Como presidente del poderoso Movimiento Nacional Anticorrupción (MNA), Víctor González Torres, conocido popularmente como el doctor Simi, había anticipado que emprendería una cruzada contra las trasnacionales farmacéuticas establecidas en México, con el objeto, dijo, de denunciar y acabar con la corrupción que estas generan al utilizar empresas distribuidoras para vender sus productos al sector salud, y mediante las cuales se propicia la corrupción a través de mordidas.
Y en efecto, la tarde del martes 15 de noviembre pasado, el MNA realizó una manifestación pacífica frente al domicilio de la trasnacional suiza Novartis -sobre calzada de Tlalpan-, y le exigió que renunciara “a vender sus productos a través de empresas distribuidoras, con lo cual alimenta la cadena de corrupción en la adquisición de medicamentos, en lo particular, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)”.
Ese día, María Teresa Hernández de Mancilla, directora del MNA, anunció que esa manifestación era “la primera de las muchas que se piensan realizar frente a aquellos laboratorios donde se ha descubierto que utilizan a empresas distribuidoras para evadir impuestos en nuestro país”.
Por cerca de dos horas, el portón de Novartis, que asemeja una fortaleza, se mantuvo cerrado ante las centenas de manifestantes del MNA y de la gente que caminaba por el lugar y que se sumó al acto.
Manifestación al fin, las consignas y pancartas se concretaron a hacer varios llamados a Novartis: “¡Queremos que paguen impuestos como lo hacen en su país!, ¡fuera corrupción!, ¡queremos medicamentos!, ¡reparto justo de utilidades a sus empleados!”, entre otros.
Y es que, acusó Hernández Mancilla, “las trasnacionales violentan las leyes mexicanas de manera cotidiana mediante artilugios legales”, y como ejemplo, citó, los laboratorios “entregan grandes ‘mordidas’ a través de las distribuidoras, para que les compren más de lo debido, destruyendo el sistema de seguridad social en nuestro país”.
Hernández de Mancilla aseveró que “es una práctica común de los laboratorios extranjeros no pagar legalmente sus impuestos, utilizando el sistema de elevar los precios de las materias primas que importan para dejar el dinero fuera de nuestro país, cometiendo el delito de evasión fiscal”. De hecho, remarcó, “como consecuencia de esta evasión que practican, los empleados de estos laboratorios no reciben un reparto justo de utilidades”.
La directora del MNA también aclaró que la manifestación no se realizaba en contra de los empleados de la trasnacional, “sino de las prácticas que esta realiza, para sacar todas sus ganancias del país”.
Y adelantó que el siguiente miércoles realizarían una manifestación similar frente a la Asociación Mexicana de Investigación de la Industria Farmacéutica (AMIIF), al sur de la ciudad, y a quien se le exigiría “dejar de servir como una cueva de ladrones que sirve a la industria extranjera para pagar los sobornos y ‘mordidas’ a los funcionarios públicos y ‘comprar’ a la prensa.”
De hecho, Hernández de Mancilla reveló que las trasnacionales también “dan dinero en forma de ‘donativos’, dizque para investigación; para que la AMIIF lo distribuya entre funcionarios, autoridades y periodistas, a los que le interesa comprar”.
Como remate, mencionó a Rafael Gual Cossío, como “el encargado de este trabajo ilegal”, e indicó que realizarían peticiones a la Secretaría de Hacienda, para que efectúe una auditoría fiscal a este organismo, así como a Gual Cossío, “para que verifique el destino real de los ‘donativos’ que la industria farmacéutica extranjera entrega”.
EL “CIVISMO EMPRESARIAL”
Mientras que nadie de Novartis salió a dar la cara a los manifestantes, Hernández de Mancilla insistió en la tesis del doctor Simi, hoy “candidato ciudadano independiente no registrado a la Presidencia de la República”, en el sentido de que la “batalla frontal contra la corrupción no concluirá hasta que se logre sacar a las distribuidoras del IMSS, y que sean los laboratorios, los dueños de la patente, los que coloquen sus productos de manera directa”.
