Por Alicia Alejandra

Twitter: @Alisless

 

 

Cómo mirar y expresarme a lo largo de estos años en la mujer en la que me he convertido, esa que puede ser la misma niña de antes en los brazos de sus padres. Si hiciera cortes en el tiempo, descubriría que siempre he mirado un poco más allá del momento que vivo, creyendo que siempre me ha faltado algo, esperando alcanzar algún día la altura suficiente para considerarme completa, ¿completa? ¿Qué puede significar eso? Cada quien le da un sentido diferente. Y me doy cuenta de que hay muchas cosas que no cambian; cambia mi manera de mirar, se adapta, a veces es aplastada o inesperada, las circunstancias se empeñan en aplanar la forma en cómo percibo las cosas de una situación a otra. Sin embargo, dentro de mí he comprendido que esta es la vida, no es lo que a uno le suceda, no son siquiera las circunstancias, es la manera de afrontar esas circunstancias; esa manera que cambia según cambian mis conceptos, mis ideas e incluso mis propósitos. Aquellos que comparten mi vida van cambiando conmigo, creciendo, sufriendo, a veces transformándose y ya quisiera que siempre fuera para crecer…

 

Cada una de esas personas que voy conociendo en el camino me enseñan de una u otra manera, buena o mala.

 

Lo que hoy pienso no es lo mismo de ayer y no será lo mismo mañana. Creo que tenemos así como un pedazo de impresión que va forjándonos la vida y la hace disolverse más fácil ante cualquier miedo.


Cuando miro a los niños veo la ternura que poco a poco ira diluyéndose, esa fragilidad que luego dará paso a la transformación: crecer.


Si cierro los ojos puedo recordar cuán inocente era, no impresionable, apegada a los brazos de mi madre, siempre con ideas más avanzadas a la edad que me correspondía; esa manera de ver mi vida siempre fue un poco más allá de las apariencias. De esa manera me hicieron sentir que siempre fui especial para ellos y  para muchos. Hoy agradezco haber perdido muchos temores, pero he adquirido otros quizás más abstractos, quizá existenciales pero superables. He perdido mucho, sí, pero he coleccionado variedad de momentos, personas y palabras; aquellas ilusiones que alimentaban la dulzura de los años que hacían pequeño cualquier esfuerzo. Pero así como algunas aves vuelan a lo lejos, otras se posan por momentos en algún lugar y aprendes a apreciar esos momentos y aprendes a apreciar quién eres en este momento.

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