El peligroso Consejo de abril
La prórroga infernal

Valentín Cardona
2 de abril de 2004

 

Bajo la consigna de ¡fuera Levy!, ¡que renuncie Levy!, poco más de dos mil trabajadores jubilados, pensionados y activos del Seguro Social realizaron un plantón el 30 de marzo último frente a las oficinas centrales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Y no sólo lo gritaron, sino que por escrito, exigieron al líder del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), Roberto Vega y Galina "que en virtud de la ineficacia para resolver la problemática laboral y clínica del IMSS, se demande la renuncia del actual director Santiago Levy".
Como en la marcha mitin del pasado martes 23, ni un alma del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del sindicato hizo acto de presencia, cuando menos, en apoyo de los manifestantes.
Además de la renuncia de Levy, pidieron a Vega y Galina que les muestre y publique el documento mediante el cual el sindicato presuntamente ya depositó -el 29 de marzo- ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, los resolutivos del XXIII Congreso Nacional Extraordinario, es decir, la respuesta al pacto que el 15 de octubre Vega y Galina firmó con Santiago Levy para modificar el RJP.
Y es que la mayoría de los trabajadores despedazaron el pacto el pasado 12 de marzo, y de acuerdo con el documento, los "cambios acordados" deberían de depositarse en la Junta "antes" del 30 de marzo, para que estos tuvieran "vigencia a partir de esa fecha".
Y aunque la mayoría de las consignas en el plantón fueron contra el director "financiero" del IMSS, los trabajadores recordaron a Vega y Galina que "¡si hay traición, habrá destitución!". Recordaron, además, que tienen "memoria histórica".
En efecto, por lejano que parezca, no hay rincón en todo el territorio nacional en donde no se recuerde a Antonio Punzo Gaona como un traidor a su clase, y es que en 1989 Punzo pactó a espaldas de los trabajadores modificaciones a su Contrato Colectivo de Trabajo. Luego de una dura batalla, y como desenlace, Punzo Gaona cayó, y pasó a la historia como traidor por los siglos de los siglos.
Muerto en vida, Vega y Galina ganó el mismo y poco deseado trofeo que Punzo Gaona. Hoy, para los trabajadores, es un "traidor", a secas. Tendrá entonces que cargar con ese estigma por los siglos de los siglos. Pero Vega y Galina no carga sólo con esa cruz, el que más de cerca lo sigue es Federico Arellano Parra, poderoso "vínculo" del sindicato con el IMSS, entre otros miembros del CEN y de la comisión revisora.
 
PELIGRO EN ABRIL
 
Cuenta la historia que Vega y Galina se hizo acreedor al título desde el mes de abril de 2003, cuando al término del Consejo Nacional, salió con que se le había otorgado un extraño "voto de confianza" para que junto con el CEN realizara "análisis, estudios, y negociaciones" relacionadas a la revisión de CCT que se realizaría en el Congreso Nacional de octubre pasado. Ahí empezó el calvario para unos y la lucha para otros.
En su momento, los trabajadores organizados denunciaron que ese "voto de confianza" era una figura "no estatutaria y sin sustento en las leyes laborales". Pero Vega y Galina defendió su "voto", aun bajo la advertencia de que intentar siquiera una modificación constituiría una traición.
Pero lo hizo, a tal grado, que en octubre de 2003 estuvo a punto de ser destituido por los trabajadores, pero se salvó gracias a la intervención de las fuerzas de seguridad dependientes del gobierno de la Ciudad de México, que la madrugada del 10 de octubre desalojaron a los congresistas. Por primera vez en 60 años de existencia del gremio, Vega y Galina vulneró la autonomía sindical.
Hoy, a pocos días de que se realice el Consejo Nacional, en el que se tendrá que decidir el aumento salarial que el sindicato propondrá a la institución en octubre próximo, el fantasma de una nueva traición recorre los pasillos de las 37 secciones del gremio.
Y es que existe la posibilidad de que tanto Vega y Galina y la cúpula del CEN saquen de nuevo un "voto de confianza", para, "en forma responsable", seguir "analizando modificaciones" en particular al RJP.
El pasado 13 de marzo concluyó el Congreso Nacional Extraordinario y de ahí emanaron siete puntos "acordados" por los trabajadores. Ese sábado, el CEN hizo circular en hojas tamaño carta con el membrete del sindicato los "resolutivos" del XXIII Congreso, el mismo que, dos días después, se entregó a Santiago Levy. Finalmente, el 16 de marzo Vega y Galina hizo desplegar los resolutivos en la prensa nacional.
Pero simultáneamente circuló un aviso aterrador en algunas secciones del Distrito Federal y en el mismo edificio sede del sindicato, se trata de un documento similar al emitido por el CEN -en papel membretado- pero firmado por los "delegados efectivos" del XXIII Congreso. La hoja contiene un octavo punto adicional que dice: "En forma responsable se acordó continuar con los estudios que permitan dar permanencia, viabilidad y fortalecimiento al RJP".
En una reunión plenaria del CEN, una docena de secretarios generales -algunos de los señalados como traidores- de algunas de las secciones del interior del país, señalaron a Vega y Galina estar cansados y "hasta la madre" de permanecer "en peligro y secuestrados por una bola de cabrones" cada vez que se realiza un Congreso o Consejo en la Ciudad de México, y le pidieron que, el próximo, se realice en una sede alterna.
Vega aceptó, y por "acuerdo general" del CEN, el Consejo Nacional del 7 de abril se realizará en Aguascalientes.
 
