“Ni un voto al PRI”
Concepción Castañeda se hace el harakiri


Valentín Cardona

22 de julio de 2004

 

“Ni un voto al PRI, ni al PAN, ni a cualquier hulero”, se escuchó a coro de consigna al término de la reunión extraordinaria de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados en la que, como se esperaba, una mayoría panista-priísta evitó cualquier debate y se centró en la aprobación de la iniciativa Beltrones, la que pretende modificar los artículos 277 D y 286 K de la Ley del Seguro Social.
Y es que justo al mediodía del jueves 21, al término de la reunión en la que 8 diputados del PAN y 8 del PRI votaron a favor del dictamen de la iniciativa, un grupo de secretarios del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social -invitados a la reunión- se enardeció y explotó en consignas contra los diputados. “Ratas asquerosas” y “traidores”, fue lo menos que los legisladores escucharon.
“Horcasitas, ojalá que te atiendas en el IMSS; y tú también Concha”, gritaron también en referencia al panista Juan Molinar Horcasitas y a la priísta Concepción Castañeda Ortiz, está última, “líder” de los trabajadores sindicalizados del ISSSTE, y que, con su voto a favor de la iniciativa, asestó un duro golpe a los trabajadores sindicalizados del país que cuentan con un Contrato Colectivo de Trabajo.
De acuerdo con testimonios de algunos legisladores, Castañeda Ortiz se hizo el harakiri, pues su voto en contra del sindicalismo democrático es un claro símbolo de que negoció ya, “a espaldas de los trabajadores” la propuesta de reforma a la Ley del ISSSTE y que pretende ser “espejo” de la del IMSS.
Lo cierto es que bajo oscuros e inciertos intereses, Concepción Castañeda hizo suyo el sucio y doble discurso de su jefe Joel Ayala Almeida, pues hasta antes de la presentación de la iniciativa Beltrones en el Senado, la lideresa defendía la tesis de que no debe haber ningún cambio en los derechos adquiridos de los trabajadores “sin antes consultarlos precisamente a ellos”.
Y no solo eso, sino que al aprobar la inconstitucional injerencia del Congreso de la Unión en asuntos estrictamente laborales, que despedazan literalmente las relaciones de trabajo patrón-trabajador, Concepción Castañeda echó por tierra también su reiterada postura de que los problemas del IMSS deberían ser resueltos entre “la dirección y el sindicato”.
En fin…, fuera la máscara, se descaró como una “charra” más.

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