EL ISSSTE BAJO EL FOXISMO
Parte 2


Gustavo Leal F.
División de Ciencias Biológicas y de la Salud
Departamento de Atención a la Salud
Area de Investigación en Salud y Sociedad

2002: GONZÁLEZ ROARO Y EL “CAOS ESTRATÉGICO” DEL ISSSTE

1.- Oportunidades perdidas1

         Las elecciones intermedias del 2003 siguen proyectando su larga sombra sobre las acciones del gabinetazo y el equipo “amplio” con que el presidente Fox inicia el segundo año del gobierno del “cambio”.
Al Partido Acción Nacional (PAN), el horizonte también le depara negros nubarranes. Tal vez por ello, e independientemente de la factura que tendrá que pagar (junto con Fox y sus “estrategas”) por la sonora derrota que le propinara el Congreso al antipopular reformón, apenas en diciembre y en ocasión de su 13 Asamblea Nacional, dirigentes, gobernadores y legisladores demandaron más panismo al gobierno de Fox: “de nuestro fortalecimiento depende en parte la suerte de este primer Gobierno humanista”, señalaron.
El gobernador de Yucatán, Patricio Patrón Laviada comentó que al Gobierno le ha costado trabajo “aterrizar” el proyecto panista, debido a la presencia de funcionarios que siguen siendo leales al anterior régimen y recomendó a Fox “hacer cambios en el equipo de Gobierno; cambios en los funcionarios que están boicoteando”.
         Por su parte, el senador panista Javier Corral agregó que el PAN tiene “que ser muy claro con el Presidente y darle su opinión sobre la conformación del gabinete y esta convivencia con exfuncionarios priístas, algunos de ellos verdaderos hampones”.
Y por si no fuera suficiente, hasta el tenebroso senador Fauzi Hamdan (Mr.IPAB), escribió que el “inicio del año es motivo de esperanza, significa otra oportunidad para corregir errores”, mientras Carlos Medina Plascencia subrayó que “62 años no nos pueden mostrar nada más como un partido de lo que debe ser el ejercicio de Gobierno” y el diputado García Cervantes preguntó “¿por qué el Presidente en el primer año de Gobierno habla de una soledad?”
No sorprende, por tanto que sea un panista de la última hora, el secretario de Gobernación, Santiago Creel quien venga a reconocer, sin pudor alguno, que “el país no está para dar golpes de timón”. Y acierta: en el caso del gabinete de salud y seguridad social designado por Fox, es claro que su “gobierno” se ha reducido a operar la continuidad de las “políticas” de los últimos 18 años priístas.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social el tecnócrata zedillista Santiago Levy –apoyado en el priísta Jorge Estefan-, acaba de maniobrar frente al Congreso una deshumanizada “reforma” financiera que “modifica y adiciona” su Ley. Siguiendo a la lettre la treta que le recomendara a Fox el Banco Mundial para precipitar el ritmo de las inconsultas e impopulares “reformas” so riesgo de comprometerlas (“acciones para el corto plazo 2001-04 que deberían ser instrumentadas sin demora”), Levy pretendió, además, amedrentar a la opinión pública.
Sólo tres semanas después de las modificaciones a la Ley, Levy sacudió el petate del muerto y con su desparpajo habitual asumió públicamente algo nunca visto en la ya larga historia de los directores generales del IMSS: la “posibilidad de que el Instituto no pueda cumplir con su papel de prestador de servicios”. Por supuesto que evitó cualquier alusión a los funcionarios priístas responsables de la situación actual del Instituto y no dijo una palabra sobre cómo mejorar la situación de los médicos y sus pacientes.
Pero no se queda atrás la Secretaría de Salud “conducida” por otro priísta –según Bucareli 8-: Julio Frenk. En un acto de prestidigitación, después de haber presentado el Seguro Popular como un “novedoso programa de subsidios escalonados a la demanda”, el día de la Enfermera Frenk lo transmutó en un programa “de oferta”: las 546 unidades puestas en “operación plena por el Presidente Fox es una cifra sin precedente. Será suplementada en breve por otro centenar de unidades”. Así, lo rutinario del Despacho se convierte en extraordinario: “me es grato informarles”, advirtió a las enfermeras, que “en el presupuesto aprobado se incluyen los recursos necesarios para mantener la operación de todas estas unidades”.
Aunque sin duda, el caso más patético es el del ISSSTE. Como sucediera en el 2001, Benjamín González Roaro (a cargo de la oficina en representación de la maestra Elba Esther Gordillo -la “amiga de Fox”- y compañera de fórmula con Roberto Madrazo para dirigir el PRI) inició el 2002 con la pata chueca: los trabajadores solicitaron su renuncia inmediata.
         Con estos “funcionarios” el PAN seguirá evitando dar los golpes de timón que tanto asustan a Creel pero que le acarrearon el voto masivo a la Alianza por el Cambio. Con ellos, seguirá perdiendo su primera oportunidad “histórica” de gobernar y cumplir con el compromiso de desmantelar el antiguo régimen.