EL PETATE DEL MUERTO
 
Ya se esperaba, por lo que a nadie tomó por sorpresa. En una acción sin precedente en la historia del Seguro Social, Santiago Levy emprendió una inútil campaña mediática en la que pone a los trabajadores del IMSS en el centro del huracán, como si ellos fueran los responsables de todos los males de la institución.
Toneladas de tinta mercenaria han sido derramadas en periódicos y revistas nacionales. Los mercenarios, en los más de los casos "prestigiados analistas" en materia "económica", invitan y en algunos casos llegan al extremo de exigir al gobierno cometer una masacre. Los mismos mercenarios lo han repetido en los espacios que gozan en la radio y, cuando pueden, hasta en televisión.
Pero si Santiago Levy lo que quiere es ver sangre, seguro que sangre va a correr. Los trabajadores que iniciaron la defensa de sus prestaciones desde abril del año pasado están decididos a seguirlo haciendo: "si es necesario defender con nuestra vida lo que tenemos, lo vamos a hacer" han advertido. Y no hay la menor duda, de ser necesario, lo van a hacer.
En el colmo del linchamiento mediático, el mismo Consejo Técnico del IMSS se aventó un desplegado en la prensa nacional el último día de marzo. El mensaje, igual que los personajes que integran al Consejo, es oscuro y difuso. Sin más discurso que el de Levy, ahora hablan de un pacto "incumplido", y amenazan con usar la ley en "defensa" de la institución.
Parecen desconocer de plano que Vega y Galina y la cúpula el sindicato están obligados a cumplir y a hacer cumplir a quien sea los resolutivos del XXIII Congreso. Hoy, Santiago Levy puede sacar mil convenios o pactos firmados por Vega y la cúpula juntos, pero ni valen, ni sirven. La lección es que en un país regido por leyes, las bases deciden y punto; así es la democracia.
Hoy, los mexicanos tienen que aguantar tres años más de inútil y peligroso gobierno foxista; ni modo, así es la democracia. Hoy, los trabajadores del IMSS tienen que soportar la embestida de Vicente Fox a través de Santiago Levy; y los trabajadores van a ganar.
Hoy, ya sin amenazas mezquinas, y si es que los tiene, Santiago Levy debe sacar los "trapos sucios" de Vega y Galina y de toda su cúpula sindical; convenios, pactos y demás. Ya no sirven más que para seguir con el lodazal. Santiago Levy, Vega y Galina y su cúpula se pudren en vida, pero las bases van a apoyar a las figuras sindicales, con todo, en defensa de sus prestaciones.
De hecho, las bases están más vivas y atentas que nunca, y no han visto mal el "manual básico de preparativos para la huelga" que difunde el CEN a través de su página en internet, ni tampoco las muestras de solidaridad de otros gremios sindicales. Se preparan pues, para la guerra.
El Consejo Técnico insiste en que el problema más grave de desfinanciamiento del Seguro Social es el RJP, se "prepara" para el "conflicto económico" y trata de tapar de manera inaudita los verdaderos problemas de la institución: la corrupción, la impunidad, y el rotundo fracaso de las llamadas reformas 95-97 de la Ley del Seguro Social.
Basta con iniciar la auditoría pública a todos los seguros del IMSS, nomás desde Ricardo García Sáinz hasta nuestros días, para que empiece a fluir la información, se destape la cloaca, y se conozca a dónde fueron a dar los fondos de los trabajadores de la institución.
El pronunciamiento del Consejo Técnico está firmado por los eternos "charros" sindicales Netzahualcóyotl de la Vega García , Javier Freyre Rubio, Ignacio Cuauhtémoc Paleta y Raúl Hernández Vega; eso es bueno, porque en suma, pierde credibilidad.
Y para hacerlo más débil también lo signa el sector patronal. León Halkin Bider, Raúl Alejandro Padilla Orozco, Ernesto Rubio del Cueto y Alejandro Martínez Gallardo incrustaron sus nombres en ese monumento a la impunidad. Ellos, como beneficiarios directos del sistema, saben mejor que nadie quienes son los que "no han hecho la parte que les corresponde".
Por eso no es casual que ni Carlos Abascal Carranza, ni Julio Frenk Mora, ni Francisco Gil Díaz, secretarios del Trabajo, de Salud y de Hacienda respectivamente, firmaran el desplegado. Los tres enviaron a sus suplentes, funcionarios de poca monta, a batirse junto con Levy en el escremento: Fernando Franco González Salas, Enrique Ruelas Barajas y Cecilia Barra y Gómez Ortigoza, también respectivamente.
Nomás para cerrar el circo legal aparece la firma de Juan Moisés Calleja García, el poderosísimo y momificado secretario general de la institución.
Ahora dicen los del Consejo Técnico que "darán" una prórroga al sindicato. De nada sirve y a nadie asusta, pero sí se convierte en una prórroga infernal.

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