su actualización.
9.- Pero no sólo en éste asunto. Obviando las “perspectivas” sobre opciones financieras para los diferentes seguros que cubre el IMSS (Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso 2005-2006, p. XVII) y que establece “nuevas formas de financiamiento”, de un politológico plumazo, Molinar canceló la posibilidad de incrementar las cuotas patronales, aunque para cumplirle a Calderón -despreciando el estatuto de Organismo Fiscal Autónomo que el IMSS ganó con las Reformas 2001 y sin acabar de consultar al Consejo Técnico-, embarcó a la institución en el peregrino Programa de Primer Empleo.
Después de lo cual trató, lógicamente, de ponerse “duro” en materia de recaudación: “lo que se busca”, dijo, es “fortalecer los trámites de pago de cuotas, identificar posibles evasores y combatir el subregistro de trabajadores y salarios”.
¿Y quien garantiza que el politólogo vaya a cumplir, ahora, con lo que Levy no cumplió, además de con este recurso Molinar elude el tema de fondo: las nuevas formas de financiamiento. Y es que de operar su “compromiso”, el IMSS apenas y dispondría efectivamente de la suma de recursos que -por Ley- ya le corresponde. Así, la “experiencia” de Molinar aún no descubre cómo y de dónde, acarreará nuevos recursos para que el Instituto logre cumplir cabalmente con sus funciones sustantivas.

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