El destino del dinero para la salud
En el Juárez de México, vejaciones, nepotismo, ineficiencia, corrupción…


Valentín Cardona

1 de julio de 2003

El 25 de junio último, el médico José I. Chávez Espinosa, jefe de Cirugía de Tórax del Hospital Juárez de México, hizo publicar en el periódico Reforma una carta abierta en la que menciona los “graves acontecimientos”, técnicos, médicos y administrativos que, asegura, han sucedido en ese hospital los “últimos 14 años”.
Las vejaciones, nepotismo, el grave manejo del presupuesto de la institución, en suma, la corrupción que acusa Chávez Espinosa suceden el Juárez, parecen ya una constante en los más de los Hospitales desconcentrados y en los Institutos Nacionales de Salud dependientes de la Secretaría de Salud, encabezada por Julio Frenk Mora, que se agrava día a día bajo el cada vez más lamentable gobierno del “cambio”, de Vicente Fox.
Y es que las sucias prácticas acumuladas durante los 71 años de “dictadura perfecta” del PRI, se han acrecentado en los casi tres años de “más de lo mismo, pero peor” de gobierno del PAN.
El fin de la corrupción, la realización de una auditoría a fondo realizada por personal idóneo, así como el cambio inmediato de la administración del Juárez que pide Chávez Espinosa, han sido solicitadas a Frenk Mora en otras instituciones, por mencionar sólo algunas, el Indre, el Hospital General de México, el Instituto Nacional de Pediatría, el Hospital Juárez del Centro, el Instituto Nacional de Neurología…
Por si fuera poco, la Auditoría Superior de la Federación ha encontrado, en cada una de las entidades de salud que ha auditado, un cúmulo de “irregularidades” que por si solas explican por qué el foxista se descubrió, en su primer año de administración, como un gobierno por muchas veces más corrupto que su antecesor.
Pero hay más, el 27 de junio los médicos Francisco García Rodríguez y Luis Delgado Reyes, apoyados por 847 firmas más, publicaron un manifiesto en La Jornada dirigido al Pueblo de México, a Fox Quesada y a Frenk Mora. En el manifiesto, el personal del Juárez expresa su preocupación por falta de equipo médico “indispensable en el estudio de nuestros enfermos”, citan a la “tomografía axial computada y a la resonancia magnética nuclear”.
Pero además, señalan que en los últimos meses se ha “acentuado la carencia de insumos para la salud, como medicamentos, material de curación e instrumental quirúrgico”. Terminan el manifiesto y “ruegan” a presidente y secretario que lo atiendan, en el conocimiento, dicen, “de que nuestro único interés es seguir prestando un servicio de calidad para preservar la salud del pueblo de México”.
Tanto la carta abierta, como el manifiesto, significan un respaldo total al movimiento de los médicos residentes, que tanto el director del hospital, como el secretario de Salud menospreciaron. Fueron ellos, los residentes, quienes desde el pasado 18 de junio alertaron a la población sobre las miserables condiciones de trabajo y de atención a los enfermos en el Juárez de México. Sin decirlo, destaparon la cloaca de la corrupción que se vive en el Hospital Juárez y en la Secretaría de Salud.