2.-De PEMEX al ISSSTE2

         Mientras los cónclaves panistas, alarmados por el impacto electoral del derrotado reformón y el tarifazo eléctrico, buscan desesperadamente reposicionarse frente a la elección intermedia del 2003, a las nueve de la mañana del pasado 5 de febrero, Rafael Degollado Novoa -delegado regional del ISSSTE en Baja California Sur-, se suicidó en la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe de la Delegación Álvaro Obregón.
Entre sus prendas, Degollado portaba una carta dirigida a Benjamín González Roaro, director general del ISSSTE, en la que aseguraba que “todo iba a salir bien en el Congreso”.  
No puede haber saldo más patético de un gobierno del “cambio” que entregó el entero gabinete de salud y seguridad social a los intereses que financiaron la campaña a la Presidencia de la República de Vicente Fox. En el caso del ISSSTE, se trata de aquella burocracia que lo admiró desde el Grupo San Ángel y que, por su “incondicional” apoyo, se adjudicó el ISSSTE, vía Benjamín González Roaro, como representante de la “maestra” Elba Esther Gordillo. 
Pero el panismo sigue creyendo que aún puede mejorar su imagen ante la sociedad y concretar reformas legales que “permitan a los ciudadanos entender que el cambio en el Gobierno sí funcionó”. Aunque en el ISSSTE está por verse si hubo “cambio” o, apenas, una cesión de “bolsas” para financiar la campaña de Roberto Madrazo Pintado a la dirigencia del PRI, haciendo pareja con la “maestra” Elba Esther Gordillo, también “mentora” de Jorge Castañeda.
         Si algún pendiente de la agenda social ya había rebasado -con mucho- las “políticas” del tardopriísmo, ese era el del ISSSTE. Frente a los frecuentes rumores de que el entonces Presidente, Carlos Salinas de Gortari, habría desfondado los preciosos recursos para jubilación de que disponía el Instituto y ante los temerosos titubeos decisorios de la tecnocracia zedillista que no se atrevió nunca a tomar cartas en el asunto, el gobierno del “cambio” estaba prácticamente obligado a instrumentar ajustes que lo ubicaran, al menos, en el nivel de las “reformas” de que ha sido víctima el IMSS en 1995 y en el 2001.
De acuerdo al Banco Mundial, el ISSSTE muestra un severo déficit en el flujo de caja. Además de los servicios de salud, 80 mil trabajadores son responsables de 2 millones de servidores federales, de los cuales, para 1998, 333 mil eran jubilados. Hoy día ya son 410 mil. El pago mensual mínimo sumaba 906 pesos y el máximo 9,060 pesos. La edad promedio de jubilación es de 62 años y cubre prestaciones de retiro hasta por 19 años. El presupuesto para cubrir el fondo de pensiones rebasa los 20 mil millones de pesos, de los cuales la Federación subsidia el 70 por ciento.
         Aunque el cuadro básico ya dispone de los “fundamentales” –y rentables- medicamentos contra el tabaquismo, los recursos para fármacos se redujeron en un tercio con relación a los ejercidos en 2001 y la inversión en equipo dispondrá de 300 millones de pesos, cuando se requieren mil 400 para revertir su obsolencia.
El presupuesto para 2002, 45 mil millones de pesos, es el más restrictivo de su historia. Debe cubrir 8 fondos y 21 prestaciones que otorga a cerca de 10 millones de derechohabientes. Además, la capacidad resolutiva de los hospitales es magra: sobreviven gracias a sus médicos y enfermeras.
         El “caos estratégico” en que González Roaro tiene sumergido al Instituto ante la, para variar, impotente mirada del Presidente Fox y su secretario de Salud Julio Frenk, tiene poco que ver con la “articulación integral de la protección social” que publicita el documento Agenda Económica 2002, difundido por la Presidencia de la República.
Pero tal vez forme parte de los interesados cálculos de Fox y Castañeda para las elecciones del 2003 y 2006. No es casual la presencia, también “estratégica” del diputado madracista Samuel Aguilar Solís -exsenador priísta responsable, en la Legislatura LXVII, de la aprobación de las Instituciones de Servicios Especializadas en Servicios Salud (ISES)-, siempre sentado al lado izquierdo de González Roaro en sus comparecencias frente a la Comisión de Seguridad Social.
         La situación del ISSSTE es, por decir lo menos, explosiva. Y aunque la debacle electoral del panismo ya se advirtió en Hidalgo y Quintana-Roo, ellos siguen tesoneramente buscando el apoyo desde su partido para un gobierno ineficiente y de derecha como el de Fox.
Mientras tanto, es claro que las “políticas” de salud y seguridad social de la “alternancia” no sólo vienen siendo “más de lo mismo”: son, efectivamente, algo peor.

