DuPont:
Crecer envenenando
Primera parte


Valentín Cardona
2 abril de 2001

 

La historia de DuPont, es una historia ligada a la producción de venenos y explosivos.

Para alcanzar el poderío mundial que hoy posee, partió de la producción de uno los productos más letales y terribles para la humanidad: El tetraetilo de plomo.

Luego de contaminar despiadadamente al mundo con sus "innovadores" productos, hoy DuPont anuncia en su publicidad con orgullo, "que a sus trabajadores no sólo se les invita, sino que se les exige trabajar en programas de seguridad, salud y protección al medio ambiente."

Hicieron de México el país donde se puede todo, donde la impunidad crece y permanece al amparo de la autoridad. Así, cuando el gobierno de los Estados Unidos decidió poner un alto a la contaminación letal en su país y ordenó a DuPont suspender la producción del veneno, México la recibió con los brazos abiertos.

Aliada con Petróleos Mexicanos (Pemex) desde tiempo atrás, DuPont siguió la producción del mortal veneno, y en efecto, desde 1960 DuPont estableció en México en coinversión con Pemex la empresa Tetraetilo de México, S.A. de C.V., en Pajaritos, Veracruz. 36 años después, la empresa cerró bajo la sospecha de sucias operaciones, y ante la presión persistente de grupos ecologistas y asociaciones civiles decididas a poner un alto a la contaminación asesina.

Hoy, el presidente Vicente Fox sella con broche de oro parte de la exitosa historia de DuPont. Raúl Muñoz Leos, empleado de la trasnacional desde 1964, luego presidente y director general desde el primero de julio de1988, hasta el 31 de noviembre de 2000, se integró al gabinete foxista como director general de la empresa paraestatal más importante del país: Pemex. La mejor socia y compradora de DuPont los últimos 40 años.

EL VENENO

De acuerdo con la historia, desde 1878 Harnak probó la capacidad tóxica del tetraetilo de plomo, y comprobó que se trataba de un veneno letal con cualidades de ser absorbido por la piel. Pero la industria del automóvil vivía sus momentos de esplendor ante lo que los industriales decidieron unilateralmente su producción, para aumentar el octanaje de la gasolina.

Fue entonces cuando General Motors, DuPont y Standard Oil, decidieron fabricar en gran escala el tetraetilo, lo que ocasionó que entre 1921 y 1925 fueron documentadas y comprobadas muertes de trabajadores en las tres trasnacionales. Ante la adversa situación, las corporaciones pagaron estudios científicos en los que "demostraron" que las muertes de los trabajadores se habían debido al mal manejo de la peligrosa sustancia química.

Pronto les fue demostrado que más allá de las muertes casi inmediatas de los trabajadores que producían el aditivo, se causaba una terrible contaminación atmosférica derivada de la combustión de la gasolina mezclada con el plomo.

Pero tampoco fue suficiente, las extraordinarias ganancias que obtenían les dieron el poderío suficiente para comprar voluntades y operar en la más absoluta impunidad.

60 años después, cerca de 7 millones de toneladas métricas de plomo, habían cubierto la tierra y los mares, además de encontrarse en el viento y en todos los cuerpos de los organismos vivos del planeta.

Cuando la conciencia mundial para el cuidado de la ecología despertó, las naciones industrializadas obligaron a los productores del veneno a cerrar sus plantas, pero hubo países que los recibieron con los brazos abiertos. Y México fue uno de ellos.

En 1985 la Agencia para la Protección al Ambiente (EPA) -por sus siglas en inglés-, dependiente del gobierno de los Estados Unidos, dio a conocer un estudio que reveló que unos 5000 mil norteamericanos morían anualmente por enfermedades del corazón causadas por envenenamiento con plomo, y un año después, el plomo fue declarado fuera de la ley como aditivo de la gasolina en los Estados Unidos.