EL DINERO DEL JUÁREZ

Fue hasta que se hizo pública la muerte de decenas de bebés en Chiapas, cuando como por arte de magia aparecieron recursos para el Hospital General de Comitán. En el Juárez de México, la cifra de muertos presuntamente por falta de equipo, medicamentos e insumos, “apenas” alcanza dos, cifra insuficiente para conmover al secretario Frenk.
En ese entonces los recursos aparecieron, por cierto, a pesar de que Julio Frenk gastaba con manga ancha a costas del erario público buscando afanosamente ser director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), puesto que finalmente perdió de manera por demás vergonzosa.
Y es que en los círculos internacionales cayó sobre Frenk la sombra de la sospecha por su “falta de ética” en la elaboración del Informe Sobre la Salud en el Mundo 2000 en la OMS, Informe que fue su responsabilidad bajo el mando y manto protector de Gro Harlem Brundtland, la entonces directora.
La falta de ética con la que se calificó a Frenk Mora en el ámbito internacional ya le había sido “detectada” por el senador Carlos Rojas, quien precisamente le reclamó en esos términos la muerte en serie de bebés en Comitán. Por cierto, en una comparecencia frívola del secretario ante el Senado. Pero la repetitiva falta de ética de Frenk podría ser también visible al analizar el destino que se da a los “escasos” recursos que tiene la Secretaría para “brindar salud” a los mexicanos.
Y no sólo eso, según la revisión de la Cuenta Pública de 2002 -dada a conocer por los diputados David Penchyna y Víctor Infante-, la Secretaría de Salud subejerció mil 868 millones de pesos, de esos, al menos 20 se le quitaron al presupuesto asignado originalmente al Hospital Juárez. Suficientes para comprar tomografía y resonancia de “punta”, además de una muy buena dotación de medicamentos e insumos.
Así las cosas, el futuro para el Hospital Juárez no es nada halagüeño, al menos así se desprende del presupuesto que le fue asignado para el ejercicio 2003, en el que ni siquiera se consideraron “programas o proyectos de inversión”.
En efecto, de los poco más de 20 mil 131 millones de pesos que tiene para ejercer la Secretaría, 489 millones 846 mil 977 pesos fueron asignados a manera de “transferencia” al Juárez de México para su “optimo” desarrollo y operación. De esos, 338 millones 044 mil 221 pesos se van en pagar “servicios personales”; 20 millones 833 mil 869 en “aportaciones” al ISSSTE y, 8 millones 170 mil 341 pesos en “aportaciones” al FOVISSSTE.
Además, 600 mil pesos son para pagar “honorarios”; 12 millones 150 mil pesos para “incrementos” a las percepciones y, 37 millones 449 mil 920 pesos para “contratación de servicios”.
Aun así, para la “adquisición de materiales y suministros” -que comprenderían medicamentos e insumos- el Juárez cuenta con 59 millones 208 mil 880 pesos, cantidad que parece ser suficiente, pues todavía se puede dar un pequeño lujo al asignar 40 mil pesos a “gastos de apoyo a los sectores social y privado”.
Los conceptos anteriores suman algo así como 476 millones 497 mil 231 pesos, el resto, casi 13 millones y medio se destinaron a un “programa especial de ciencia y tecnología”, que en “servicios personales” consumió 7 millones 438 mil 533 pesos; 5 millones 337 mil 440 en adquisición de “materiales y suministros”, y cerca de 600 mil pesos en aportaciones al ISSSTE y FOVISSSTE.

GASTO DISCRECIONAL

De acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica por médicos residentes del Hospital Juárez, la dirección trata de conseguir tomógrafo y resonancia, pero “donados”, incluso, mencionaron que ya está pactada con el Hospital Ángeles la donación de un “viejo” tomógrafo.
Tales criterios y argumentos suponen una “falta de ética” inexplicable. Baste considerar algunos ejemplos.
En la Cámara de Diputados se encuentra “estancada” la legislación de un proyecto de la Secretaría de Salud (Ssa) para establecer en México un Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), de hecho, más que de la Ssa, es un proyecto de Guillermo Soberón que ya camina bajo la fórmula de inversión “publico-privada”. Ante la imposibilidad de lograr que la federación aportara todo el capital, Soberón recurrió a la técnica empleada para la formación de Funsalud y creo un “Consorcio Promotor” que ya maneja recursos públicos.
En efecto, sin legislación, y según el presupuesto de 2003, la Secretaría asignó al proyecto soberonista casi 50 millones de pesos. Los argumentos de Soberón y Frenk para intentar disponer de dos mil 500 millones de pesos, fueron que México no se puede quedar “atrás” en investigación genómica, mientras que la mayoría de los diputados argumentaron que el país no se podía dar ese tipo de “lujos”, pues la población “sufría” de hambre y de una pésima atención a su salud, generada por la falta de medicamentos, insumos, equipo médico y recursos humanos, entre otros.
La discusión en la Cámara sobre medicina genómica y clonación llegó a extremos inauditos el 15 de enero último, cuando la presidenta de la Comisión de Salud, María Eugenia Galván Antillón -que paradójicamente sirvió de tapete a todas las iniciativas frenkistas-, tuvo una reunión sobre “prevención de la clonación” que derivó en un acto religioso en el que parte del recinto legislativo se convirtió en templo de ceremonias.
De los 49 millones 254 mil 415 pesos “asignados” al Inmegen, 5 millones con 250 mil pesos son para la nómina impuesta por Soberón a Gerardo Jiménez Sánchez, el director del consorcio; casi 25 millones de pesos para la adquisición de “bienes muebles e inmuebles”, y el resto se va en “materiales, suministros, y servicios generales”.
Por cierto que otra iniciativa pretende incorporar al Inmegen al ámbito de los Institutos Nacionales de Salud, cuyo “coordinador”, Misael Uribe Esquivel, estuvo a punto de asumir la Secretaría de Salud ante el vacío que ocasionó Frenk Mora al retirarse de su puesto “a petición de Fox, y en comisión oficial” en aquel vano intento por limpiar su nombre y dirigir la OMS.