3.- Vivir de hurtado3

Una vez que el foxismo eligió la metodología que ubica en “pobreza” a más de la mitad de los mexicanos, ¿podemos esperar otras políticas sociales? ¿Qué anticipa el presidente Fox al asumir que “no le vamos a fallar al sistema de salud”?
Instalando la Comisión Mexicana de Macroeconomía y Salud, el colosista subsecretario de Hacienda Carlos Hurtado -consumado “experto” en políticas sanitarias- declaró que en los próximos años “será difícil que haya más recursos públicos para el sector salud”. En cambio, observó, es necesaria la “participación de la iniciativa privada en los servicios médicos” y recomendó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) ser “austeros en su personal administrativo, debido al excesivo gasto en este rubro”.
Esta visión del gobierno del “cambio” coincide con la del Banco Mundial y la de la Organización Mundial de la Salud, de la doctora Gro Harlem Brundtland. En su texto México: una agenda integral de desarrollo para la nueva era, recomienda abiertamente “capturar los beneficios potenciales” que puede “ofrecer el rol del sector privado”; buscar el nivel más alto de atención con los recursos disponibles; separar el financiamiento de la prestación; consolidar la descentralización, definir un paquete de servicios esenciales e introducir gradualmente la competencia. También estima crucial la consolidación de la “reforma” priísta emprendida por Guillermo Soberón, Jesús Kumate y Juan Ramón de la Fuente, así como la presencia de médicos familiares en calidad de “porteros” del Sistema Nacional de Salud.
Estas recomendaciones recibidas por el presidente Fox en diciembre de 2000, curiosamente, enlazan con las propuestas de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) de Guillermo Soberón, reunidas en Hacia un México más saludable. Una visión del sector privado, también presentadas a Fox en abril de 2001. Por ejemplo, la propuesta número cinco se ocupa de los “incentivos a la participación del sector privado en el cuidado de la salud”. Igualmente, el simposio, La reforma del Sistema Nacional de Salud, publicado por Funsalud ese mismo año, destina su último capítulo a la “participación del sector privado”.
Fox no ha dudado un instante en garantizar la continuidad de las políticas de los últimos 18 años priístas, que buscan premiar el autocuidado de la salud y atender los daños en el “mercado interno”.
Así, durante su primer año desde la Secretaría de Salud, el gobierno del “cambio” diseñó el tecnocrático Programa Nacional de Salud, poniendo en operación el “innovador” Seguro Popular, que contempla “subsidios a la demanda, según la capacidad de pago de las familias”.
Luego, el zedillista Santiago Levy “reformó” la Ley del IMSS y, en consecuencia, presentó el primer informe anual que ella exige. Su apocalíptico Informe, enviado al Presidente y al Congreso el pasado 28 de junio, “descubre” que la situación financiera del instituto es “compleja y delicada”. Con este mismo espíritu, Onofre Muñoz y Gonzalo Gutiérrez Trujillo -desde la Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS- dieron a conocer los “nuevos” Programas Integrados de Salud, en los que vergonzosamente el instituto decide operar el preventivista paquete de servicios esenciales diseñado por el Banco Mundial, privilegiando el autocuidado como “alternativa” para atender “enfermedades”.
Después de reconocer que aunque el ISSSTE sea “un enfermo muy grave, no es incurable”, su director general (el autorreconocido priísta con “licencia” y representante de la “maestra” Elba Esther Gordillo, Benjamín González Roaro), comunicó “un nuevo modelo para la prestación de servicios integrales” que no requiere de “mayores recursos” (sic). Se trata, sostuvo, de un “cambio en la concepción de la medicina que anticipa el daño al prevenir el riesgo de enfermedades”, además de “separar la parte financiera de los servicios de la parte proveedora” con vistas a hacer “competitivas las diferentes áreas del instituto”. A decir de la doctora Elsa Carolina Rojas Ortiz, subdirectora general médica del ISSSTE, ese “nuevo modelo integral” se basa en la “medicina preventiva”, creando “círculos de apoyo para hipertensos, diabéticos y obesos”. Cuenta, además, con “capacidad de respuesta en el primer nivel de atención, puerta de entrada de 85 por ciento de la población asegurada” y responde a las “expectativas y necesidades de nuestros derechohabientes” (sic) en las ocho regiones y 35 subdelegaciones del instituto.

Después de dos años de no cambio, todo parece indicar que nada nuevo habría que aguardar en la orientación de las políticas sociales del foxismo. Porque, aunque Fox se compromete a “tener el ingenio para atender las necesidades de salud”, el “experto” subsecretario Carlos Hurtado, con su llamado a la “participación de la iniciativa privada en los servicios médicos”, sólo está confirmando su fenomenal capacidad para tocar de oído y vivir de hurtado

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1 La Jornada, 26 de enero, 2002
2 La Jornada, 23 de febrero, 2002
3 La Jornada, 17 de agosto, 2002

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