Por Mayra Carrera
Twitter: @Advanita

No era una tarde cualquiera, era una que había esperado desde que mi cuerpo no tenía tantas estrías, desde que no me cerraban los pantalones, desde que no te había descubierto. Dieta.

Era una tarde fresca; había un azul celeste frente al ventanal que parecía un cuadro de alguna marisquería, las palmeras no se movían con el viento, porque ni viento había, solo el vendaval que emanaba de mi boca.  Hablaba sola, le hablaba a mi crema para las arrugas, al refrigerador que celosamente guardaba un par de cervezas, a tu ausencia, a mi locura.

Quería que todo estuviera impecable y en orden, quería salir corriendo, quería esperarte, hombre.

Hombre del servicio al cuarto. Dos cervezas son nada para mi boca implacable, quería darme el valor ¿o me vale?, me preguntaba mientras desenredaba mi cabello y destapaba una cerveza, total, ya estaba entrada.

Entrada, alguien llamó a la puerta.

Era la calma para mis tormentas, la risa para mi tristeza, los brazos que le dieron confort a mi cuerpo con frío, frío de ausencia; la boca que me dio todos los besos que me fueron negados, así, uno a uno, suavemente, labio con labio, manos en cara, ojos cerrados, camisa quemada, vestidos rotos, cordura perdida, boca suelta, promesas no cumplidas.

Boca, mi boca árida como desierto inhabitable. Seca.

Boca, tu boca como isla recién descubierta por mis labios exploradores. Oasis.

Escenas como flash en cuarto oscuro, escenas recortadas de película de clasificación C que se convierten en B para que sean aptas para todo el público. Ese público que vio mi felicidad descarada, escenas recortadas que se llevaron el recuerdo de tu cuerpo, tu voz, tu pecho, tus brazos, todo eso que eres tú y que no volveré a ver.

Boca, mi triste boca que rió lo que no sonrió en años.

Boca, tu dulce boca que besó un poco más de lo que habló.

Boca, mi boca que nunca dijo quédate un poco más, aún te quedan muchos besos por dar.

Boca, tu boca que no dio un beso de despedida, así tenía que terminar.

No era una tarde cualquiera, era nuestra tarde, tú en mi boca, yo en la tuya.

 

 

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