Evidencia para las políticas

1988-1994: la nueva alianza clínico-sociomédica.
El Dr. Kumate frente al sexenio de la rehidratación oral y las vacunas

Gustavo Leal F.*
Parte IV

Otro avatar -¿cercano al superfraude electoral de 19881?- sentó al médico militar e infectólogo, Dr. Jesús Kumate, en la poco “estructuralmente” mudada SSA.

Miembro del equipo “selecto” del secretario Soberón, pero dueño de una “visión propia”2, poco antes de su designación el Dr. Kumate ya se había animado a considerar que:

“…la insuficiencia, ineficiencia y deshumanización de los servicios públicos para la atención médica, que atribuye a una planeación defectuosa, a una inadecuada productividad del personal y a las inercias que impiden la correción de los errores. Su balance de los resultados muestra un panorama desolador: nueve millones de mexicanos sin accceso a los servicios de salud; una reduccción del presupuesto público durante el sexenio (de De la Madrid) que supone condiciones inferiores a las de otros países subdesarrollados; 75% del presupuesto gastado en servicios curativos en muchos casos de baja eficiencia; dos tercios de las muertes debidas a padecimientos prevenibles a bajo costo; desigualdades rural-urbanas profundas reflejadas en que dos de cada tres mexicanos y ocho de cada diez médicos residen en áreas urbanas, y que noventa de cada cien pesos destinados al gasto en salud se ejercen en esas áreas. Según Kumate ´es preciso pagar la deuda sanitaria acumulada en los últimos cinco siglos´”3.

Y en efecto, durante el sexenio 1988-1994, esa “deuda de cinco siglos” se “pagó” extendiendo el esquema ampliado de inmunizaciones (Cartilla Nacional de Vacunación) que, curiosamente, coincidía del todo con los compromisos (y fondos recibidos) por México ante la Cumbre Mundial de la Infancia promovida por la UNICEF en 1990.

En el mismo cuadro de acciones “sanitarias”, se distribuyeron también masivamente a nivel nacional, los sobres “Vida Suero Oral” para prevenir la deshidratación por enfermedades diarréicas, en el marco de la supuesta “transición epidemiológica”4.

Por lo que toca a las líneas maestras de “política”, el Dr.Kumate buscó distinguirse del “cambio estructural en la salud” que, con tan pobres resultados, había promovido el soberonismo priísta.

Para ello diseñó un Programa Nacional de Salud 1990-1994 en el que se pretendía cimentar una singular mezcla de la visión clínica (dotada de una valiosa recuperación de la relación médico-paciente) con un desgajamiento de la corriente sociomédica que durante los años del “cambio” soberonista había laborado en los niveles seminales del sistema de salud: localidades, comunidades, municipalidades y estructuras de base5.

Partiendo del Acuerdo sobre el mejoramiento productivo del bienestar popular que había presentado en el mensaje de toma de posesión el presidente Salinas de Gortari, el Programa Nacional de Salud 1990-1994 estableció un grupo de seis políticas y seis estrategias que buscaban consolidar la naturaleza de la alianza clínico-sociomédica. De entre ellas destacan: 1) el fomento de la cultura de la salud, 2) el fortalecimiento de los sistemas locales de salud (SILOS) y 3) la participación de la comunidad.

Por otra parte, el Programa-Kumate reproducía en esas mismas políticas y estrategias las líneas de trabajo que organizaba el Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994 y que correspondían con el salinista Acuerdo sobre el mejoramiento productivo del bienestar popular. De entre ellas, cabe mencionar las tres siguientes: 1) acceso universal a los servicios de salud con equidad y calidad, 2) descentralización de los servicios de salud y 3) modernización y simplificación administrativa.

Con todos estos colofones, el Programa Nacional de Salud 1990-1994 aspiró a instrumentar 34 programas de acción, seis programas de apoyo y nueve proyectos estratégicos.

Aunque, ciertamente, el Dr. Kumate se ubicó en una ruta de distanciamiento con el soberonismo priísta, los resultados no pudieron ser alentadores, particularmente en aquellas estrategias que dieron amparo a los sistemas locales de salud (SILOS) y en las cuales se aguradaba fundar la nueva alianza clínico-sociomédica.

Además, el “proceso de desecentralización” se estancó en la 14 entidades federativas que había legado Guillermo Soberón Acevedo. El Dr.Kumate no descentralizó ninguna más.

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco


1 En los primeros días de diciembre de 1988, ya en el gobierno que iniciaba la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, se hizo cargo de la Oficialía Mayor de la SSA el Lic.José Newman Valenzuela. Durante la tormentosa noche del 6 de julio de 1988, la noche en que “se cayó el sistema”, el Lic. Newman se desempeñaba como Director del Registro Nacional de Electores de la Secretaría de Gobernación. Por esos días, los partidos que se oponían al PRI manifestaron que el Lic.Newman era un auténtico “hampón electoral”.

2 J.Kumate, “Los programas sustantivos”, Miguel de la Madrid, Guillermo Soberón y cols., La descentralización de los servicios de salud: el caso de México, México, Miguel Angel Porrúa, 1986.

3 La Jornada, 11 de agosto de 1987.

4 Véase al respecto, World Health Organization (1999), World Health Report 1999, Making a Difference, Capítulo 2: “The Double Burden: Emerging Epidemics and Persistent Problems”, Ginebra.

5 Gustavo Leal F. y Carolina Martínez S. (1993), “Democratización inaplazable: la sucesión de las hegemonías médico-gremiales al trasluz del Programa Nacional de Salud 1990-1994 de México”, Revisiones en Salud Pública 1993; 3: 193-214, Barcelona.

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