Obligada DuPont a cerrar sus plantas de producción de tetraetilo de plomo, buscó aliados y encontró en Pemex uno de los mejores.

Otras naciones industrializadas buscaron el cobijo de países de tercer mundo, también llamados países en vías de desarrollo, o países de economías emergentes, y los encontraron.

Pero no es todo, DuPont también contribuyó al envenenamiento de miles de personas y miles de hectáreas de tierras de riego en Tamaulipas con su planta "Química Flúor" que compartía en sociedad de Carlos Slim Helú.

Muñoz Leos fue miembro del Consejo de Administración de Química Flúor, S.A. de C.V. y paradógicamente, mientras sus empresas contaminaban despiadadamente, era miembro del Consejo Directivo de la Fundación Mexicana para la Salud.

A pesar de que la contaminación disminuyó desde 1996, expertos explican que la contaminación podría permanecer por décadas, y los efectos del envenenamiento pueden ser sentidos por varias generaciones de mexicanos.

El cierre de la planta de explosivos de DuPont en México coincidió también con el período de Muñoz Leos como presidente y director general de la trasnacional, y casualmente, su nombre siempre fue protegido por sus subordinados, quienes siempre salieron en su defensa.

EL PREMIO

De una entrevista de semblanza realizada a Raúl Muñoz Leos por la revista Líderes Mexicanos, se desprende que Muñoz Leos no se esperaba el llamado de Vicente Fox para dirigir Pemex, pues en un principio lo había propuesto la Secretaría de Energía, "a la que no estaba muy inclinado".

La respuesta parece temeraria, ¿Qué ventajas y qué desventajas le ve? -a Pemex-, le preguntaron, Muñoz Leos respondió: "Pemex es una empresa maravillosa, tiene grandes posibilidades, pero por otro lado tiene grandes carencias, falta de recursos."

Antes, Muñoz Leos se refirió a las diferencias entre DuPont y Pemex: "Muchas, todas. Pemex es una empresa con objetivos totalmente diferentes, muy grande y con recursos muy limitados y DuPont era una empresa muy noble con mayores recursos, sobre todo para invertir en la gente.". Dijo.

Dos meses y días después del nombramiento del empresario Muñoz Leos, llegaron Carlos Slim Helú, Lorenzo Zambrano Treviño, Alfonso Romo y Rogelio Rebolledo a formar parte del consejo de administración de Pemex. Designados por el presidente Fox para dar a Pemex una orientación empresarial, fueron calificados por la prensa como "prominentes empresarios, y magnates", entre otros.

Los beneficiarios de las privatizaciones se prestaron a ocupar las posiciones estratégicas para entrar de lleno "al estudio" de Pemex para ayudarle, se dijo, "a salir de sus problemas".

Aunque se desconoce el monto de su fortuna, en "Las familias más ricas y poderosas de México durante los últimos cien años" el nombre de Raúl Muñoz Leos aparece clasificado como uno de "los famosos 300 grandes de México", y se le relaciona con DuPont, S.A. de C.V.

La suya es una historia de triunfos, en 1964, cuando ingresó a DuPont a trabajar en el área de producción, Muñoz Leos tenía 25 años, e invirtió en DuPont 35, pero su esfuerzo no fue en vano, 24 años después de su llegada se convertía en uno de los hombre más poderosos del país.

De triunfos es también la historia de DuPont, de acuerdo con Lincoln Kitman, "en marzo de 1922, Pierre DuPont escribió a su hermano Irenee DuPont -quien era el presidente de DuPont-, que el tetraetilo de plomo ‘es un líquido incoloro de odor dulzón, muy venenoso si es absorbido a través de la piel, que resulta en envenenamiento por plomo de inmediato.’

Así, en 1923 empezó la producción industrial de tetraetilo y las enormes ganancias les permitieron contribuciones y financiamientos a las campañas políticas que aseguraron a DuPont el apoyo de influyentes políticos."

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