Pero las prácticas de Novartis continuaron como si nada, es más, en ascenso. Al menos así lo indican serias acusaciones en contra de la trasnacional vertidas a Imagen Médica por personal del CMN La Raza, en concreto, del Hospital de Especialidades “Dr. Antonio Fraga Mouret”, convertido en el foxismo a Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE).
Se acusan infinidad de “actos de corrupción”, entre otros, que el departamento de abasto de esa UMAE, en “contubernio” con Novartis, “han realizado desfalcos millonarios a la farmacia, con la venta de medicamentos, a través de distribuidores, a precio alto, y que todo queda bajo el silencio a través de los sobornos que Novartis otorga a propios y extraños mediante el obsequio de viajes de ‘investigación’ al extranjero, por supuesto, con todo pagado”.
En entrevista con Imagen Médica, Fernando Molinar Ramos, director de la UMAE bajo sospecha, se deslinda de plano de Novartis: “yo no acepto, ni ninguno de los médicos aceptan viajes de seducción, sino áreas de oportunidad en la investigación”.
Molinar Ramos, reconocido experto en Medicina Crítica, revela que Novartis, en efecto, le entregó boletos de avión con destino a Australia, “para ver el comportamiento de casos de trombosis con enoxiparina”, pero aclara que la “adropalina” es más barata, y que les regresaron los boletos.
Molinar asegura que de haber utilizado los boletos y viajado a Sydney no hubiera tenido ningún problema, y reconoce que incluso tenía interés de realizar el viaje, porque dentro de la propuesta Novartis había cosas interesantes sobre Citogenética.
Explica: “cuando hablamos de leucemia mieloide crónica, los pacientes tienen cambios en una cosa que se llama cromosoma, que es genético; el medicamento que ellos tienen modifica los cambios genéticos, entonces hay que medirlos, y eso no lo están haciendo aquí en México”.
“Nos iban a dar el apoyo, pero nos proponían que subiéramos a 67 pacientes más -nosotros tenemos 60-, entonces les dije ¡no!, porque yo no voy contra los intereses del instituto. Sí nos daban proyectos de Citogenética, pero había que subir a los pacientes”.
En larga entrevista, Molinar Ramos responde a todas las preguntas de Imagen Médica, a las acusaciones en su contra y brinda la información documental requerida. Proporciona incluso listado de compras directas a proveedores de 2005 y lo que va de 2006, de ahí se desprende que las empresas distribuidoras de Antonio Pérez y Pérez, llamado por el doctor Simi “el coyote más corrupto del sector salud”, son las que se llevan la más grande tajada del presupuesto para medicamentos, al menos, en esa UMAE.
Novartis no aparece en la lista, pues vende al hospital a través de los “coyotes”. Dice a Imagen Médica: “no nos es posible dar a conocer cifras de venta de ninguna de nuestras divisiones, ya que somos empresa pública y debemos seguir ciertos lineamientos”.
Y para deslindarse de sus viajes de “seducción”, Novartis refiere que forma parte del “Pacto Mundial de las Naciones Unidas” desde 2000, y enfatiza que Novartis México, “en específico, refrendó su compromiso con la ONU en 2005”.
Parte de esta última versión de Novartis es cierta, el 13 de junio de 2005, en uno de los muchos “eventos” habidos en foxilandia, Vicente Fox escuchó decir a Leo Marchosky, presidente y director general de Novartis México, que se suscribía al Pacto Mundial, pero “desde una perspectiva nacional”.
Marchosky se comprometió, además, a “dar un apoyo a la rendición de cuentas y a la transparencia”, mediante “dar cuenta al público de los avances registrados anualmente”.
Y de risa, a través del programa “Bajo el Cobijo de Novartis”, la empresa dice que busca apoyar programas de “civismo empresarial”, que son llevados a cabo “directamente por el personal de la empresa, desde el director general hasta la fuerza de ventas, así como médicos, amigos, familiares y otros miembros de la sociedad…”.