UN POCO MÁS

Lo mismo pasó con el seguro popular, antiguo sueño Soberón-Frenk fraguado años atrás en Funsalud, que se hizo realidad en el “antiético” y polémico Informe 2000 de la OMS y, en México, el último día de sesiones de la Cámara de Diputados de esta LVIII legislatura. Según el decreto de Vicente Fox, todo mexicano “pobre” que requiera atender su salud, tendrá que pagar por adelantado para recibir un “paquete” de servicios básicos desconocido, pues aun se encuentra pendiente de elaboración un reglamento.
Para ese seguro, nacido sobre la ilegalidad como “plan piloto”, la Secretaría de Salud destinó también amplios recursos: 293 millones 530 mil 322 pesos, del presupuesto de 2003.
Del total, sólo 177 millones 518 mil 700 pesos son para “subsidios a la prestación de servicios públicos”, el resto, presume el sostén de una monstruosa burocracia. Pero aparte de los pesados sueldos, honorarios y prestaciones, se destinan casi 40 millones de pesos en “servicios de asesoría, consultoría, informáticos, estudios e investigaciones”, jugoso negocio de gran auge en el foxismo.
Bueno, también aparece el sospechoso renglón de gasto llamado “servicios oficiales” por la nada despreciable cantidad de 5 millones 704 mil pesos, a los que se suman otros 6 millones para “vehículos y equipo de transporte, maquinaria y equipo agropecuario”…
El gasto en el seguro popular y su futuro penden de un hilo. Y es que surgido de una imposición “vertical” por Frenk Mora, el seguro popular, de corte eminentemente financiero, nació sin recursos, por eso, su entrada en vigor se pospuso, desde el decreto, hasta enero del 2004. En otras palabras, el seguro popular depende de la conformación de la LIX legislatura de la Cámara de Diputados, de acuerdo a las votaciones del próximo 6 de julio.
Y más, porque Frenk Mora abrió un “duro” frente de batalla al pretender utilizar al IMSS-Oportunidades para lograr los objetivos de “cobertura” del seguro popular. A eso se suma que a pesar de que Frenk Mora inscribe a su engendro dentro del marco de la “Seguridad Social”, el esquema carece hasta de indicios que lo coloquen en ese plano.
No es todo. Para “gastar mejor” los de por sí “escasos” recursos de la Secretaría en proyectos de “mayor necesidad”, surgió entre los propios diputados panistas una instrucción para que las secretarías de Estado prescindieran de las llamadas Subsecretarías de Relaciones Interinstitucionales, surgidas en el “viejo régimen” para “acomodar” a los cuates y realizar tareas de “cabildeo” entre poderes.
En el caso de Salud, y a pesar de la “orden” del Legislativo, se aportaron 23 millones 682 mil 513 pesos, para que Roberto Castañón Romo y, colaboradores, vivan un año más del presupuesto. El grueso de los recursos asignados a Castañón Romo se consumen en “sueldos base, primas, gratificaciones, compensaciones, otras prestaciones y asignaciones adicionales al sueldo”.
Además, la Dirección General de ‘Relaciones Internacionales’ -que supuestamente depende de Castañón Romo, pero que goza de presupuesto propio- destina a “servicios oficiales” 75 de los 102 millones de pesos que tiene para gastar, y todo, “para reafirmar el liderazgo internacional en la materia” y, también para “asesorar a servidores públicos en comisiones oficiales al exterior ante gobiernos e instituciones internacionales”, entre otros de sus “objetivos”.
Ya en el colmo, la Ssa destinó poco más de 9 millones de pesos para “diseñar y desarrollar el modelo del Hospital Universal”, de los cuales, 8 millones de pesos son para “servicios personales”.
En fin, en cosas por el estilo se gasta la Secretaría 21 mil millones de pesos en este 2003…

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